En un principio todo parecía indicar que iba a compartir mesa con el único otro escritor de fuera de Galicia, Lorenzo Silva, pero después, por alguna razón que desconoce, le pasaron a sentarse con otras autoras gallegas.
«Como me hablaban en gallego, le pregunté al organizador de la mesa que si esta se desarrollaría en castellano, y me dijo que cada una hablaría lo que quisiera y que si yo tenía algún problema, era mejor que lo hablara con mis compañeras», ha explicado Martín Gijón.
Ante esta respuesta, la autora les recordó a sus compañeras que no habla gallego y les manifestó que si la charla se producía en dicho idioma, «sería difícil poder mantener una conversación interesa». Una de ellas le dijo que sin ningún problema le hablaría en castellano, pero la otra rehusó de hacerlo.
El presentador tampoco habló en castellano y ante la petición de la escritora sevillana su respuesta fue: «Si vas a Portugal tienes que esforzarte por entender el portugués». De esta forma introdujo a los autores, les lanzó un par de preguntas en gallego y les dejó con el público.
Después de esta experiencia, Martín Gijón considera que «estamos perdiendo el norte si nos agarramos a nuestra lengua hasta el punto de no ponernos en el lugar de quien no la habla, porque la comunicación no va de eso».
Y añade: «Creo que va de empatía y de respeto hacia el otro, de quererse entender y no de imponer. Pero es solo una opinión, unida a ese malestar que aún siento por la situación».
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