Mario Cabré, el seductor actor que lidió con Ava Gadner y con los toros
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Murió en el olvido tras haber sido una estrella de la pantalla y haber tenido una aventura amorosa con Ava Gardner
Mario Cabré, el torero que se enamoró de Ava Gardner «como un ceporro»
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Iniciar sesiónPocos se acordaban de él cuando murió en 1990 en Barcelona, su ciudad natal, sin más patrimonio que sus recuerdos. En el féretro sus amigos colocaron una montera y uno de sus libros de poemas. Mario Cabré era una sombra del seductor que había ... encandilado a una generación de españoles. Actor, poeta, torero, presentador y empresario teatral, acabó sus días viviendo de una modesta pensión tras haber sufrido un infarto cerebral que le había incapacitado 16 años antes de su muerte.
El momento más emblemático de su carrera como actor aconteció en 1950 cuando Cabré rodó la película 'Pandora y el holandés errante' en la Costa Brava junto a Ava Gardner. Allí tuvo lugar el breve idilio que solamente duró unos días, pero que trascendió en los medios de comunicación. Ava había sido la mujer de Mickey Rooney, había mantenido una relación con el millonario Howard Hughes y estaba comprometida con Frank Sinatra. Al enterarse de la aventura amorosa de su prometida, Sinatra viajó precipitadamente a España con un collar de 10.000 dólares para su futura esposa. Un año después, ambos contraerían matrimonio.
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Mario Cabré siempre aseguró que se había enamorado de forma fulminante del «animal más bello del mundo», como llamaba Sinatra a Ava. Pero sus sentimientos no coincidían con los de la actriz, que escribió en sus memorias que fue una aventura pasajera de la que muy pronto se arrepintió. Contó que el actor era muy aburrido y que abrumaba con sus poesías. Él tenía 34 años y Ava, 28. Nunca más se volvieron a ver a pesar de que Ava se instalaría luego en Madrid, donde se convirtió en un personaje de la noche y escandalizó por sus costumbres liberales a la burguesía nacional.
Nacido en la calle Aribau de Barcelona en 1916 en el seno de una familia modesta, Cabré se crio en la calle. Su madre era bailarina, de donde le vino la vena artística. A los ocho años, ya escribía poesías. Fue jugando en la plaza de Medinaceli con otros niños cuando descubrió el toreo. Sin oficio ni beneficio, Mario se dio cuenta de que la tauromaquia era un camino idóneo para ser famoso y ganar dinero.
Debutó en 1934 a los 18 años con el apelativo de 'El Cabrerito' en la Monumental de Barcelona. Tras tomar la alternativa en la Maestranza de Sevilla, mató 600 toros a lo largo de los siguientes seis años. Sufrió varios percances serios, alguno muy grave, pero siguió en el oficio. Tenía un buen manejo del capote y atraía a las señoras. Además, se ganó la fama de bohemio y culto. «Ser torero y catalán equivale a ser dos veces torero», declaró.
A mediados de los años 40, terminada la Guerra Civil, su fama le llevó al mundo del cine. Rodó la película 'El centauro' en 1945, simultaneando las pantallas con la tauromaquia. En la década de los 50, trabajó en al menos cinco películas, una de ellas, protagonizada por Lucía Bosé, esposa de Dominguín. Se retiró de los ruedos en Palma de Mallorca en 1960 cuando habían transcurrido 26 años desde su debut. Mario Cabré fue en los años 40 y 50 el prototipo de galán que atraía a las mujeres. Tuvo romances con Yvonne de Carlo e Irene Papas y se convirtió en una figura habitual de las revistas del corazón y la prensa popular.
En los años 50, trabajó como relaciones públicas de una empresa textil de Sabadell. Y fundo una empresa teatral en Barcelona, que reponía obras del repertorio clásico. Cabré se subía al escenario y cantaba y actuaba. Su papel favorito era el de Don Juan Tenorio, con el que mucha gente le identificaba por su fama de 'play boy'. Pero Cabré distaba mucho de encajar en el estereotipo. Era un persona seria y reflexiva, que dedicaba parte de su tiempo libre a escribir poesías. Llegó a obtener el premio Ciudad de Barcelona en 1972, pero décadas antes había publicado 'Danza mortal', un texto prologado por Jacinto Benavente.
Gracias a su notoriedad, fue fichado por TVE en los años 60 como presentador. Trabajaba en los estudios Miramar de Barcelona en los inicios del nuevo medio. Y su rostro volvió a ser familiar para los espectadores que veían 'Reina por un día', un programa de enorme audiencia y popularidad dirigido por José Luis Barcelona, con el que colaboró.
Acabó sus días viviendo de una modesta pensión tras haber sufrido un infarto cerebral que le había incapacitado 16 años antes de su muerte
En 1974, sufrió una hemiplejía que paralizó parte de su cuerpo. Fue internado en un centro especializado de Benicásim, en el que aprendió a escribir con la mano izquierda. La última etapa de su vida la pasó en Barcelona, rodeado por los pocos amigos que le quedaban y escribiendo poesías. Vivía con unos escasos ingresos y apenas salía de casa, salvo para algún homenaje de quienes le recordaban. España le había olvidado cuando falleció tras su penosa y larga enfermedad.
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