Un viaje al centro de la imaginación de Tolkien: Así se forjó la Tierra Media
John Garth explora en un libro las fuentes que inspiraron al escritor británico para crear su gran obra
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Intentar acotar los lugares que inspiraron al creador de la Tierra Media , con una imaginación tan portentosa que hasta llegó a dibujar su mitología , sus diferentes idiomas o los fenómenos geológicos que moldearían su orografía a lo largo ... de los reinos, se antoja una misión imposible. Una tarea tan titánica como ponerle puertas al campo. Sin embargo, en 'Los mundos de J. R. R. Tolkien' (Minotauro), el gran especialista en el escritor británico John Garth logra seguir con apabullante precisión las huellas del autor y no perderse en su universo.
¿Cómo fue capaz de delimitar certeramente el camino? «He leído toda la obra de Tolkien publicada hasta ahora y también buena parte de su material inédito -explica el autor-. Pero también soy biógrafo y estoy especialmente interesado en su juventud y en su adultez más temprana hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Así que he leído y descubierto mucho sobre eso también, para entender el contexto y las otras cosas que sucedieron. A partir de todo ello, he intentado construir el mapa de su imaginación . Él pensaba que era como un árbol , pero también es como un río en el que (si miras con mucho cuidado) puedes encontrar los principios de ciertas ideas y ver como fluyen juntas, cambiando a su paso. Está lleno de sorpresas».
Ese torrente de fantasía recorre las páginas del libro, en el que Garth explora la búsqueda de inspiración del escritor por tierra, mar y aire . Un viaje ilustrado con imágenes, de archivo y recientes, pero también con los dibujos realizados por el propio autor , como la primera cubierta que pintó para el 'El Hobbit' en 1937, la icónica colina de Hobbiton o el primer mapa que realizó para 'El Señor de los Anillos', que tuvo que ir ampliando mediante hojas añadidas conforme la historia iba anexionando nuevos territorios.
Por supuesto, ahí está la Comarca como reflejo de la campiña inglesa encarnada en Sarehole, su hogar de la infancia. Y la batalla de Somme , una de las más largas y sangrientas de la Primera Guerra Mundial, a la que el escritor llegaba en julio de 1916. El mundo subterráneo de la Tierra Media y el homenaje a los caídos en la Ciénaga de los Muertos son buena muestra de ello. Y la revolución industrial a la que convirtió en Mordor . Pero 'Los mundos de J. R. R. Tolkien' también incluyen otras historias y coincidencias asombrosas.
Tierra. La sorpresa de España
Entre ellas, España ocupa un lugar especial. «Una de mis sorpresas fue que Tenerife pudo ayudar a inspirar las islas de las montañas volcánicas que aparecen en algunas de las historias de Tolkien. Viajó de Suráfrica a Inglaterra cuando tenía tres años, en 1895, y pudo recordar algo del viaje. Investigué su ruta a través de noticias en periódicos antiguos y el barco paró en Tenerife y Madeira», apunta Garth.
Una sola visita a Suiza fue la base para casi todos los episodios montañosos que Tolkien escribió. Tenía apenas 19 años y estaba a punto de matricularse en Oxford cuando él y su hermano Hilary, de 17, se unieron a su tía Jane Neave para caminar por los Alpes. Aquellas rutas fueron una revelación duradera , cuyos primeros frutos surgieron ya desde los primeros pasos por el valle de Lauterbrunnen. Garth ve sus huellas directas en la creación del valle élfico de Rivendel , pero también aprecia ecos en el Valle Sagrado y en el Río Nevado de 'El Señor de los Anillos'.
También los bosques ocupan un lugar especial en la imaginación del autor, donde poblaban lugares de encantamiento o de tránsito. Un claro en Roos , en el condado inglés de Yorkshire, es el bosque nuclear de la Tierra Media. Tolkien viajó allí después de que le dieran el alta de las fiebres de las trincheras que había contraído en la batalla del Somne, en 1917. Edith Bratt pudo reunirse con él unas breves semanas durante el verano hasta que la enfermedad que aquejaba a su marido volvió a dar la cara y ella, embarazada de seis meses, regresó a Cheltenham. En ese claro bailó para él entre frondosas flores blancas. El escritor «convirtió aquel momento en Roos en un cuento de hadas que sobrevivió a ambos: la historia de Beren y Lúthien », se aclara en el libro.
Mar. Ensoñación y pesadilla
Tolkien escribió «la idea del mar estaba siempre presente en el fondo de la imaginación hobbit». La mencionada travesía desde Ciudad del Cabo resultó decisiva para su trayectoria vital y, tras el traumático viaje del Canal de la Mancha el 6 de junio (recién casado con Edith tuvo que marchar a la guerra), en el invierno de 1916 escribió el poema de 'La Caída de Gondolin' , su primer cuento escondido. Aquí aparece también el hijo de Tuor, Eärendel, el navegante de las estrellas, que el autor había creado antes que la mitología. «'La Caída de Gondolin' convierte las experiencias costeras de Tolkien en un mito . Aquí, Tuor es el primero de los mortales en ver el mar», recoge Garth en 'Los mundos de J. R. R. Tolkien'.
Sin embargo, el mar también fue un motivo recurrente de zozobra: «Esta pesadilla sobre "la Gran Ola , que se eleva y se acerca ineludiblemente sobre los árboles y los campos verdes" inspiró la historia de la Atlántida de Tolkien de los años 30 sobre la isla de Númenor (será uno de los focos de la serie de Amazon Prime 'El Señor de los Anillos'). Dijo que había sufrido esa pesadilla desde que tenía memoria, lo que sería en la década de 1890. También dijo que la pérdida de su madre en 1904, cuando tenía 12 años, le hizo sentirse "como un náufrago abandonado en una isla estéril bajo un cielo desatendido tras la pérdida de un gran barco". Se puede ver que las dos imágenes son afines. Estoy seguro de que el desastre del Titanic de 1912 golpeó su imaginación. Y sus descripciones de Númenor hundiéndose en el mar lo hacen parecer casi como un barco que se hunde», apunta el periodista.
Tal y como recoge este autor en su libro, las aguas de interior de la Tierra Media son símbolos ricos pero admonitorios; algunos de ellos están habitados por espíritus y otros tienen nombres misteriosamente evocadores. Garth señala que la mayor fuente de inspiración es el Rin , que al parecer Tolkien recorrió junto a su hermano en su travesía hasta los Alpes. Es más, supone que el Rin «es la razón por la que las tierras de ' El Silmarilion', 'El Hobbit' y 'El Señor de los Anillos' tienen un Gran Río ; y creo que inspiró sus propias escenas de desfiladeros. También se asocia con el héroe germánico Sigurd, que inspiró al condenado cazadragones Túrin Turambar de Tolkien (en 'Los hijos de Húrin')», desgrana Garth.
Cuando salen a escena las leyendas alemanas, salen a relucir de forma inevitable las similitudes entre la obra de Richard Wagner y la del escritor británico. «Wagner respondió a muchas de las mismas inspiraciones del mito y la saga nórdicos: Sigurd es el Sigfrido de su 'Ciclo del Anillo' operístico. De hecho, Tolkien disfrutaba con las óperas de Wagner . Pero le irritaba la gente que asumía que sólo porque Wagner fue famoso antes, Tolkien debía haber tomado sus ideas de él. Supongo que tú también te irritarías. Probablemente Wagner sabía una mínima parte de lo que Tolkien sabía sobre su material de origen» », apunta el autor de 'Los mundos de J.R.R. Tolkien'.
Y aire. El origen de todo
En el verano de 1914, Tolkien escribió un poema, titulado 'El viaje de Eärendel, la estrella de la tarde», que sus estudiosos toman como el verdadero origen de su mitología personal. Su inspiración la sitúa Garth en la Península de Lizard , en el condado de Cornualles: «Había estado leyendo poesía en inglés antiguo escrita mil años antes, en la que Eärendel era el nombre de la Estrella de la Mañana o de la Tarde, Venus. Pero, ¿cómo se le ocurrió la idea, en este poema de septiembre de 1914, de que Eärendel era un marino que navegaba hacia el cielo nocturno para convertirse en la Estrella de la Tarde? Utilicé un 'software' de astronomía (Stellarium) para reconstruir el cielo nocturno visible desde el Lizard ese verano. Venus brillaba con fuerza hacia el oeste justo por encima del borde del océano al atardecer. Creo que ese era un importante eslabón perdido que ayudó a inspirar el poema. No sabemos si Tolkien fue a ver la puesta de sol sobre el mar. Pero, en serio, ¿qué joven imaginativo se lo habría perdido?».
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