'Vendetta' literaria al fútbol: los escritores españoles golean a los alemanes
La conocida como 'Cervantina' ganó por 5-2 al combinado germano en un divertido e intenso encuentro con Edu Galán como árbitro
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Iniciar sesiónFin de semana de eventos extraordinarios en Madrid, gabinete de curiosidades. Si el viernes en Famma League Dakota (la adolescente más problemática de 'Hermano Mayor') y Fani ('La Isla de las Tentaciones') se zumbaron sobre un ring de boxeo en la Cubierta de Leganés, ... este sábado se celebró un partido de fútbol entre escritores españoles y alemanes en el marco de la Feria del Libro. Como aquello de Monty Phyton pero más surrealista precisamente por real. Álex Grijelmo como guardameta. Carlos Marañón como el jugador estrella del combinado patrio, hijo, sobrino y nieto de futbolistas, él mismo también llegó al Español B. Y un defensa infranqueable, el poeta cordobés Pablo García Casado. Así, al menos, planteaba el demiurgo de la Cervantina Fútbol Club Miguel Aguilar esta vendetta contra los literatos teutones, que ya nos habían ganado en la Feria de Frankfurt por 3-1.
El partido empezó muy trabado en La Chopera, un campo en el propio Retiro donde se celebra la Feria del Libro, en un inicio sin demasiada intensidad hasta que un disparo al palo de los alemanes avisó de su contundencia ofensiva. Con Marañón de volante tapón España dominaba, con un Nacho Carretero frito a faltas en el arranque y con amagos de perderse en la tormenta de patadas, de salirse del partido. El autor de 'Fariña', nuestro Guti. En estas, el propio Marañón ordenó centrarle a él una falta y casi es gol con su remate de cabeza. En la segunda así, no falló. 1-0 por delante y la constatación que los alemanes iban reguleros por arriba.
Remontada de Alemania al filo del descanso
Pero el partido empezó a cambiar. El retraso de posición de Marañón fue fatal y España se metió demasiado atrás, jugaba lejísimos de crear peligro en el área rival y ellos en dos contras nos remontaron antes de acabar la primera parte. Raro porque teníamos mejores jugadores y muy raro también cuando el portero germano celebró una parada propia con un apropiacionista '¡¡¡Vamos!!!'. Si lo dijo, que igual no, es un genio de la minería moral del rival. Eso sí, pese a todo, gotas de lluvia inclusives, empezaba a vislumbrarse que la luz de nuestras opciones pasaban por minimizar las empanadas defensivas culpables de sus goles y que el verdadero káiser del campo Carlos Marañón diera salida al juego y cerrara las contras junto a Fermín de la Calle, que estuvo imperial. Y, sobre todo, aprovechar la velocidad y la calidad de Jacinto Elá, nuestro delantero que salió del banquillo y revolucionó el partido empatándolo primero y dándole la vuelta al resultado hasta lograr un 3-2 para la Cervantina. Muy bueno entrelíneas, les aniquiló.
La España del Tiki-taka
Literatura comparada y fútbol comparado, ningún miedo. Si ellos tienen a Thomas Mann, a Nietzsche, a Goethe, a Beckembauer y a Özil, nosotros tenemos a Cervantes, a Quevedo, a Lucía Etxebarría, a Andrés Iniesta y a Luis Aragonés. Y a Elá, que metió otro poético y demoledor cuarto gol por encima del portero a unos alemanes que se hundieron definitivamente en el búnker de sus desdichas hasta caerles incluso un quinto. El mejor juego de los españoles, un tikitaka clásico, lograba sus merecidos frutos máxime teniendo que levantarse de la remontada momentánea que les habían propinado los alemanes en la primera parte y los antecedentes perdedores de Frankfurt. La selección invitada entrena regularmente y solo había perdido un partido antes contra Argentina. Por contra, nuestra selección de juntaletras es casi nueva, apenas dos partidos, y ya han dispensado un saco de goles y consumado su revancha. La venganza se sirve mejor con una manita.
Mención especial al arbitraje de Edu Galán, todo bajo control, serio y comunicativo en inglés para dar las instrucciones que procedieran. Incluso anuló con firmeza un gol a los alemanes que podría haberles puesto en el partido. Y ojo, que los españoles no solo ganaron en lo deportivo sino también en lo moral, como dice Aguilar, pues éramos un equipo intergeneracional e inter género, que en nuestro equipo jugaban escritoras, teniendo un peso relativo en la cita pero mayúsculo en lo simbólico. Espero que al menos los alemanes se resarcieran en el tercer tiempo ganándonos a beber cerveza, aunque si tuviera que apostar creo que los españoles apuntaban buenas maneras ahí también. Así, el tratado de Versalles literario se cerró con una afable humillación. Brindemos.
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