Descubren que el manuscrito de Galileo de la Universidad de Michigan es una falsificación del siglo XX
Una investigación del historiador Nick Wilding apunta a que el documento fue realizado por el conocido falsificador Tobia Nicotra
M.A.
«Después de una investigación interna de los hallazgos de un profesor de historia de la Universidad Estatal de Georgia, la Biblioteca de la Universidad de Michigan concluyó que su 'manuscrito de Galileo', considerado una de las joyas de la colección de ... la biblioteca durante casi un siglo, no es un documento escrito por el mismo Galileo en 1609 y 1610, sino una falsificación del siglo XX, muy probablemente ejecutada por el conocido falsificador Tobia Nicotra«. Con estas palabras publicadas en su web, la cuarta biblioteca de investigación más grande de los Estados Unidos admitía una amarga noticia. Las anotaciones manuscritas en una sola hoja sobre el descubrimiento de las cuatro lunas de Júpiter que hasta ahora se creían obra de Galileo Galilei no fueron escritas por el célebre astrónomo del Renacimiento italiano.
El documento llegó a la Universidad de Michigan en 1938, legado tras la muerte de Tracy McGregor, un hombre de negocios de Detroit que coleccionaba libros y manuscritos. Este lo había adquirido en 1934, durante la venta de la biblioteca del difunto Roderick Terry, un rico coleccionista de manuscritos y de los primeros libros impresos. Según el catálogo de la firma de subastas American Art Anderson Galleries, el manuscrito de Galileo había sido autenticado por el cardenal Pietro Maffi (1858-1931), arzobispo de Pisa, quien comparó esta hoja con una carta autógrafa de Galileo de su colección.
El escrito contiene en su mitad superior el borrador de una carta que acompaña la presentación oficial de Galileo de un telescopio recién construido al dux de Venecia el 24 de agosto de 1609 y en la parte inferior, borradores de notas que registran las observaciones telescópicas de Galileo de las lunas de Júpiter del 7 al 15 de enero de 1610.
La versión final y original de la carta se encuentra en el Archivio di Stato di Venezia y las notas sobre las lunas de Júpiter forman parte del tratado astronómico 'Sidereus Nuncius' ('El mensajero sideral'), del que se imprimieron quinientos cincuenta ejemplares y de los que hoy apenas se conservan un centenar. Uno de ellos, en la Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze.
Sospechas fundadas
Durante casi un siglo el manuscrito de la Universidad de Michigan se ha tenido por auténtico, pero el pasado mayo el conservador Pablo Álvarez recibió un correo electrónico en nada tranquilizador. El historiador Nick Wilding, que detectó una copia falsa del 'Sidereus Nuncius' en 2012, quería saber detalles sobre la marca de agua y la procedencia del manuscrito porque tenía serias dudas sobre su autenticidad.
El profesor de la Universidad de Georgia investigó la antigüedad del papel y descubrió que los monogramas de su marca de agua lo fechan no antes del siglo XVIII. En la época en que se utilizaba la prensa manual, los fabricantes de papel solían usar marcas de agua distintivas para identificar su papel que ahora permiten fecharlo a un periodo particular. La del manuscrito de Michigan contiene monogramas con las iniciales del fabricante, 'AS', y del lugar de producción, 'BMO' (Bérgamo) y «ningún otro papel con marca de agua de BMO se ha fechado antes de 1770«, explica la universidad.
Además, Wilding dio con una falsificación similar de Nicotra, una carta a «una persona anónima de rango» datada supuestamente en 1607, que se encuentra en la Biblioteca Morgan en la ciudad de Nueva York y que se ha fechado con seguridad en 1790.
«Wilding concluyó que nuestro manuscrito de Galileo es una falsificación del siglo XX ejecutada por el conocido falsificador Tobia Nicotra«, subraya la Universidad de Michigan que, después de que sus propios expertos estudiaran las evidencias proporcionadas y reexaminaran el escrito, se mostró de acuerdo con su conclusión.
No hay rastro del documento de Michigan anterior a 1930, a pesar de que existe una completísima Edición Nacional de las Obras de Galileo (1890-1909), y los documentos de Galileo en Pisa de los que se sirvió el arzobispo Maffi para autentificarlo en la nota que acompañó al manuscrito en la subasta de 1934 son falsificaciones donadas por Nicotra, sentenciado ese mismo año a dos años de cárcel y una multa por falsificación de documentos.
La Biblioteca de la Universidad de Michigan va a actualizar los metadatos del manuscrito y reconsiderará su lugar en su colección. «En el futuro, puede llegar a servir a los intereses de investigación, aprendizaje y enseñanza en el ámbito de las falsificaciones y los engaños, una disciplina atemporal que nunca ha sido más relevante«, resalta.
Wilding, que en 2018 alertó a la Biblioteca Nacional de España de que el 'Sidereus Nuncius' de Galileo que tenía la BNE no era auténtico, sigue comprobando actualmente la autenticidad de otros materiales de Galileo, cuyas conclusiones publicará cuando el trabajo esté completo.
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