Ara Malikian: «Me deniegan la nacionalidad mientras a otros que no viven aquí se la regalan»

Año tras año, durante el último lustro, la administración le fue requiriendo documentación que fue cumplimentando y entregando correctamente. «Ya me encontraba en el último paso del proceso», indica. Tan solo le queda esperar el veredicto, que ha sido negativo. «Si hubiese optado por pedirla a través de enchufes ya la tendría pero lo hice por la vía legal», explica Ara Malikian al otro lado del teléfono desde Marsella, donde mañana ofrecerá un concierto.

El músico, que se instaló en España en 1998, «pude irme a vivir a Londres pero preferí este país porque me gusta», ha desarrollado durante quince años una intensa labor profesional. Concertino de la Orquesta Sinfónica de Madrid, formación titular del foso del Teatro Real, entre 1999 y 2007, actualmente lidera varios proyectos con un fuerte contenido divulgativo que permite el acercamiento de todos los públicos a la música clásica -en espacios como el Teatro Español o los Teatros del Canal-, además de girar con ellos por numerosas ciudades españolas. También presenta un programa para niños en TVE, «Pizzicato».

Malikian explica que puede solicitar la revisión de su caso acercándose a la administración que la tramita, «pero no sé si un día tendré tiempo para esperar cuatro horas de colas para que me digan lo que ha pasado». Asegura también que para él no es imprescindible tener la nacionalidad, «como para otros que la necesitan para no salir del país», pero admite que sí ayuda a facilitar los trámites en algunas gestiones. «Tener la nacionalidad española ayuda pero se puede vivir también como libanés».

El músico insiste en que ha preferido seguir la vía legal, «no he querido casarme aunque todas mis parejas han sido españolas, lo he querido hacer por la vía más honesta, y al parecer no es la más eficaz».

Tras vivir quince años en España y pagar sus impuestos en nuestro país -«no he sido tan listo para ir a un paraíso fiscal », bromea-, Malikian reconoce sentir cierta frustración. «A todos mis amigos que la han pedido se la han concedido, me siento un pringao», bromea. Tambien ante la distinta vara de medir utilizada en otros casos que sí han obtenido el pasaporte español: «Es muy fuerte que a otros que no viven aquí le regalen la nacionalidad, y a los que vivimos aquí nos la denieguen».