Cristina Fernández Cubas, premio Nacional de las Letras: «No hay nada más cruel que los cuentos infantiles»
El jurado ha destacado a la autora «por la magia de su narrativa que la ha llevado a ser considerada como una de las mejores cuentistas españolas»
Pilar Adón, premio Nacional de Narrativa
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Iniciar sesiónCristina Fernández Cubas (Arenys de Mar, 1945) creció en un pueblo con restricciones eléctricas y en una casa con una niñera que le contaba historias de miedo antes de dormir: combinación letal. «Pero no me dormía temblando, sino continuando las historias, buscándole otras explicaciones ... más allá de la palabra fin. Me gustaba jugar con estos personajes», recuerda ahora al otro lado del teléfono, tras recibir la noticia del premio Nacional de las Letras, que la encumbra como una de las mejores cuentistas de nuestra lengua, aunque ya su palmarés era de autora de culto.
El jurado, en el acta, destaca su «fascinante del empleo de la concisión para narrar historias, que se nutren de la literatura fantástica, y que hace llegar al lector de manera intensa hasta cambiar la forma de entender las cosas». ¿Todo cuento es una historia de misterio, de sorpresa, de revelación? «El cuento es un género al que le va muy bien el misterio, sí. Le va estupendo. A mí siempre me ha interesado lo que no está del todo claro, lo que no es blanco ni negro, las leyendas, los mundos desconocidos, las cosas inexplicables. Claro que luego todo tiene que tener una explicación», continúa.
Cristina Fernández Cubas vuelve con 'El columpio': una obra maestra
José María Pozuelo YvancosEsta novela corta concentra lo mejor del mundo y del estilo de la narradora española que más se parece a Henry James. Crítica de José María Pozuelo Yvancos
Fernández Cubas se confiesa deudora de la tradición oral, y de aquellos primeros cuentos infantiles que cayeron en sus manos: los hermanos Grimm, Andersen… «Los mal llamados cuentos infantiles son de una crueldad tremenda. Sobre todo en sus versiones originales, porque luego con el paso de los tiempos los van limando y los van edulcorando. Pero no hay nada más cruel que los cuentos infantiles. Las hermanastra mayor de la Cenicienta se cortan los pies para que le entre el zapato. Todo está lleno de crueldades así. Y sí, me gustaban, aunque cuando yo escribo siempre pienso en un lector adulto».
Aunque el crítico José María Pozuelo Yvancos, que ha formado parte del jurado, la compara con Henry James («es un regalo maravilloso, pero yo no soy nadie para valorar lo que escribo»), el primer nombre que le viene a la mente es el de Edgar Allan Poe. «Hay muchísimos más, claro, y de muchos registros distintos, como Agatha Christie. Pero Poe fue de los primeros autores que me fascinó, sus cuentos tienen una fuerza poderosísima. Es una pena que no haya tenido mucha fortuna en el cine, sus adaptaciones cojean un poco porque mezclan varias historias».
Es, ella, una escritora sin prisas, que ha ido espaciando sus libros siguiendo el dictado de la inspiración, siempre en la editorial Tusquets. En 1980 publicó 'Mi hermana Elba' (1980), luego 'Los altillos de Brumal' (1983), 'El ángulo del horror' (1990), 'Con Agatha en Estambul' (1994) o 'Parientes pobres del diablo' (2006). En 2008 reunió su obra breve en 'Todos los cuentos', un volumen que la situó como una referencia del género y que delimitó los contornos de su mundo, tan brumoso, tan tambaleante, tan atemporal. En 2015 llegó 'La habitación de Nona' (2015), uno de sus títulos clave, por el que recibió el premio de la Crítica, el Dulce Chacón y el Nacional de Narrativa.
También ha escrito novelas, como ella misma señala, porque de hecho eso fue lo primero que se lanzó a escribir, allí en la niñez: 'El año de Gracia' (1985), que inspiró una ópera de Albert Sardá, 'El columpio' (1995) o 'La puerta entreabierta' (2013), entre otras. «Nunca he sido autora de publicar un libro al año o cada dos años. Siempre me he tomado mi tiempo, y es lo que sigo haciendo. La intensidad la tengo cuando estoy como abducida por una idea. Entonces no tengo horarios. Es mañana, tarde y noche trabajando en esa idea. Y cuando no, pues lo tomo con bastante tranquilidad», remata.
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