Jimi Hendrix: una guitarra que sigue echando humo

Hendrix vivió poco, apenas veintisiete años y unos meses, y justamente ahora, un 27 de noviembre , si un colocón no se lo hubiera llevado por delante una madrugada londinense del 18 de septiembre de 1970, se habría plantado en los 70 .

Pero este prestidigitador de las seis cuerdas, este endemoniado hechicero de la guitarrra , nunca tuvo pinta de ir a hacerse mayor, aunque junto a estas líneas le hayamos colgado cinco décadas y pico encima.

A los dieciséis años, su padre le compró una guitarra y desde ese día la Historia esperó que Jimi la pusiera en llamas, como hizo en el Festival de Monterey del 67 , en pleno Verano del Amor. Primero la hizo el amor, luego la incendió. Pero no fue un sacrificio en vano. Porque aquella guitarra era un molotov, y en su contenido estaba toda la rabia (también podemos decir odio) de los pieles rojas (su madre) y de los negros (su padre) que corría a todo trapo por las venas de Hendrix .

Como músico, se había curtido con buenas bandas de blues y de rock and roll primigenio, como guitarrista de tipos tal que Little Richard , quien al final no pudo resistir la sobrecogedora presencia escénica del guitarrista de Seattle, que le robaba todos los planos posibles. Hasta que Jimi pensó en crear su banda, la Jimi Hendrix Experienced , avalada por Chas Chandler , entonces bajista de los Animals , que flipó con Hendrix cuando le vio tocar en Nueva York.

Viaje a Londres y camino del triunfo, aunque Jimi y el grupo solo podrían llegar a grabar tres álbumes. Eso sí, imprescindibles: «Are You Experienced» , «Axis: Bold as Love» y el doble «Electric Ladyland» . No obstante, Jimi grabó muchísimo material en el estudio que no llegó a publicarse, que con el tiempo ha ido apareciendo, y también se registraron distintas actuaciones en directo, que muestran al genio de la guitarra eléctrica como un artista poseído por los mismísimos dioses del talento, la virguería instrumental y el carisma de los pocos elegidos que cambian los tiempos.

Pero bajo la alargada sombra de estas seis cuerdas de su Stratocaster también existía un gran compositor y un no menos convincente cantante, desgarrado, apasionado, sensual. Además, fue uno de los primeros músicos de la Historia del Rock And Roll que supo ver hasta qué punto podía ser interesante y rompedor el trabajo en el estudio, la tecnología, el uso de los amplificadores, de los pedales.

Hendrix reinventó la guitarra eléctrica. Bajo el huracán de sus decibelios, palpita una de las personalidades más apasionantes de la música popular. Un tipo que le sacaba las entrañas a su instrumento, que lo convirtió en una demoledora máquina social, cultural musical y hasta política. Lo dicen los hechos. Como su interpretación del himno norteamericano «Barras y Estrellas» en Woodstock en la mañana del 18 de agosto de 1969 a las nueve de la mañana, sobrecogedora, simulando vuelos y bombazos, distorsionando hasta la desolación su guitarra, poniendo patas arriba la política del país.

Jamás una guitarra clamará, llorará, rezará y estallará como entonces. La tocaba un tipo que este 27 de noviembre habría cumplido setenta tacos. Aquella guitarra sigue echando humo .