Jean-Yves Ferri: «El gran reto es cómo seguir manteniendo vivo a Astérix en nuestro mundo»
El dibujante y guionista francés, responsable desde hace una década de las aventuras de los personajes creados por Goscinny y Uderzo, presenta en España el nuevo album de la serie, centrado en el pueblo sármata y con una vertiente feminista
El dibujante y guionista francés Jean-Yves Ferri, junto al personaje de Obélix
El bueno de Astérix está a punto de cumplir 62 años, pero sigue en plena forma, a juzgar por las mareantes cifras del nuevo álbum de sus aventuras junto con su inseparable Obélix , el quinto que firman Jean-Yves Ferri (guionista) y Didier Conrad ... (Dibujante). ‘Astérix tras las huellas del grifo’ (Salvat) se publicó el pasado 21 de octubre en diecisiete lenguas en todo el mundo (entre ellas, el castellano, por supuesto, pero también el catalán, el euskera, el asturiano y el gallego), con una primera tirada de cinco millones de ejemplares (desde su aparición, en 1959, llevan vendidos 370 millones de álbumes), uno menos que el total de correos electrónicos que intercambiaron sus ‘creadores’ durante el proceso de elaboración. Y, por seguir con los números, pero estos ya más relacionados con el muy particular universo de los galos más universales, en la nueva historia hay nueve escenas de peleas, un total de 90 bofetadas gráficamente sonoras y son 196 los litros de leche de yegua fermentada que Obélix llega a beberse a lo largo de las 48 páginas que dan forma al libro.
En esta ocasión, Astérix viajará hasta el este de la actual Europa para prestar su ayuda a los sármatas , un pueblo nómada mencionado por primera vez en el siglo V a.C. por Heródoto . Ya presentes en algunas viñetas de ‘Astérix en Italia’ (2017), los sármatas eran guerreros (y guerreras, pues entre ellos abundaban las amazonas ) y dominaban las estepas situadas entre los ríos Ural y Danubio. Acosados y perseguidos por los romanos, Astérix y Obelix acudirán en su auxilio y, de paso, descubrirán los misterios del grifo, una criatura mitológica que tiene cuerpo de león y posee garras, alas y pico de ave rapaz, y que simboliza la fuerza, la vigilancia y la ferocidad. A su paso por Madrid para presentar el libro número 39 de la serie, Jean-Yves Ferri charló con ABC de la responsabilidad que sigue recayendo sobre sus espaldas diez años después de haber sido elegido para continuar con el legado de René Goscinny y Albert Uderzo .
‘Astérix tras las huellas del grifo’ es su quinto álbum. ¿La presión sigue siendo la misma que cuando le encomendaron seguir dando vida a estos personajes en 2011?
En ‘Astérix y los pictos’ (2013), la primera historia que escribí, el cielo se me cayó sobre la cabeza, porque tenía que inventarlo todo. No sabía qué hacer con esa herencia, con ese legado... Al principio, el dibujante no era Didier Conrad. Pero, a medida que fue pasando el tiempo, los tres, e incluyo al editor, nos hemos ido conociendo un poco más y hemos logrado trabajar muy bien. Esa buena convivencia quita un poco de presión, la relativiza.
Pero entiendo que a la hora de ponerse a escribir siempre está encima el referente de Goscinny y de Uderzo, ¿no?
Es la visión del lector. No hay una lista preestablecida de cosas que tenemos que hacer, no tenemos unas obligaciones escritas.
¿Tienen libertad?
Sí. El editor me pidió que hiciera un Astérix sin saber cómo se hacía. Astérix es algo muy artesanal y entre Conrad y yo hemos logrado superar el reto. Nosotros somos los primeros sorprendidos de haber sido capaces de hacerlo.
¿Por qué los sármatas como coprotagonistas de este nuevo álbum?
Porque quería mandarles al este, y los sármatas eran simplemente el pueblo que estaba allí en esa época, descrito por los romanos. Ya había descripciones de los romanos de las mujeres guerreras, de las amazonas.
Precisamente, una de las cosas que está presente en el álbum es el machismo. ¿Cómo batalla Astérix contra su propio machismo?
Sí, está desestabilizado, porque nunca ha visto guerreras. Ellas le desprecian un poco a él... Era una manera de alejar al personaje de su zona de confort.
¿Qué conclusiones sacamos de ese lado más desconocido de Astérix?
Astérix es machista porque es reflejo de la época en la que fue creado por Goscinny, cuando la mayoría de mujeres eran sólo amas de casa. Él es reflejo de esa época, hereda esas costumbres. La cuestión ahora, la pregunta, es si puede seguir existiendo en el mundo tal y como es hoy.
¿Y cuál es la respuesta?
Ese es el gran reto, el desafío de cada nueva historia que escribo, porque intento que siga vivo, siendo él, pero en un mundo que va cambiando. Esa es la gran dificultad. Si sigue Astérix, que espero que sí, tendrá que cambiar un poco, no de carácter, pero sí evolucionar… Esa es la cuestión… Usted me asusta…
¿Yo? ¿Por qué?
Por las preguntas, me está haciendo pensar mucho, reflexionar mucho… [ríe].
Pues creo que esta cuestión tampoco es fácil… Los sármatas son un pueblo oprimido por el imperio romano. ¿Qué reflexiones se pueden sacar de esta historia con respecto a la sociedad que vivimos actualmente?
Los romanos representan la actitud occidental hacia la naturaleza. Los sármatas tienen una relación mucho más armoniosa con la naturaleza. Y los galos están en medio.
¿Y quiénes serían los galos en nuestra sociedad?
Son el reflejo del hombre o de la mujer occidental, que no puede frenar el mundo en el que vive, pero tiene muchas preguntas y dudas sobre el futuro. Los romanos consideran a los sármatas unos bárbaros, pero al final no sabes muy bien quién es el bárbaro…
Hablemos un poco de la inspiración de uno de los personajes, Terrignotus, que guarda un gran parecido con el escritor francés Michel Houellebecq… ¿Él ha dicho algo, saben si está contento con la representación?
Le hemos enviado un libro dedicado.
¿Y ha habido respuesta?
De momento, no. Pero creo que puede estar contento.
¿Por qué se fijó en él?
Salir en un álbum de Astérix en Francia es muy importante, un orgullo… Pero nos fijamos en él por el físico.
¿Y su carácter?
Houellebecq daría para un álbum entero. En el libro es el intelectual de la banda.
¿Qué le atrajo del grifo, de ese animal mitológico?
Viene de lejos, porque yo quería escribir una historia sobre las creencias. Poco a poco he ido acercándome a los animales mitológicos que conocían los romanos, y el grifo es uno de los más plausibles.
Astérix y Obélix son dos personajes universales, comparables al Quijote.
Sí.
El hecho de que sobrevivan, de que sus historias se sigan leyendo, y vendiendo, demuestran el enorme poder de la literatura.
El mérito es de Goscinny y Uderzo, sus creadores, a ellos hay que rendirles homenaje. Crearon un mundo, un universo, totalmente estable, que es coherente y puede seguir y seguir y seguir.
Ahora la responsabilidad es suya…
No me lo diga, por favor… [rie].
Yo empecé a leer las aventuras de Astérix y Obélix siendo una niña, y como yo muchas generaciones en las últimas seis décadas. ¿Qué representan ellos para el lector de hoy en día?
Es algo muy cercano, muy familiar. En Francia, a nadie le extraña ver pilas y pilas de álbumes. Astérix pertenece a cada familia. Cuando voy a las librerías, veo cómo la gente se acerca a los libros y es algo natural. También está criticado, hay quien dice que es un fenómeno comercial, industrial, pero nosotros no entramos ahí. Cada uno tiene su propio Astérix. Hay diferencia entre lo que sentimos como autores y el recibimiento de los lectores, que es gigantesco.
¿Qué habría hecho Astérix frente a la pandemia?
No quería usarlo como tema central de este álbum, hay algunas alusiones, pero prefería que fueran situaciones más humorísticas. No tenía ganas de incorporarlo como tema central.
¿Por dónde nos llevará el siguiente álbum?
No lo sé. Tengo varias pistas, pero de momento no hay nada concreto.
Y la última: ¿hay alguna poción mágica frente a la estupidez y la tiranía del Estado contra la que lucha Astérix?
Desgraciadamente, no. Individualmente podemos salvarnos gracias al humor.