El sistema eléctrico del Teatro Real se confabula contra Walt Disney

La ópera finalmente ha visto la luz en España -a la English National Opera viajar á en junio-, con más éxito de público que de crítica -al menos aquí-, pero su recorrido no se ha visto exento de problemas.

Si ya durante el ensayo general, el montaje sufrió algún incidente, que se subsanó inmediatamente, el miércoles de la semana pasada, poco antes de iniciarse la función, volvieron a surgir problemas, que según fuentes de ABC, «impidieron que la representación se desarrollara con normalidad». Algo de lo que «en ningún momento» se hizo partícipe al público.

Un portavoz del Real explicó ayer a ABC que el incidente se debió a «una interferencia eléctromagnetica en el sistema eléctrico», lo que «ocasionó que se produjeran ciertas modificaciones en los efectos visuales de la escenografía de la producción». Dichas modificaciones afectaban a uno de los brazos del robot que preside la escena y desde el que se decuelgan una serie de velos que sirven de pantalla para la proyección de imágenes, elemento fundamental en el montaje ideado por Phelim McDermott., que ese día funcionaron de manera parcial.

Sin embargo, desde el coliseo madrileño insisten que «el espectáculo se desarrolló dentro de parámetros y sin incidencias significativas, y que de hecho la representación tuvo bastante buena acogida», por lo que no han considerado pertinente la devolución del precio de las localidades por no haber podido mostrar el espectáculo al cien por cien de sus posibilidades.

«Tal y como establecen las condiciones de venta la única causa admisible para la devolución del importe de las mismas es la suspensión del espectáculo antes de su inicio», indican las mismas fuentes.

Tal vez haya sido Walt Disney quien haya conjurado el sistema eléctrico del Real al no estar muy contento con la versión presentada sobre su vida, o tal vez que los hilos de sus herederos, siempre reacios a permitir la profanación del mito, sean más poderosos de lo que Mortier pensaba.