Socorro Venegas: «Como escritora mi trabajo es taladrar la realidad»

'La noche será negra y blanca' es una historia muy bien trabajada. Una prueba narrativa que da pie a un argumento conmovedor. La protagonista se llama Andrea, víctima del abandono paternal. Su infancia quebrada la lleva, tras recibir una llamada de su padre, a escarbar en su pasado. «He adivinado que papá es la causa de todo ese ruido», expresa al comienzo. Esas voces lejanas de la infancia. Ese querer buscar algo oculto van hilando la trama. «Por mucho que ames a alguien no vas a poder apagar su dolor», puntualiza Venegas sobre un libro lleno de búsqueda y tragedia.

Noticia Relacionada

Paulina Tuchschneider, de escribir contra la mili a defender el Ejército: «Israel no puede existir sin él»

Bruno Pardo Porto

La obra está inspirada en 'El coloso y la luna', un cuento que había escrito, donde una niña iba tras los pasos de su padre. «Sentí que quería profundizar, ir ahí donde el cuento no necesita llegar, pero la novela sí. Necesitaba decir más de ese padre que, igual que cualquier persona, no está hecho de una sola pieza; sus claroscuros, sus inconsistencias, lo que lo hacía maravilloso y terrible, lo que lo había convertido en un hombre tortura». Y es que los lectores verán crecer a Andrea y notarán cómo asimila los golpes que le enseña el arte de vivir.

Esas fracturas vitales quedan plasmadas con tintes autobiográficos. Venegas conoce el dolor de primera mano; el vinagroso sabor de lo vivido. «La muerte de mi hermano pequeño, que no ocurrió como la narro en la novela, pero cuyo dolor sí se recrea ahí, es algo que ha estado presente en mi escritura», cuenta admitiendo que las pérdidas tienen la capacidad de romper familias. La novela, apoyada en fragmentos dolorosos, encarna un desdoblamiento repentino: «He sido como esa Andrea de mi cuento, la niña que va alzando pedazos del naufragio, que solo puede intuir que un día serán más que espinas en su corazón de niña». Insiste en que ha tratado de buscar a su padre, pues existe una «necesidad enorme de dejar de juzgarlo, de aceptar que no podía cambiar».

La novela de Venegas es un tanto particular. ¿Cómo se comprende la muerte de un hermano? ¿Cómo tratar el tema del alcoholismo? Y, sobre todo, ¿cómo encontrar consuelo en lo narrado? «Hay que intentar escribirlo. Como escritora mi trabajo es taladrar la realidad, desentrañarla. Mirar y dejar que otros miren. Hay elementos autobiográficos y la historia de mi padre está ahí a partir de mi necesidad de conversar con lo esencial, lo que lo hacía ser como era».

Noticia Relacionada

Suscríbase a las newsletters culturales de ABC

ABC

Cine, literatura, teatro, toros... conozca toda la oferta del área de Cultura que puede recibir en su correo electrónico

En 'La noche será negra y blanca', la consciencia de la escritora perfora lo cotidiano. «Escriba lo que pasó, para que nunca haya sucedido», expresa uno de los personajes. En el fondo, Venegas se esconde en esos seres con el fin de encajar adioses. Ella misma defiende que «por mucho que hayamos perdido, no estaremos nunca listos para otra pérdida». En su obra, los personajes representan una cara del duelo. Cada uno despliega su modo de supervivencia y esto, según cuenta, lo aprendió en su familia; el hecho de entrar en una entrega sin reservas al dolor.

Su primera novela es un proceso de resignificación personal llevado a la escritura. En cada línea, verbo y acción «la pérdida multiplica sus significados» desde la interrogación de lo infinito. Hay espacio para recuperar figuras de escritores como Ricardo Garibay, que inspira un personaje. «Me interesaba esa personalidad fuerte, temeraria, un hombre entregado, sin esperanza, a escribir», confirma la novelista.

Echando la vista atrás, Venegas puntualiza que esta primera obra le ayudó a confiar más en su trabajo. Relata que siempre ha sido leal a lo que le conmueve y a sus obsesiones, ya que «intenta escribir hasta tocar fondo». En ese bajar a las profundidades cobra relevancia lo poético. La escritora tiene una mirada de poeta y, en ese sentido, reconoce que en la poesía encuentra «un lenguaje esencial» que le devuelve la fe. «Las palabras no van a detener el incendio, pero sí serán el río que me lleve de ahí y me ponga a salvo», concluye.