Problemas económicos y depresión, los años más tormentosos de J. K. Rowling

Llegó a la Universidad de Oporto con un contrato bajo el brazo. Y así comenzó a dejarse seducir por la preciosa ciudad portuguesa , donde el río Duero pierde su nombre para desembocar en el Océano Atlántico. La niebla preside un sinfín de sus amaneceres y esa atmósfera caló en el semblante de Rowling.

Su estancia lusa no fue demasiado larga, pues duró como un año y medio . Pero las vivencias que acumuló al lado del emblemático Puente D. Luis I, proyectado por el ingeniero francés Gustave Eiffel a semejanza de su icono mundial en París, la marcaron para siempre.

Cuando la lluvia apretaba en Oporto (algo muy habitual), ella se refugiaba en el Café Majestic , un histórico local en pie desde 1921 en la Rua Santa Catarina. Y allí fue perfilando el personaje de Harry Potter , hoy convertido en una marca registrada cuyo valor global supera los 7.500 millones de euros, con más de 500 millones de libros que vendidos en los cinco continentes.

El periodista local Jorge Arantes se cruzó en el camino de J. K. Rowling una tarde en un bar de la Ribeira. Se enamoraron, se casaron (el 16 de octubre de 1992) y terminaron divorciándose tres años después . Su relación solo puede calificarse de tormentosa, lo que empujó a aquella muchacha que pecó de ingenua a sumergirse en la fantasía como tabla de salvación para escapar de la (cruda) realidad.

Al parecer, el deterioro de sus vínculos alcanzó tal grado que el individuo cruzó el umbral de la corrección y hasta maltrató presuntamente a aquella anónima ciudadana británica. Los problemas económicos afloraban y el «terremoto» doméstico estaba servido.

En medio de todas esas dificultades, Rowling se quedó embarazada de una niña, Jessica Isabel, hoy de 26 años y a la que se vio obligada a criar como madre soltera .

De ahí que terminara huyendo de Oporto: no por la ciudad, sino por los fantasmas de las turbulencias. Se instaló en Edimburgo en 1993, el mismo año que nació su hija, porque allí se asentaba su hermana Diana. Se instaló con su hija durante un periodo de tiempo en un apartamento facilitado por los servicios sociales antes de encontrar otro modesto alojamiento de una habitación en sus difíciles comienzos en la ciudad escocesa.

«La violencia, el delito y la adicción eran parte de la vida diaria en esa parte de Edimburgo», recordaba J.K. Rowling al regresar diez años después al apartamento, acompañada de las cámaras de un programa de televisión. Fueron días muy duros, ya que, además de no tener empleo, sufría el acoso de su ex marido. Ha confesado que en ese tiempo sufrió una depresión y que sólo su hija le dio fuerzas para no caer en la tentación del suicidio.

La escritora aprovechaba los momentos en los que su pequeña se dormía en el carro para entrar en cafeterías y escribir. Vivía con unos ingresos de unos cien euros semanales , y había pedido unos 5.600 prestados a una amiga para pagar a alguien que cuidara a su hija mientras asistía a la universidad . Fue durante sus estudios, en 1995, cuando terminó de darle cuerpo a «Harry Potter y la piedra filosofal», el primer título de la serie.

El manuscrito fue rechazado por doce editoriales . Un año más tarde recibió por fin la aprobación de Barry Cunningham, presidente de la editorial Bloomsbury.

Más tarde, en 2001, contrajo matrimonio con Neil Murray , con quien tiene dos hijos varones: David y McKenzie.

Sin embargo, las huellas de Portugal no se le va de la cabeza a la «culpable» de que millones de personas se hayan enganchado a las aventuras del aprendiz de mago, todo un contrapunto del periodo convulso que Rowling vivió en suelo luso.

La «saudade» pervive en su memoria y, de hecho, una vez le preguntaron por Salazar Slytherin , un personaje fundamental en el complejo entramado de la saga literaria.

«¿El nombre de Salazar viene de los tiempos en que usted vivió en Portugal? Existe una figura portuguesa llamada Antonio de Oliveira Salazar », le inquirió un experto en su obra en referencia al déspota que instauró un régimen tenebroso al otro lado de la frontera durante 44 años, hasta su muerte en 1970. Respuesta: «Sí, me inspiré en él» .

La dictadura más larga de Europa provocó el aislamiento de Portugal, sumido en un tiempo de regresión tan particular que ni siquiera conectó con Hitler y Franco . Y esa mano de hierro la trasvasó al perfil de Slytherin, que se distinguió como uno de los cuatro fundadores del colegio Hogwarts, es decir, había fallecido mucho antes del advenimiento de Harry Potter.

El Salazar de Rowling , un hechicero capaz de comunicarse con las serpientes, era el más despiadado de los magos y preconizaba que los miembros del gremio debían mantener su sangre ‘limpia’ , esto es, sin mezclarse con la de los no magos porque él los valoraba como seres superiores.

¿Y quién ejercía como su sucesor mientras Harry Potter campaba a sus anchas? Pues Voldemort , su enemigo en todos los libros. En el enfrentamiento entre ambos se halla la base de la lucha del bien contra el mal que inunda la serie.