Carrère 'mata' a su madre en su nuevo libro: embustera, cruel y traidora
Tras 'despedazar' en 'Yoga' a su exesposa y madre de su hija, Hélène Devynckb, el polémico escritor francés hace lo propio con su madre, Hélène Carrère d'Encausse, en 'Kolkhoze'
La exmujer del escritor Emmanuel Carrère le acusa de mentir en su último libro
Corresponsal en París
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Iniciar sesiónTras contar con mucha crudeza las 'debilidades sexuales' más íntimas de su segunda esposa y madre de una hija, Emmanuel Carrère (67 años) cuenta en su nuevo libro, 'Kolkhoze' (koljós, el nombre de las granjas colectivas en la difunta URSS), un largo rosario ... de pavorosas intimidades familiares, políticas, sexuales, de su madre, su padre y su abuelo materno, en nombre de un 'amor filial' que roza el sadismo.
'Yoga' (2020) contaba desde su punto de vista unas complejas relaciones sexuales con su esposa de la época, Hélène Devynck, periodista, madre de una hija, que se apresuró a denunciar la violación de un contrato, firmado por Carrère, en el que se había comprometido a no utilizar su nombre ni sus relaciones para escribir relatos de no ficción.
Tras diez años de vida matrimonial y una experiencia psiquiátrica importante, Carrère se dejaba arrastrar en 'Yoga', a juicio de su ex, por unas confesiones escandalosas, falsas, contando mentiras frutos del 'ego despótico' del autor, guionista y realizador audiovisual.
Cinco años tarde, 'Kolkhoze' también utiliza la técnica del relato de no ficción, presentando su obra como fruto del amor filial hacia su abuelo materno, Georges Zourabichvili, y sus padres, Louis Carrère d'Encausse, y Hélène Zourabichvili, que, tras su muy desafortunado matrimonio, se haría famosa como Hélène Carrère d'Encausse, historiadora emérita de la Rusia eterna, finalmente simpatizante de Vladimir Putin, incluso tras el inicio del intento de invasión colonial de Ucrania.
Carrère dice escribir en nombre del más puro amor filial. Pero las revelaciones de su nuevo libro dejan al descubierto una inquietante crueldad íntima muy profunda. El escritor, guionista y cineasta ya había escrito en otro libro lo esencial sobre su abuelo materno, de origen georgiano, ruso blanco, instalado en París tras un largo periplo existencial, donde no tardó en proclamar sus ideas nazis y fascistas, que lo llevaron a colaborar con la Wehrmacht durante la Ocupación. Tras la Liberación, Georges Zourabichvili fue fusilado por la Resistencia.
La historia del abuelo era conocida. Carrère descubre a sus lectores, la importancia de las ideas y las amistades nazis y fascistas del abuelo en la formación e iniciación a la vida pública de Hélène Carrère d'Encausse. «Mi madre no era una santa», comienza por afirmar Carrère, al inicio de sus revelaciones.
Cumplidos los veinte años, en 1949, en el principio de una gran carrera universitaria que la llevaría a la secretaría perpetua de la Academia francesa, Hélène Carrère d'Encausse participaba cada año en el recuerdo y homenaje a Robert Brasillach, escritor neonazi y colaborador con la soldadesca de Hitler, acompañando, entre otros, al legendario Maurice Bardèche, fascista legendario, teórico del «negacionismo» de los campos de concentración nazis.
En sus memorias, Bardèche rinde amistoso homenaje a Carrère d'Encausse, recordando su complicidad en cuestiones políticas esenciales y aceptando con honor que ella rompiese aquella relación cordial. Carrère dice respetar y rendir homenaje al comportamiento honorable del amigo neonazi con su madre.
En nombre de la verdad, desde su punto de vista, Carrère inicia una suerte de 'ejecución impiadosa' de su madre, tratándola de embustera y cruel, traidora (¿?) y mentirosa. Acusaciones compatibles, a juicio del escritor, con un impecable amor filial, que resume con una sola palabra: Kolkhoze (koljós)… los hermanos Carrère corrían al dormitorio de su madre, para acostarse juntos por el suelo, en un koljós familiar, en el que no siempre participaba el padre, víctima de enfrentamientos brutales con su esposa.
Según Carrère, su madre tuvo una importante historia de amor con un diplomático francés, de la que su esposo tuvo pronta noticia, amenazando con suicidarse y contar toda la verdad, en público, si la esposa adúltera no ponía fin a esas relaciones. Según su hijo, Hélène Carrère d'Encausse puso fin a su historia de amor adúltero para evitar un escándalo. Pero decidió romper inconfesablemente con el marido herido, relegado a un cuartucho, privado de la palabra y relaciones siquiera verbales con su esposa.
Ante tan difícil vida conyugal, bien presente de manera catastrófica en la formación de los hermanos Carrère, el esposo terminó buscando una relación carnal con una señora o señorita de buen ver. Agravando la cólera de la esposa traicionada, a su vez. Equidistante entre sus padres, el escritor rinde homenaje al padre condenado en vida a un purgatorio que duró hasta pocos meses después de la muerte de la esposa finalmente académica, instalada en el pedestal de la fama.
Carrère afirma que su madre fue el gran amor de su vida. Sin que ese amor filial le impida contemplar una realidad dual, horizontal y vertical, las dos maneras de contar la misma historia familia.
Para Carrère, la historia 'horizontal' habla del amor, la amistad, la fraternidad; mientras que la historia 'vertical' habla de «las relaciones entre generaciones», para detenerse en insondables diferencias y misterios, mentiras, silencios y crueldades voluntarias o accidentales. En su reconstrucción evidentemente parcial y bipolar, como su carácter personal, que lo llevó a un hospital psiquiátrico, en alguna ocasión, las historias que el escritor cuenta de su abuelo materno y sus padres tienen una veracidad que los protagonistas no pueden confirmar.
Carrère se muestra mucho más esquivo en este libro, en el terreno crucial de las relaciones de su madre con la historia de la antigua Rusia, la difunta URSS y la nueva Rusia de Putin.
En su día, Hélène Carrère d'Encausse ganó una justa celebridad mundial anunciando el próximo fin de la URSS, con su legendario ensayo 'L'Empire éclaté' (1978), publicado ocho años después que otra obra premonitoria, 'L'Union soviétique survivra-t-elle en 1984..?' (¿Sobrevivirá la URSS a 1984) de Andreï Amalrik. La historiadora emérita anunciaba el hundimiento del imperio comunista, víctima de la descomposición cultural y demográfica de las naciones que estaban forzadas a vivir bajo el mismo jugo comunista.
Tras aquella obra muy mayor, Carrère d'Encausse se consagró con mucho brío a historiar la Rusia eterna, que culminaba, a su modo de ver, con Vladímir Putin. El dictador ruso recibió los trabajos de la historiadora con mucho entusiasmo. Y ella le correspondió de muy equivoca manera, llegando a dudar del carácter colonial e imperial del intento de invasión de Ucrania.
Muy dicharachero sobre las debilidades sexuales de su segunda esposa y las debilidades extramatrimoniales de sus padres, Carrère se manifiesta mucho más discreto sobre las relaciones de su madre con la Rusia de Vladimir Putin. Tema menos intimista, donde se juega, sin embargo, el futuro de la libertad de Europa, nuestra civilización.
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