Ted Chiang: «Los multimillonarios son una mala idea, un peligro para la sociedad»
El estadounidense, titán de la ciencia ficción y autor de 'Exhalación', participa en el Festival 42
Ted Chiang, el último genio de la ciencia-ficción

Ted Chiang (Nueva York, 1967) escribe a cámara lenta, a una velocidad casi exasperante y al revolucionario ritmo de dos libros de cuentos en veinte años, pero su cabeza es como un 'pinball' intergaláctico; una autopista de un millón de carriles por la que ... las ideas circulan sin freno, esperando a que el titán de la ciencia ficción del siglo XXI, el gran humanista de la literatura contemporánea, les dé forma. De relato, de titular. De lo que sea. «La ciencia ficción es como una conversación que lleva un siglo funcionando, y siempre he querido participar en esta conversación», desliza a su paso por Barcelona como invitado estrella del Festival de Géneros Fantásticos de Barcelona y conversador de lujo.
Su último libro, 'Exhalación' (Sexto Piso), se remonta a 2020, y del próximo ni se sabe, pero Chiang es un acontecimiento en sí mismo; un autor visionario y reflexivo que se convirtió en leyenda cuando Denis Villeneuve levantó la película 'La llegada' a partir de 'La historia de tu vida', uno de los relatos del estadounidense. «La mayoría de autores han de ser diplomáticos cuando les preguntan sobre esto, pero yo puedo ser sincero: soy plenamente feliz. Es una buena adaptación y una buena película, y eso es poco frecuente», celebra.
-¿La ciencia ficción ha hecho del futuro algo menos amenazante?
-Creo que el futuro es menos amenazante para las personas que leen ciencia ficción con regularidad, sí. De otro modo, probablemente no estés pensando en los efectos que tiene la tecnología en la vida de las personas. Así que cuando aparecen nuevas tecnologías que cambian la forma de vivir, te toma completamente por sorpresa. También depende, claro, de lo que queramos decir cuando hablamos de ciencia ficción. Porque para muchas personas, la impresión de la ciencia ficción proviene de las películas, que en su mayoría son solo historias sobre la lucha entre el bien y el mal.
-Se habla mucho de su lentitud y del tiempo qué pasa entre que tiene una idea y esta se convierte en relato. ¿Qué tiene que pasar para que uno de esos chispazos acabe impreso y encuadernado?
-Lo primero que tiene que suceder es que la idea siga volviendo a mí una y otra vez durante un largo período de tiempo, ya sean meses o años. Es entonces cuando empiezo a prestarle más atención y a pensar en ella de una manera más deliberada. Luego trato de identificar qué es lo que me atrapa en esa idea y qué pregunta filosófica me plantea. Entonces empiezo a darle vueltas y a pensar en posibles escenarios que sean filosóficamente interesantes y dramáticamente satisfactorios. Ahí ya estoy listo para escribir la historia.
Inteligencia Artificial
El Chiang cuentista, coloso de la ficción especulativa, se desdobla de vez en cuando en agudo ensayista para, desde su doble condición de escritor e informático, reflexionar sobre los dilemas asociados a uno de los temas estrella del momento. Sí, la Inteligencia Artificial. ¿Su veredicto? Tampoco hay para tanto. Y si lo hay, no es por las razones que pensamos. «Está mal que lo diga un escritor, pero los tecnólogos deberían poner límites a su imaginación, porque no tenemos ni idea de cómo crear una máquina consciente. Simplemente han cogido lo que han leído de la ciencia ficción y se lo han tomado demasiado en serio», ironiza.
El peligro real, añade, no es Skynet se despierte un buen día con cuerpo de apocalipsis, sino «que las grandes empresas y los gobiernos represores tendrán cada vez más poder». «Nos debería preocupar quien la está empoderando, no la tecnología por sí misma. La inteligencia artificial es un afilador de los cuchillos del capitalismo», advierte.
Acto seguido, otro titular jugoso a cuenta de la victoria electoral de Trump y su alianza en la cumbre con el excéntrico magnate Elon Musk. «De entrada, creo que los multimillonarios son una mala idea. Son un peligro para la sociedad -asegura-. Cuando se concentra demasiado poder en un único indivuo es un peligro real, ya que los individuos son muy poco previsibles. En cambio, si el poder está repartido de una manera más ecuánime, hay un límite en el que daño que puede llegar a hacer una única persona».

-Dice que no es ni optimista ni pesimista, sino equilibrado.
-Algunas personas usan la palabra optimista para decir que piensan que las cosas van a salir bien y que no necesitan preocuparse por ello. Yo no soy optimista en ese sentido: creo que es posible que tengamos un futuro mejor, pero no creo que vaya a suceder por sí solo. Tendremos que lograr que suceda. Eso tampoco significa que crea que estemos condenados, que nada de lo que hagamos cambiará la situación. Es muy difícil ser optimista hoy en día, sí. Creo que esa cita que dice que es más facil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo tiene más sentido que nunca, pero si algo se puede aprender del ser humano es que somos muy malos haciendo predicciones. El capitalismo, dicen, es una fuerza de la que no podemos escapar, pero lo mismo se decía del feudalismo y de las monarquías como derecho divino. Que no seamos capaces de predecirlo no quiere decir que no pueda ocurrir.
-En estos tiempos, ¿es la ciencia ficción la mejor aliada de la filosofía?
-No sé si la mejor, pero hay algunas cuestiones filosóficas que se dramatizan más fácilmente utilizando un escenario especulativo. Pero creo que también hay cuestiones filosóficas que se pueden dramatizar en un escenario muy realista y fundamentado. Depende de qué tipo de preguntas te interesen.
-Por cierto, ¿por qué siempre relatos cortos y cuentos?
-Antes se decía que la 'nouvelle', el cuento más largo, era la longitud ideal para la ciencia ficción. El argumento era que un cuento no te da suficiente espacio para explorar una idea por completo. Por contra, una novela larga necesita más de una idea. Necesita subtramas y muchas otras cosas diferentes. Así que si tu objetivo es explorar una sola idea por completo, entonces una longitud intermedia, un cuento corto bastante largo, es lo ideal. Para mí, al menos, refleja mis intereses. Si se me ocurriera una idea que necesitara una novela para explorarla a fondo, entonces intentaría escribirla. Pero creo que mi enfoque ahora no es ese.
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