La mordaz crítica de la que no se libró ni Picasso

Con el 'Amor vencido' de Cecilio Plá, que obtendría la tercera medalla de la Exposición Universal de París de 1900, tampoco tuvo compasión Xaudaró. En su 'Exposición Cómica' que publicó el 13 de mayo a doble página, el cortinaje de la pintura se convirtió en un traje con una mano censora y el querubín lloroso pasó a suplicar: «¡Ya no lo haré más!».

El humorista se paseó por la cita nacional de arte que se celebraba cada dos años en Madrid y mostró en la revista una selección de unos veinte cuadros, pasados por su desinhibido filtro de humor. Como si hoy nuestro Nieto recorriera la feria de ARCO y sacara punta a las obras que más le llamaran la atención, sin temor a no ser políticamente correcto. Ahí va el reto, amigo.

Xaudaró, que en lugar de ratas tenía a un ubicuo perrito, se atrevió con el retrato del duque de Bailén de Salvador Martínez Cubells, aflorando las costillas de su anatomía, a modo de uniforme. También con el 'Éxtasis' de un novicio al pie de la cruz de Santiago Rusiñol, que pasó a ser el de un joven ante una raspa de pescado que decía: «¡Estoy de bacalao hasta aquí!».

En páginas anteriores, la revista había ofrecido numerosos grabados de los cuadros de la Exposición. Decía que era «una de las más iguales y mejores en su nivel medio de cuantas se han visto en Madrid de muchos años a esta parte». Se felicitaba de que había «menos cuadros francamente malos», pero echaba en falta también «obras de mérito sobresaliente, revelaciones de artistas nuevos, obras que hacen época». (¿Habrá de estas 'obras que hacen época' en ARCO 2025?)

Noticia Relacionada

El Melómano de Chamberí, pillado 'in fraganti' por (la falta de) los pelos

Mónica Arrizabalaga

De la pintura de Picasso, de casi dos metros de alto por dos y medio de ancho, tasada por su autor en 2.000 pesetas, no queda más que el recuerdo cómico de Xaudaró. Dicen los expertos que el artista malagueño seguramente se sirvió del lienzo para pintar de nuevo sobre él. ¿Influiría en su decisión la versión del viñetista? Quién sabe. Si así fue, Xaudaró probablemente nunca se enteró. Las críticas a su mordaz lápiz, si las hubo, no llegaron a mayores porque en la siguiente Exposición de Bellas Artes celebrada en 1901, volvió a publicar unas 'Notas cómicas', junto a su colega, el escritor y también humorista Juan Pérez Zúñiga.

Plá y Rusiñol volvieron a caer en las redes de los dibujantes, pero también otros nombres afamados como José Moreno Carbonero o Joaquín Mir. Incluso el ilustre Joaquín Sorolla. Entre las obras que presentó el artista valenciano figuraba 'Madre', un homenaje a su mujer, Clotilde, a quien retrató en la cama junto a su hija Elena recién nacida. En la caricatura de los viñetistas, las sábanas blancas mutaron en un campo de nieve y las protagonistas en una bota y un melocotón. «En la nieve hay una bota sin tacón, y a las cuatro leguas un melocotón», escribieron.

Aún hubo otra obra de Sorolla seleccionada en estas 'notas cómicas'. 'Triste herencia' mostraba a un monje que ayudaba a varios niños con alguna discapacidad a tomar un baño en el mar como medida terapéutica. En la versión de Pérez Zúñiga y Xaudaró los pequeños y su acompañante se convirtieron, sin embargo, en esqueletos de una «danza macabra con su bastonero».

¿Qué habría criticado Xaudaró si hubiera visitado los pabellones de Ifema en estos días? ¿Se habría fijado en el político 'Lavado de cara' de Eugenio Merino? Intriga pensar qué habría dibujado después.