libros / poeta de feria
Rafael Fombellida: bellísima terapia
«Violeta profundo» es su emotivo y reflexivo nuevo libro
manuel de la fuente
Cuando las cosas vienen mal dadas, la poesía siempre ha sido un refugio . Ante las tempestades del alma, ante los huracanes del corazón. Ha sido y quieran las musas que así sea y así siga siendo por los siglos de los siglos. La ... poesía puede tener dones balsámicos, esencias terapéuticas, y también puede ser el exorcismo con el que espantar demonios interiores y exteriores.
Rafael Fombellida (quinta del 59) ya lleva en su mochila lírica abundante pertrecho, con títulos como «Los últimos días», «Deudas de juego» y «Montaña roja». Reflexivo y altísimamente emotivo se nos presenta ahora en «Violeta profundo» (Renacimiento), fatalmente convencido ante el espejo a punto de hacerse añicos de la vida: «Moriré a media tarde. Cuando toda / la lógica del mundo se mude en metafísica/ y los carros de niebla preparen su atavío. / Moriré cuando nadie esté conmigo». Más aún, la certeza de que solo lo ya ido permanece: «Un hombre muerto es esto, y nada menos. / Nos sobrevivirá, pierde las dudas», son dos pequeños, pero intensísimos ejemplos, contenidos en la segunda parte del libro, «La bella homicida», rica además en distintos registros poéticos.
Ante la Parca
Un verso de Dylan Thomas , aquel santo bebedor de leyenda («Do not go gentle into that good night»: «No entres dócilmente en esa buena noche») cierra el libro, con la promesa de que no habrá rendición ante la Parca, esa «bella homicida».
Pero antes Fombellida ya nos ha aprestado para defendernos con uñas y dientes en leal combate por la vida en el Campo de Marte, donde el poeta de Torrelavega se bate el cobre en poemas verdaderamente hermosos y conomovedores como «Matinal de domingo»: «Permite ahora que bruña con mi paño el granito / y deje, arrodillado, mi lámpara de aceite, / porque en cuanto me pueda levantar, / de seguro tendrás que sostenerme».
Un combate del que sale con vida la rosa que define este libro: entre la dulzura y la fragancia pero también con sus espinas, su dolor: «Así somos, amor. La muerte nos divierte /hasta que va tocándonos el hombro». Y en ese terrible entonces, cuando esa mano llega a nuestro hombro, apenas, como sabe y escribe Fombellida, si nos queda la poesía. Poesía la de Rafael que te deja el corazón hecho jirones. Pero a salvo .
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