Bret Easton Ellis: «Hoy los escritores se lavan el cerebro solitos y no escriben nada que no sea correcto»
Tras trece años sin publicar una novela, el autor de 'American Psycho' presenta 'Los destrozos', una historia que le persigue desde su adolescencia
Bret Easton Ellis vuelve a la cima de 'American Psycho' y escribe la Gran Novela Americana de la juventud
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónBret Easton Ellis (Los Ángeles, 1964) entra en el auditorio de la Fundación Telefónica y mira a los fotógrafos como quien mira un cielo nublado. Ha dicho que no quiere posar, y no lo hace. Viste un polo de Lacoste negro y unas zapatillas del ... mismo color que no pintan baratas. Las gafas de pasta discretas, el pelo corto y blanco, los vaqueros oscuros. Se refiere a sí mismo como 'old man', pero no lo es tanto. Será que empezó muy joven: apenas tenía veintisiete años cuando publicó 'American Psycho', y era su tercer libro. Siempre se supo escritor, el hombre, siempre se supo mentiroso, mordaz, libre. Después de una rueda de prensa de más de una hora, se sienta en un sofá como queriendo hacer estiramientos de isquiotibiales, o algo así. A cada poco aparta la vista de la conversación para ver el cartel de 'Los destrozos' (Literatura Random House), que es su primera novela en trece años. «Estuve solo, masturbándome durante dieciséis meses y de repente el resultado es este», suelta. Mientras habla se agarra el paquete, por lo que sea. Pero es educadísimo en el trato. Otra vez la fama de 'enfant terrible' es solo eso, un cuento de periodistas. O una cosa del pasado. «A mi yo del pasado no le diría nada, salvo quizá que no necesitaba meterse tanta cocaína para escribir 'American Psycho'».
Richard Malka, el abogado de 'Charlie Hebdo' que vive entre amenazas de muerte: «No hay democracia sin valentía»
Bruno Pardo PortoDesde hace ocho años, vive entre severas medidas de seguridad. En 'El derecho a cagarse en Dios' recogió su alegato en el juicio contra los terroristas
Asegura Ellis que el suyo no ha sido un silencio buscado. «He escrito dieciocho mil páginas durante todo este tiempo. He hecho buenos negocios con HBO, con Hulu, con Showtime, con Miramax, con Legendary. Pero es un gusto volver a la prosa, escribir para el cine es mucho más aburrido». Esta historia, continúa, le persigue desde la adolescencia. Tal vez por eso es una fiesta de la nostalgia, un regreso a la cara salvaje de Los Ángeles, a las noches que se alargaban sin esfuerzo, a un paraíso con asesinos en serie.
—Más que una novela sobre la juventud, 'Los destrozos' parece la novela sobre un hombre que recuerda su juventud.
—En principio iba a ser una novela sobre la juventud, escrita desde los dieciocho años. La empecé en 1982, pero pronto me di cuenta de que no estaba preparado para un proyecto de seiscientas páginas. Lo intenté, lo empecé, pero… Tuve que llegar a los cincuenta y tantos para darme cuenta de que este libro iba a ser diferente. 'Menos que cero' [su debut en la novela] está escrita desde el punto de vista de un joven, igual que 'Las reglas de la atracción', 'American Psycho' o 'Glamourama'. Todos están inmersos en la juventud. Este es un libro que está inmerso en el pasado, en la nostalgia, en la pérdida y en el envejecimiento. Este libro lo tenía que escribir un hombre adulto. Menos mal que no lo escribí antes.
—Esta incursión en el pasado, ¿tiene que ver solo con su edad o también con un cierto hartazgo hacia el momento presente?
—Da igual, en el fondo. Hace diez años ya estaba harto del mundo, ya me aburría. No tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con esa sensación que te avasalla y que te impulsa a escribir el libro. Los libros no se eligen, se sienten. Y este empezó en una época en la que estaba confinado, escuchando música de los ochenta. Buscaba a mis compañeros de clase en las redes sociales y no los encontraba. ¿Dónde se han perdido? Cómo echo de menos a esta peña, cómo echo de menos a Ryan, a Matt. Quiero hablar con Debbie, ¿dónde están? ¿Dónde está Susan? ¿Dónde se han metido? Me empezaron a pasar todas esas cosas durante el confinamiento. Además, este libro no tiene que ver con el mundo, tiene que ver conmigo. Todos mis libros tienen que ver conmigo. Con mi vida.
—¿Escribe para analizarse o para exorcizarse?
—Ambas cosas. La escritura parte del dolor y de la confusión. ¿Por qué no me quiso mi padre? ¿Por qué este amor no correspondido? ¿Por qué no me gusta ser famoso? ¿Por qué me gusta ser famoso? ¿Por qué no encajo en esta sociedad? Estas son las preguntas que me he formulado a lo largo de mi vida, y que me hacen escribir. Voy a expresar mis sentimientos por mi padre por escrito y así los saco de mi cabeza. Es lo que he hecho en 'Los destrozos'. Toda esa nostalgia, ese sentimentalismo, echar de menos esa época, mi propia juventud... Es mi forma de escribir. No escribo para mis editores. Es una cosa muy personal.
—Sostiene que hoy tenemos menos libertad de expresión que en los noventa, pero usted también tuvo problemas para publicar 'American Psycho'. ¿No falta hoy valentía entre los creadores para transgredir?
—Yo creo que hoy los autores están tan acostumbrados a lo políticamente correcto que ya no son capaces de escribir lo que quieren: se autocensuran. Tienen el cerebro tan lavado que ya ni lo intentan. Por otro lado, el problema que tuvo 'American Psycho' fue que una corporación, que eran los dueños de la editorial, se negó a publicarlo. No fue la editorial. La editorial estaba encantada con la controversia. ¡Qué bien, vendemos más! Pero aquel fue el inicio de cuando las corporaciones empezaron a meterse en todo. Tenían Caramel Studios, Simon & Schuster, Webster… El director de la corporación dijo: ese libro no me gusta, que lo borren, que lo quiten, que lo maten. Lo canceló una gran empresa. Ahora los escritores se lavan el cerebro solitos y no escriben. En Estados Unidos solo hay tres grandes editoriales. Antes eran doce, veinte. Ahora quedan tres gordas y luego un montón de pequeñitas. Hay sitios con mentalidad independiente que te van a publicar lo que escribas. Cosas loquísimas. Pero yo me refiero al mainstream, a la literatura tradicional.
—¿Se ha vuelto el mainstream demasiado aburrido, demasiado correcto?
—Por supuesto que sí, es completamente tedioso y aburrido. Y eso afecta a las novelas, a la televisión, a las películas... Ocurre en todas las esferas. No puedes escribir en la voz de una mujer, no puedes escribir en la voz de un indígena, no puedes hacer esta película, no puedes mostrar estas imágenes. Y si lo haces estás cancelado.
—¿Y cree que esto se va a revertir a fuerza de que la gente se canse, de que dejen de consumir ese mainstream?
—Yo ya soy un señor mayor, a mí me da igual. A lo mejor ocurre, pero ya estaré muerto.
—Por cierto, ¿es usted nostálgico?
—[Deja un silencio de cinco segundos] No, la verdad es que no. Me lo he pensado porque cuando estaba trabajando en este libro sí que entré en una fase nostálgica y me di cuenta de que a pesar del dolor de 1981, prefería vivir en 1981 y no en 2021. Pero fue una fase, porque además era nostalgia por ese par de chicos con los que estaba, por esa novia que tuve, por esa ciudad que existía entonces. Pero normalmente no soy nostálgico. No tengo ninguna nostalgia de mi infancia, ni de los años de la universidad, ni de Nueva York. Además, a medida que envejeces es más difícil ser nostálgico, porque el tiempo va muy deprisa. Y va a peor. Cuando tienes veinte años no sabes en qué tiempo estás, no sabes la hora que es: dices qué largo este verano, este día no se acaba nunca. Con 59 años, no, el día nunca es largo, ya se ha ido, ya se fue. Porque ya llevas tanto tiempo aquí que no dejas de ver el tiempo.
—HBO ha comprado los derechos de adaptación de 'Los destrozos'... ¿Cree que las series de televisión han ocupado el lugar de las novelas en la conversación pública?
—Por supuesto que sí. Todas las personas que conozco podrían corroborarlo: mi madre, mi tía, mis primos, mis amigos… Todo el mundo. El otro día cené con el único amigo que todavía me queda de la época de 1981. Es un tío muy caústico, muy divertido, y me dijo: oye, mira, antes de nada; no me voy a leer esa mierda de libro que has escrito, no me apetece para nada leer ese relato falso que has hecho de seiscientas páginas, es que me aburre, la vida es demasiado corta. Y no pasa nada. Pero pasamos el resto de esa noche hablando de las series de HBO. De 'Succession', de 'La maravillosa Sra. Maisel'. Así que sí, las series están ocupando ese espacio. Pero también hay mucha mierda. Esta no es la edad de oro de la televisión.
—Entonces, 'American Psycho' hoy no tendría un impacto ni parecido al que tuvo en los noventa...
—Es que, ¿qué novela tendría ese impacto hoy? ¿Qué libro? A mí no se me ocurre ninguno, y leo muchas novelas. Ya sé que algunos libros pueden vender quince millones de ejemplares, pero después no los menciona nadie. Yo creo que 'Las correcciones', de Jonathan Franzen, fue el último que tuvo ese tipo de impacto… Es que hay mucha gente que no sabe leer novelas, que nunca ha leído una. El Príncipe Harry dice que nunca se ha leído una novela. Lo ha contado J. R. Moehringer, que ha escrito su biografía... Esa es la situación que tenemos hoy.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete