Todos los matices de España, una historia política a través de los colores
El historiador Jordi Canal coordina un volumen que explora nuevas formas de contar la historia
Manifestación republicana en Sevilla
La bandera rojigualda, la republicana de franja morada, la negra, la roja y la rojinegra anarquista y falangista; el negro clerical, el negro liberal, los blancos realistas y carlistas, las boinas negras y rojas, las escarapelas de colores varios, el mono azul proletario y las ... camisas azules mahón..., el negro Pasionaria, las cintas verdes y moradas del Trienio Liberal, el «miedo al rojo», los azules, los rojos, la España negra, los sindicatos amarillos, las damas blancas, negras y rojas de principio del XX, el terror blanco y el terror rojo, el gris y los 'grises' franquistas, el verde y naranja de la UCD, el rojo del PSOE y el PCE, las manos blancas contra ETA, el violeta feminista, el verde ecologista, las corbatas azules conservadoras, las amarillas liberales, las verdes monárquicas, el arco iris LGTB, las mareas de distintos colores tras la crisis de 2008, el magenta UPyD, el naranja CS, el morado Podemos, el verde Vox, el azul de la UE, el amarillo 'indepe'... En fin, toda una paleta de colores con la que pintar una historia de España, concretamente su historia política.
A este propósito es al que el historiador Jordi Canal (Olot, Gerona, 1964) ha consagrado un ameno pero, a la vez, muy fundamentado volumen colectivo que trata precisamente de explicar la historia de España por una vía hasta ahora inexplorada. 'Los colores de la política en la España contemporánea' (Prensas de la Universidad de Zaragoza y Marcial Pons) es, como explica el mismo historiador en un encuentro con ABC, un paso más en su permanente inquietud por, además de profundizar en un campo de estudio concreto, encontrar nuevas formas de contarlo. «Uno de los deberes del historiador es encontrar nuevas maneras, y más complejas, de explicar la realidad. Y hacerlo a través de los colores abría esa posibilidad», explica.
Jordi Canal
Canal, profesor de la École des hautes études en sciences sociales de París y especializado en estudios sobre el carlismo, ya sorprendió en su momento como coordinador de la colección 'La España del siglo XX en siete días' (Taurus), donde a partir de desmenuzar todo lo ocurrido en siete fechas concretas reconstruía distintos periodos. Ahora, con la historia de los colores y la política –la «cromopolítica», sintetiza– da un paso más. «Apenas había precedentes», reconoce Canal, y a los historiadores a los que les hizo la propuesta «en un primer momento les chocó, pero enseguida lo vieron». «Comienzas a indagar, y en seguida surgen ejemplos, y vas tirando del hilo», explica el historiador, que reconoce que hay muchas puertas que se abren. «Se podría hacer una historia de España a través de la bebida, o de la alimentación...». En definitiva, apunta, «la idea es preocuparse de lo que preocupaba a personas de épocas pasadas. Uno de los grandes problemas actuales es el presentismo, analizar el pasado con claves del presente... Y el historiador tiene que hacer un esfuerzo para hacerlo pensado en el pasado. Qué hacían, qué pensaban, cómo actuaban... Y para reconstruir el pasado, todo es válido: la moda, la alimentación, la bebida...». Y los colores.
«¡Viva el Rey! ¡Viva la Religión! ¡Muera la nación! ¡Mueran los negros!». La muchedumbre que acompañó a Fernando VII en el Puerto de Santa María en 1823 en el estreno de la Década Ominosa no pedía la muerte de ninguna persona de color, sino de los liberales, a los que a partir de ese año se identificó como «negros». «El negro liberal es interesante, una peculiaridad de España y Portugal. Es el negro opuesto a la pureza del alma. Con la llegada de Fernando VII se intenta ver si los servidores del Estado son puros, es decir blancos, no manchados de liberalismo. Y de ahí surge el término negro, que llega hasta el siglo XX, sobre todo en el País Vasco y Navarra, donde más arraigó el carlismo», apunta Canal, que destaca la resignificación del color a lo largo de las décadas. «Ya en el siglo XIX el negro lo adoptarán los anarquistas, y luego en el XX los falangistas... y luego ya de manera reciente, los Black Block...», añade.
Enrique Ucelay de Cal se encarga precisamente del capítulo dedicado a este color, un trepidante texto que salta de un tema a otro, y que se lee tanto como una historia de la indumentaria en España, como de la relación entre el catolicismo y ese color (el 'papa negro' de los Jesuitas), del tradicional uso del luto, del racismo a lo largo de los siglos y, también, del origen del concepto de la leyenda o España 'negra'.
Tomás Pérez Vejo se zambulle en los significados del morado, incidiendo de manera especial en su inclusión en la bandera republicana a partir del mito del pendón de los Comuneros de Castilla, en realidad, se apunta, muy probablemente un rojo desteñido, en una época, anterior al Pantone por así decirlo, en el que, los «colores no tenían una estabilidad», tercia Canal.
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El morado, es sabido, es adoptado ya entrado el siglo XXI por Podemos. «Escogen el morado, que tiene parte de rojo. Combina los valores republicanos, pero también se acerca al violeta feminista. Viene a ser un rojo puesto al día, modernizado», añade Canal, coordinador de un volumen en el que, entre la paleta escogida, Xavier Moreno Juliá indaga en los azules de la historia de España (el azul miliciano, los camisas azules falangistas...), Mónica Moreno en el violeta feminista y su significado político o Javier Moreno Luzón y Xosé M. Núñez Seixas en el amarillo, indagando sobre la aceptación y rechazo de la bandera de España con un último repunte sobre el amarillo procesista.
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