El secreto amor de Golda Meir y un banquero libanés
Tuvo fama de ser una mujer dura. Fundó con Ben Gurión el Estado de Israel, fue ministra de Trabajo, de Asuntos Exteriores y primera ministra a partir de 1969, impulsando la política de asentamientos en los territorios ocupados. A pesar de su dureza mantuvo romances muy diversos
MADRID. ¿Quién hubiera imaginado que la aguerrida Golda Meir hubiera podido vivir una romántica y secreta aventura amorosa con un millonario cristiano libanés? Nadie. Ni los biógrafos ni los hijos de la que fuera fundadora del Estado de Israel con Ben Gurión y jefa del ... Gobierno israelí, entre 1969 y 1974, tuvieron nunca noticia de ello.
Ahora, el periodista Sélim Nassib -que ha sido corresponsal del diario «Libération» en Oriente Medio- ha desenterrado en «El amante palestino» (Lumen) tan apasionante historia que además «explica muy bien lo que ha estado pasando allí -afirmó el autor en su presentación madrileña-. Ha habido muchas historias íntimas como ésta, muchos judíos y palestinos se han enamorado, sobre todo en Haifa, incluso los representantes políticos de los judíos y de los palestinos llegan a ser buenos amigos, pero a nadie se le hubiera ocurrido pensar que una personalidad tan fuerte como la suya hubiera podido mantener una relación semejante durante cerca de cuatro años y que luego se prolongó en amistad durante muchos más».
Cuenta Nassib que tuvo conocimiento de esos amoríos a través de un fotógrafo libanés que le decía que su abuelo, Albert Pharaon, mantuvo un romance con la estadista israelí, pero fue la sobrina de este millonario libanés quien documentó una relación que sólo ella concocía, aunque sí se sabía que Golda Meir «tuvo varios romances con algunos dirigentes sionistas».
Entre realidad y ficción
Nassib ha novelado secreto tan bien guardado salpimentando realidad y ficción «hasta donde es posible, porque sabemos tanto de Golda Meir que el escritor no puede permitirse cualquier cosa» y el periodista le concede crédito a la sobrina confidente «por el lujo de detalles y la precisión con que me contó la historia».
Golda Meir (nacida Mabovich en Kiev, el año 1898, y fallecida en Jerusalén, en 1979) era hija de un humilde carpintero ucraniano que emigró a EE.UU. huyendo de los progromos. La familia se estableció en Milwaukee y ella estudió magisterio. En 1917 se casó con Morris Myerson, apellido que ella judaizó en Meir. Miembros del movimiento sionista, en 1921 se establecieron en el kibutz de Mehavia cuando Palestina aún era protectorado británico. Luego se trasladaron a Jerusalén y más tarde ella sola se mudó a Tel Aviv debido a las responsabilidades que fue asumiendo en el Histradut (movimiento laborista). Y es que Golda Meir «estaba casada con la política», señala Nassib.
En 1929 Golda y Pharaon «tenían treinta años, Israel aún no existía y la suya era una historia imposible: ella había ido a crear en aquella tierra un Estado judío y tener una relación con un árabe era impensable. La historia es muy curiosa, porque Golda Meir -añade Nassib- era una mujer muy dura. Cariñosa con los suyos, sin embargo manifestaba una gran hostilidad con los extraños. Consideraba enemigos a los ingleses y también a los palestinos. Yo no he tratado de hacerla más simpática en la novela; me parece que la gente se hace mucho más humana al mostrar sus contradicciones».
En fin, los actuales Pharaon, que siguen siendo ricos banqueros y viven en Libano, hicieron lo posible porque no trascendiera que su abuelo había sido «el amante del enemigo». Un romace que, en palabras de Nassib, «muestra los dos puntos de vista de un mundo que parece estar destinado a vivir en guerra, como ha ocurrido en los últimos cien años».
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