Salen a la luz las crónicas inéditas de la Guerra Civil de Wenceslao Fernández Flórez
Ediciones 98 recupera los artículos que el gran cronista parlamentario de los años 30 escribió entre 1937 y 1938
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Iniciar sesiónSi es cierto aquello que decía Calasso de que una editorial es la suma de todos sus títulos, igualmente podría decirse que la historia de la literatura la definen también los editores. Que el canon de la crónica patria de la Segunda República ... venga definido por Pla, Camba, Chaves Nogales y Gaziel se explica, en gran parte, por las 'Cuatro historias de la República' que Destino publicó en 2003. Wenceslao Fernández Flórez no entró en esta antología, y eso que entre 1916, cuando sustituyó a Azorín en ABC, y 1936 se consolidó como el cronista parlamentario más destacado.
Sobre la figura del autor de 'El bosque animado', un escritor muy popular en vida, ha pesado su adhesión al franquismo, su distanciamiento de la política en la postguerra y ese revisionismo buenista tan propio de la industria editorial. Jesús Blázquez , al frente de Ediciones 98, va a la contra: «Yo creo que hay que publicar libros que aporten al debate, como con la ley de memoria histórica, y que cubran un vacío». Esto es lo que le ha llevado a recuperar la obra del gallego. «La trilogía de la Guerra Civil (ahora tetralogía) está aportando algo».
Se refiere a 'El terror rojo', ' Una isla en el mar rojo ' y 'La novela número 13', todos ellos fuera de circulación hasta su reciente publicación. En ellos, Fernández Flórez narra su experiencia cuando todo se rompió:que por los pelos se libró de que los rojos lo mataran, que durante meses se refugió en dos embajadas y que, tras salir de España en septiembre del 37, volvió por Irún en la siguiente primavera para asentarse en su casa coruñesa de Cecebre. Desde allí viajó a Portugal para unas conferencias, origen de estos libros y de los artículos recogidos en 'Crónicas de la Guerra Civil', que viene a completar este ciclo.
Son crónicas que debieron de publicarse en la prensa sudamericana entre 1937 y 1938, en plena guerra, pero que Blázquez no ha encontrado ni en los periódicos argentinos ni en los uruguayos, ni en ABC, donde escribía Fernández Flórez. «Se las dictaba a su hermano Félix y luego las corregía. Con los años, esos mecanuscritos fueron subastados. Los compró la Xunta de Galicia y los donó a la Fundación Wenceslao Fernández Flórez. Así es como he llegado a ellas», explica Blázquez.
Estos artículos, inéditos hasta la fecha, recogen detalles de la batalla de Teruel, las minas de Ciudad Universitaria o la guerra del lenguaje, tan de actualidad estos días. «Soy un testigo que narra, no un novelista que inventa, y el horror que los rojos desencadenan pasa frecuentemente delante de mí, y aunque un día y otro pare de él la atención y la pluma, al fin hay que recoger su insistencia», escribe Fernández Flórez. Después de esto, el gran cronista parlamentario de la España de los años 30 nunca más volvió a ocuparse de la política, añade Blázquez: «Estos textos se pueden entender desde un deber moral o desde su deber como periodista. Acabada la guerra, pasó a escribir sobre fútbol o toros, que no le gustaban».
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