David Foenkinos: «No se puede negar que J. K. Rowling ha hecho daño a mucha gente»

El relato ya forma parte del mito. De la multitud de candidatos quedaron dos. Uno era Daniel Radcliffe. Del otro no sabemos nada, ni su nombre, pero compitió hasta el final. Lo que tenemos es el testimonio de Janet Hirshenson, una de las responsables de las pruebas, que en una entrevista con el 'Huffington Post' en 2016 lo describía así: «El otro chaval era magnífico, tenía un lado vulnerable y se parecía una barbaridad a Harry». ¿Y qué pasó con él? «Sabíamos que Harry se convertiría en un adolescente con confianza y mucho carácter. Daniel tenía esas dos facetas, era muy vulnerable y a la vez tenía ese algo extra que le confería "agallas". Resumiendo: Daniel tenía "lo que había que tener" para asumir el papel».

Así que la decisión se tomó por un algo indescriptible, solo captable mediante la intuición, tal vez solo alcanzable mediante el azar. Ese algo determinó dos vidas. Y ese algo, también, atrapó al escritor David Foenkinos (París, 1974), que después de leer las declaraciones de Hirshenson empezó a imaginar 'Número dos' (Alfaguara), su nueva novela, que saldrá a la venta el próximo jueves.

Aquí empieza la ficción, que viene a rellenar los huecos de la historia oficial. Aquel niño que no fue Harry Potter, totalmente anónimo, se transforma en un tal Martin Hill, un chaval introvertido con una biografía atravesada por la decepción. Por la frustración. Allá donde va se encuentra con el mundo mágico. Un póster, un anuncio, un fan. Se tropieza constantemente con lo que podría haber tenido. Con lo que podría haber sido. Se muda al extranjero, pero nada. No puede escapar de esa sombra. Y esa es su condena: el recordatorio perpetuo de su fracaso. Iba a ser el niño más famoso del planeta, pero solo es Martin.

El despliegue de sus peripecias, sus idas y venidas al pozo, su rabia contenida, nos muestran el reverso oscuro del éxito, la tragedia de quien estuvo a punto de llegar, pero no lo hizo: ese dolor silencioso que solo él puede comprender, casi imposible de verbalizar. Es uno de los asuntos capitales de la novela, la dificultad de comunicar el fracaso. También lo es la tortura comparación, fijarnos solo en lo que no tenemos. «Nunca en la historia de la humanidad hemos tenido tanto acceso a la vida de los demás. Esto cambia inevitablemente nuestra relación con el éxito y el fracaso. Todo el mundo puede compararse con los demás, es un infierno. Uno puede deprimirse al soñar así con la vida de los otros. Además, la gente suele compartir lo mejor de su vida… ¡Estaría bien enseñar de vez en cuando los fracasos, los días aburridos y los paisajes tristes!», apunta Foenkinos. Y luego añade: «Después de que mi libro saliese en Francia todo el mundo me contaba historias de destinos truncados… ¡Podría hasta escribir un segundo libro!»

A él le gusta comparar el drama de Martin Hill con un caso real, el de Pete Best, «el hombre más desafortunado del mundo». La hipérbole está justificada. Era joven, bello y tenía talento, pero tuvo la desgracia de salir de los Beatles poco antes de que estos conquistaran el universo conocido. Lo sustituyeron, además, por Ringo Starr... En Liverpool era una pequeña celebridad, y la gente lo miraba con lástima. «No podía encender la televisión, escuchar la radio, leer una revista sin encontrarse con los muchachos de 'A Hard Day's Night'. Su vida se volvió un infierno hasta el punto de que intentó suicidarse en 1965 (...) Al final se metió a panadero, pero jamás escapó de la maldición», relata Foenkinos.

Así que la literatura, de nuevo, viene a rescatar algo del fracaso, tal vez una lección. O simplemente un buen rato.

—¿Y qué sabe del fracaso un escritor de éxito?

—¡No he tenido éxito siempre! Conocí el éxito con 'La delicadeza', que fue mi octava novela. Tenía 36 años, sufrí muchos fracasos antes de eso. Y en mi vida amorosa también. Ese es justo uno de los temas del libro: cómo convertir el fracaso en fortaleza. ¿No es necesario fracasar primero para tener éxito después? Yo aconsejo a todo el mundo que primero fracase en muchas cosas.

Dice David Foenkinos que lo que está ocurriendo con J. K. Rowling (es decir, las polémicas e intentos de cancelación provocadas por sus opiniones sobre el movimiento trans) es un «tema complejo». «Estamos en una época en la que a la gente le gusta quemar a sus ídolos. Tenemos que respetar la libertad de expresión de cada uno. Ella expresó su punto de vista y obviamente tiene derecho a hacerlo. Sobre todo porque es una mujer conocida por apoyar a muchas minorías. Hubo una petición, firmada incluso por Salman Rushdie, entre otros, para apoyarla. Dicho esto, no se puede negar que ha hecho daño a mucha gente. Ha ironizado sobre un tema que es delicado y que puede causar dolor a algunas personas. Se puede no estar de acuerdo con ella, o estar absolutamente en contra, pero quemar sus libros o anularla es algo difícilmente aceptable».