Don Giovanni pierde su soltería
Dmitri Tcherniakov presenta hoy en el Teatro Real al mito mozartiano como la víctima de una conspiración en una producción que cuenta con el debut en el papel de doña Elvira de Ainhoa Arteta
susana gaviña
Doña Ana, hija del Comendador; don Ottavio, su novio; Masetto, novio de Zerlina... Hasta ahí, todo normal. Ellos son algunos de los personajes de «Don Giovanni», ópera compuesta por Mozart en 1787, y de la que existen dos versiones, la de Praga y la de ... Viena (que será la que se escuche ahora). El lío empieza cuando a Zerlina, una campesina en el libreto original de Lorenzo Da Ponte , se la transforma en la hija del primer matrimonio de doña Ana; a doña Elvira –antes una dama de Burgos– en prima de esta, y a Leporello –criado de don Giovanni– en un pariente lejano del Comendador. Y por si no era suficiente, don Giovanni pasa de ser un antiguo amante de doña Elvira a esposo de esta. Sí, el mito libertino pierde su soltería en la versión ideada por el director de escena Dmitri Tcherniakov que llega esta tarde al Teatro Real en una coproducción realizada por el Festival de Aix-en-Provence , el teatro Bolshoi de Moscú –en ambas plazas ya se ha podido ver– y la Ópera de Toronto.
Para no perderse durante las ocho respresentaciones, hasta el 24 de abril, es imprescindible tener claros los nuevos vínculos, aunque también «conocer muy bien la ópera de Mozart permitirá a los espectadores disfrutar más de ella, pues entenderán la relación entre el texto y el escenario, si no tendrán que realizar un gran esfuerzo para enterarse», reconoce el propio Tcherniakov, muy dado a introducir su personal versión de las obras, con cambios muy notorios, como ya sucedió en «Eugene Oneguin» y el más reciente «Macbeth» de Verdi .
Las diferencias sociales entre los personales, el director de escena las ha transformado aquí en «diferencias generacionales ». Pero los cambios no acaban ahí. La localización original, Sevilla, desaparece y deja de tener relevancia. «Todo transcurre en un pequeño espacio, una casa burguesa contemporánea sin ventanas, porque para mí “Don Giovanni” es una obra de cámara donde lo más importante son las personas». Tampoco el tiempo, pues la acción, que se desarrollaba en horas, pasa a prolongarse durante semanas.
Infidelidad
Consciente de que sobre este mito se han realizado innumerables versiones, Tcherniakov asegura que su lectura no es la del «iniciador del mito, sino la del que lo acaba. Es un resumen de todo lo que sabemos sobre él». Así, presenta un don Giovanni «cansado, que ha vivido numerosas experiencias –esperanzas y decepciones»–, pero al contrario de cargar las tintas contra él, lo reivindica, «pues no le podemos reprochar nada, tan solo seduce a Zerlina». En cuanto a su falta de exclusividad, «que es lo que busca doña Elvira», considera que la infidelidad enriquece la experiencia de los personajes femeninos «ensanchando los límites de su vida. Hoy la fidelidad es un problema muy complicado que ya no vemos de una manera tan unilateral», argumenta el director ruso.
«Existe una confabulación contra don Giovanni»También presenta al mito como víctima de una conspiración . «Existe una confabulación para quitárselo de encima, pues él ha liberado a la gente de unas reglas que son diferentes de las establecidas por el sistema, y eso no se lo perdonan». Para Tcherniakov las preguntas claves que plantea esta producción son dos: « Para qué y cómo seduce don Giovanni no solo los cuerpos, sino también las almas».
Cambiar los tempi
Para el director musical, Alejo Pérez («Ainadamar», «Rienzi») la colaboración en esta producción no ha resultado fácil. «No ha existido un trabajo en equipo. He tenido que buscar un punto intermedio entre el cantante y su trabajo escénico y la música». Y confiesa que la propuesta de Tcherniakov le ha obligado «a adaptar algunos tempi». En cuanto a la partitura, se siente «fascinado por la capacidad de Mozart para pintar musicalmente cada personaje de manera diferente tanto desde la orquestación como estilísticamente».
«Ainhoa Arteta es una mujer con mayúsculas»Sobre el reparto, el director ruso no ahorró en elogios hacia la soprano española Ainhoa Arteta , que debuta el personaje de doña Elvira (su presentación en el coliseo madrileño fue la pasada temporada con «Cyrano de Bergerac»). «Es una mujer con mayúsculas. Lo entiende todo bien. Algunos cantantes cantan de manera automática, sin pensar, pero con ella hemos parado mucho para hablar de los detalles. Se reía mucho y como mujer entendía muy bien lo que pasaba. Me encanta cuando los cantantes aportan su experiencia. Ainhoa Arteta es muy sensible, y, como española, muy temperamental, como un torrente al que a veces tenía que poner límites», bromea.
Completan el reparto Russell Braun (don Giovanni), Anatoli Kotscherga (Comendador), Christine Schäfer (doña Ana), Paul Groves (don Ottavio), Kyle Ketelsen (Leporello), David Bizic (Masetto) y Moja Erdman (Zerlina).
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