Vargas Llosa nos dedica su silencio
No habrá homenaje suficiente para su legado
Muere Mario Vargas Llosa, un premio Nobel con una vida de novela

A lo largo del pasado siglo y parte de este se cuentan con los dedos de la mano los intelectuales que han ofrecido una actitud tan honesta intelectualmente como Mario Vargas Llosa. Con 'Le dedico mi silencio' declaró el final de su dilatada trayectoria ... como novelista, y poco después escribió también su última Piedra de Toque, esa columna que muchos esperábamos con expectativa, pero tenía aún suficiente empuje para anunciar que iba a escribir un ensayo sobre un personaje vehemente y contradictorio que marcó su trayectoria intelectual tanto como lo hizo Flaubert en el ámbito creativo: Jean Paul Sartre. Como el propio filósofo francés, Vargas Llosa tomó el pulso a su tiempo y corrigió más de una vez el rumbo, movido por un impulso vital y una honestidad que muchos echaremos en falta. Nos ha dejado con sus novelas y con sus ensayos sobre novelistas, la fabulosa idea de que la ficción es algo por lo que la vida vale la pena vivirse y que, sin ellas, sin las ficciones, la existencia es un poco más gris y sombría. A lo largo de todos estos años, como cronista y autor de novelas, piezas de teatro e innumerables ensayos, el Nobel arequipeño nos ha entregado obras de brillantez poco común y sostenida, pero quizá lo más importante es su estatura como intelectual valeroso, hoy que echamos tanto en falta un poco de norte en un mundo que parece haber perdido la brújula.
Han sido muchos quienes, al escribir o hablar sobre Vargas Llosa —a veces con él mismo presente— han empezado diciendo «aunque a veces uno no comparta sus ideas…» y esa frase es como el santo y seña de un intelectual insobornable, con el que muchos no estuvieron de acuerdo, ahora como en el pasado, pero que lo respetaban precisamente por su integridad, por su defensa de valores imprescriptibles, por su denuncia de totalitarismos de cualquier signo, cosa que lo llevó a enemistarse con tirios y troyanos y a librar batallas un poco quijotescas sin importarle granjearse adversarios de todo pelaje. No habrá homenaje suficiente para su legado.
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