Lars Kepler: «Los servicios secretos suecos son muy poco impresionantes»

«Al principio teníamos serias dudas, pero pronto descubrimos que escribir juntos es divertido y, sobre todo, creativo. Intercambiamos los textos y al final todo cuadra». En el género negro, a diferencia de la vida, la trama siempre culmina con una respuesta: «Es lo mejor de novelar: pasas del caos al orden, algo que no acostumbra a ocurrir en la vida real: eso nos tranquiliza después de habernos empapado de atestados policiales y un montón de informes forenses… Toda esa información ha nutrido nuestras novelas».

El repertorio de la criminalidad es muy variado, aunque en todos los casos aparece la soledad y la nula capacidad de afecto: « Si un asesino te provoca pesadillas, es que tienes una buena novela . Nos interesa averiguar los mecanismos mentales del acto criminal y no quedarnos con la caricatura del monstruo», señalan. «El cazador» va de un asesino itinerante que pone en jaque a los servicios secretos: el asesinato del ministro de Asuntos Exteriores es el primero de una serie que seguirá el guion de una canción que habla de «diez conejitos». La cadencia infantil de la letra se irá haciendo insoportable y siniestra. Una de las características de Lars Kepler es el detallismo de los escenarios. En «El hipnotista» la acción transcurría «en nuestra propia casa» , cuentan: «Le pusimos tanto realismo que se nos hizo odioso continuar viviendo allí y al final cambiamos de domicilio: cada noche me levantaba para comprobar si había cerrado bien la puerta. De ahí que en esta novela nos hayamos inspirado en la casa del vecino…», bromea Alexandra.

Los atentados contra Anna Lindh y Olof Palme cuartearon la imagen de una Suecia armónica y socialmente equilibrada. «En el caso de Palme, no se encontró al culpable y se multiplicaron las teorías de la conspiración. Cada semana siguen saliendo noticias y proliferan rumores sobre ese crimen», apuntan. Desde ese momento, las sociedades nórdicas han padecido ataques islamistas y de la extrema derecha: «El peor de todos fue el de Breivik, la matanza de Oslo y la isla de Utoya», recuerdan.

En «El cazador», los servic ios secretos quedan en entredicho. «Su tarea principal consiste en asustar a los políticos, no les importa que no haya terroristas y venden sus operaciones como un éxito… La gente se asustaría de verdad si supiera lo poco que saben los servicios secretos», afirma Saga Bauer. « Los servicios secretos suecos son muy poco impresionantes », dicen los autores.