Sale a la luz una historia inédita de Louisa May Alcott
La revista «The Strand Magazine» publica por vez primera un relato que la autora de «Mujercitas» escribió a los 17 años
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAndrew Gulli es la definición perfecta de ratón de biblioteca. Es decir, si nos atenemos a lo que recoge el Diccionario de la RAE, un «erudito que con asiduidad escudriña muchos libros». Desde hace años, más de veinte, en concreto, los mismos que lleva ... como editor jefe de la mítica publicación literaria «The Strand Magazine» , con sede en Birmingham (Alabama), se pasa la vida rastreando las huellas de los grandes clásicos de la literatura universal en cuantos archivos y bibliotecas pueblan la geografía estadounidense. En ese vagar, a veces sin rumbo, pero siempre con tiento, en busca de textos inéditos y rarezas que sus autores dejaron en un cajón a la espera de una oportunidad o, simplemente, prefirieron que pasaran al olvido, sólo ellos sabían por qué, a veces da con joyas que valen su peso literario en oro. Así, entre sus últimos hallazgos figuran tesoros como un cuento inédito de Ernest Hemingway fechado en 1956, un relato perdido que Steinbeck publicó en Francia el 31 de julio de 1954, una obra de teatro que William Faulkner escribió con poco más de veinte años, al acabar la Primera Guerra Mundial, o un relato de fantasmas de H.G. Wells del que nada sabían los expertos en el autor de «La guerra de los mundos». Todos ellos han ido apareciendo, sucesivamente, en diferentes números de la revista que Gulli dirige, en la que también acaba de ser publicado su último descubrimiento, una historia desconocida de Louisa May Alcott .
El relato estaba oculto en los estantes de la Biblioteca Houghton de libros y manuscritos raros de la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts), que alberga la mayor colección de cartas, diarios y manuscritos de Alcott. Allí se encontraba Gulli, rebuscando en los papeles de la autora estadounidense, cuando dio con un cuaderno de tapa dura en colores oscuros que llamó su atención. Compuesto por ochenta y dos páginas, y escrito con una caligrafía perfecta, de letra espigada y renglones dignos de una regla, contenía una historia titulada «Aunt Nellie’s Diary» («El diario de la tía Nellie», en su traducción al español), escrita por Alcott en 1849, cuando contaba sólo con diecisiete años. Sorprendido, emocionado y esperanzado, también, Gulli se puso de inmediato en contacto con uno de los mayores expertos en la vida y la obra de la escritora, el profesor de la Universidad de Carolina del Norte (Charlotte) Daniel Shealy , para saber si el relato era, o no, inédito. Pero le pilló en Suiza, por lo que le dejó un mensaje y esperó, ansioso, su respuesta. Al poco rato, Shealy le devolvió la llamada y le dio la buena noticia: «Este manuscrito nunca se ha publicado antes». Con las manos aún temblorosas, Gulli devolvió el cuaderno a su lugar e, «inmediatamente», decidió publicarlo en «The Strand Magazine».
Publicación
Para ello, según relata vía telefónica, con voz jovial y pizpireta, desde su despacho de la sede de la revista en Birmingham, se puso en contacto con la Universidad de Harvard . «Me dijeron que sólo necesitaba su autorización. Por lo que recuerdo, no pagamos nada. Trabajar con ellos fue muy fácil, son muy buena gente», comenta el editor. Su sensación, entonces, era sobre todo de alegría. «Estaba muy contento, porque llevo haciendo esto mucho tiempo. Por cada ocasión en la que publico una obra de un gran autor, hay diez veces en las que encuentro algo y creo que es inédito, pero luego contacto con un experto y me da la mala noticia de que se ha publicado antes». En este caso, la suerte volvió a sonreírle, con el valor añadido de que la mayoría de los primeros escritos de Alcott no se conservan, ya que fueron destruidos por ella o por sus familiares a petición de la propia autora.
La tía Nellie , protagonista del relato de Alcott, es una mujer madura, de unos cuarenta años, que cuenta, a través de un diario, los avatares de su vida junto con los tres jóvenes que tiene a su cuidado: su sobrina, la dulce e inocente Annie, que es huérfana; la decidida y ocurrente Isabel, amiga de ésta, y el atento y cortés Edward, amigo de la familia y por el que las dos jóvenes sienten algo más que pura e ingenua amistad. Un triángulo amoroso que recuerda a otras obras posteriores de Alcott y que demuestra que, ya entonces, tenía clara su vocación literaria y buscaba, con decisión, convertirse en una escritora profesional. Es lo que sostiene, al menos, Shealy, que responde así al ser preguntado por ABC acerca de la importancia de esta historia en el conjunto de la obra de la autora de «Mujercitas» : «Nos muestra a una escritora que está comenzando a encontrar su voz de cara a la publicación de su obra. El manuscrito revela que, cuando era adolescente, Alcott había aprendido a usar la caracterización y la trama para crear una historia. También sabía cómo mantener el ritmo de su narrativa para generar suspense e interés y que los lectores se engancharan».
En la época en la que escribió el relato, Alcott vivía de un modo bastante precario con su familia en un sótano de Boston. «La historia –continúa Shealy–, que fue escrita durante lo que ella misma definió como ‘mi período sentimental’, revela que al principio de su carrera estuvo influida por escritores como Charles Dickens , Sir Walter Scott y las hermanas Brontë ». A juicio de Gulli el relato muestra, además, que la escritora «era muy madura, estaba adelantada a su tiempo y, hasta cierto punto, era una feminista desde una edad muy temprana, porque la historia se cuenta desde la perspectiva de una mujer de unos cuarenta años y soltera, y ese no es el estereotipo de la década de 1850». En ese sentido, el editor recuerda cómo «en la familia Alcott, que estaba compuesta principalmente por mujeres, éstas eran personas muy poderosas y formidables y, al final, eran las que sostenían económicamente a su padre». Y, en cuanto al valor de la historia, Gulli no tiene dudas: «Es muy valiosa, porque cuando lees algo que un autor ha escrito antes en su vida, intentas compararlo con algo posterior. Y cuando leí esto, me dije: “El personaje principal es muy parecido a Jo, de ‘Mujercitas’”».
El final
Aunque las nueve mil palabras que componen el manuscrito tienen un abrupto final. Alcott dejó inacabada la historia, colgando de una enigmática frase: «Le rogué y recé para que ella ...». ¿Por qué? «No lo sabemos –confiesa Shealy–. Nunca mencionó la historia en sus cartas o diarios. Tampoco sabemos realmente cómo de larga pretendía que fuera. Con su trama de amor triangular, la historia podría haber sido parte de lo que Alcott imaginó como una novela más larga. El manuscrito no fue editado nunca y contenía eliminaciones, añadidos y numerosos errores, lo que demuestra que ella nunca llegó a la fase de intentar publicarlo». Pero Gulli, amante de las chocolaterías Valor que descubrió en España hace unos años, decidió hacer de la necesidad virtud y organizar un concurso en la revista para que jóvenes escritores envíen su propio final de la historia. La mejor de todas las propuestas recibidas aparecerá en el número de octubre de la publicación. «Ella dejó suficientes pistas sobre cómo terminaría. De esa manera, se mantiene vivo su legado», remata el editor de «The Strand Magazine» .
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete