Enrique Vila-Matas: «La autoficción no existe; es una redundancia»
El escritor barcelonés regresa con 'Montevideo', novela que viaja de 'La puerta condenada' de Cortázar a los atentados de París de 2015
Barcelona
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Iniciar sesiónEnrique Vila-Matas (Barcelona, 1948), igual que su París, nunca se acaba. Se transforma y se reinventa, a veces incluso renace, para acabar cayendo en la misma baldosa después de una triple pirueta. Siempre el mismo, siempre diferente. «Siempre he escrito ficción desde un ... espacio que suelen ocupar los ensayistas, el de un yo literario visible. Lo que se escenifica es un ensayista narrando bajo el avatar el de un escritor», defiende. De ahí ha nacido obras como 'El mal de Montano' y 'Doctor Pasavento', y desde ahí ha urdido también las páginas de'Montevideo' (Seix Barral), novela que remite a una ciudad, sí, pero, sobre todo, a un estado de ánimo en el que ficción, realidad y literatura se enredan hasta convertirse en una única cosa.
«De habitación en habitación, de puerta en puerta, rodando por los mundos, me fueron llevando hasta la puerta nueva que precisamente daba, se asomaba, a estas páginas», que le hace decir el escritor barcelonés al narrador, un aspirante a escritor que acabará encerrado en una habitación en la que resuenan frases de todo lo que ha escrito.
De Bartleby a Cortázar
Antes de eso, y en un intento por emular a sus héroes literarios, viaja a París para convertirse en narrador de la vieja escuela, estilo «años veinte», aunque la cosa no sale precisamente como estaba planeada. «Para desmontar el 'París no se acaba nunca', en vez de en escritor se convierte en delincuente», desliza Vila-Matas en referencia a uno de sus títulos más populares. Peor suerte corre 'Bartleby y compañía', otra de sus novelas más aplaudidas. «El narrador lo odia porque lo considera un libro que le persigue. Bueno, le persigue la frase famosa, ese 'prefiero no hacerlo' que está en camisetas y que se ha puesto de moda en las oficinas como acto de resistencia pasiva», explica.
Escritor de escritores y autor de novelas que alojan en su interior, cual Matrioshka literaria, infinidad de artefactos narrativos, Vila-Matas explica que el origen de 'Montevideo' está, en buena parte, en 'La puerta condenada', el cuento que Julio Cortázar escribió tras alojarse en el Hotel Cervantes de Montevideo. «Ese cuento lo escribió Cortázar y, al mismo tiempo, Bioy Casares hizo otro muy parecido. Una amiga me explicó esa historia y se me quedó esa coincidencia en la memoria», relata.
A partir de ahí, añade, empezó a tirar del hilo fantástico de aquella historia de puertas contiguas hacia lo desconocido y llantos de bebé inexistentes en un intento por, una vez más, «saber si realidad y ficción son lo mismo o casi lo mismo». «Me dije: voy a situarme en la habitación de Cortázar y en la habitación real, pero también en el lugar en el que se entra en lo fantástico a través de la puerta», añade.
Más extraño que la ficción
Un manuscrito, una pandemia y una intervención quirúrgica después, Vila-Matas sigue buscando respuestas, aunque alguna que otra idea más o menos clara sí que ha sacado. «La conclusión, como la novela, es ambigua. La imposibilidad de la escritura viene de que no puedes reflejar la realidad. La literatura es paralela a la realidad, y se mezclan en ocasiones. Al ordenar el mundo con palabras, la literatura distorsiona la realidad», ilustra. Y la ficción, añade un autor al que se le acumulan las máscaras y que acostumbra a confundirse con sus propios narradores «expulsa a la autoficción». «La autoficción no existe. Es una redundancia. Incluso está en la Biblia. Es un término demodé que en España se sigue utilizando para denigrar con desprecio algunas novela», reflexiona.
En esa encrucijada, siempre al borde del abismo, se sitúa un escritor que, recién salido de un trasplante de riñón –su mujer, explica, se lo ha dado; «una experiencia extrema» que hasta ese momento le parecía digna de un argumento de ciencia ficción–, reconoce habérselo pasado como nunca escribiendo 'Montevideo'. «Cuando entré en un registro fantástico empecé a tener miedo. Y me lo he pasado en grande teniendo miedo», confiesa.
Así, siguiendo al espectro de Cortázar y de esa habitación que es hoy una luminosa suite, Vila-Matas viaja a través de Cascais, Montevideo, Reikiavik, Sankt Gallen, Bogotá y del París de los atentados yihadistas de 2015 («sobrepasaron, tan de largo, la tímida idea que sobre el terror se había ido instalando en mí desde Montevideo que quedé muy superado por lo sucedido», escribe) para acabar concluyendo que, en realidad, 'Montevideo' es un «tratado sobre la ambigüedad moderna» y un libro sobre la búsqueda de una «habitación auténtica».
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«Es la historia de un hombre a la búsqueda de un cuarto propio a lo Virginia Woolf», resume Vila-Matas. «Lo que es difícil es saber qué significa exactamente», añade enigmático.
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