«Hooligans ilustrados»: sentimientos por la escuadra
Nueva colección de Libros del K.O., con los colores y el corazón por delante
manuel de la fuente
Que uno sea español, español, español , y salte, grite, se tire por los suelos o por la ventana, cuando aquel iniestazo en el Soccer Satdium de Johannesburgo hizo campeona del mundo a la Roja , entra dentro de lo razonable, incluso ... dentro de lo racional.
Tanto como que uno se rasgue las vestiduras y se mese desesperado los cabellos cuando Raúl fallaba aquel penalti ante Francia en la Eurocopa del 2000. Se llama patriotismo y es un instinto, bastante básico, en líneas generales, cosa gregaria y pelín cavernaria, pero humana hasta las cachas.
Hasta aquí bien, tan bien y tan entendible como que un tío que se llama Manolo se recorra el mundo tocando el bombo, a la bim, a la bam, a la bim- bom-bam, y tan normal como que los erasmus se pinten la cara cuando ven a Casillas y compañía.
Pero que uno haya nacido en Almodóvar del Campo , haya crecido comiendo gachas y pisto manchego, y un buen día se vea tan forofo del Barça como el Nen del Tambor del Bruch ya es otra cosa. Pero es así. Como que alguien llamado Guasch sea del Español y del Madrid . Y que un tronco de la calle del Sombrerete en Lavapiés sea más culé que Cruyff. De ahí al hooliganismo radical hay un paso, pero es otra cosa.
Merengón, merengón
Lo cierto es que un buen día, bastante antes de que a uno le salga la barba, incluso las excrecencias del acné, se planta ante el espejo y se dice: «Soy del Madrid» . El camino puede haber sido otro aunque con idénticos resultados. Estás en clase, de párvulos que se llamaba entonces, y tu compa de pupitre te pregunta: «¿De qué equipo eres?» Y ahí tú, como si llevaras siglos planteándote la pregunta y su consiguiente respuesta pues tampoco dudas: «Del Madrid» .
He puesto Madrid para no engañar a nadie y para ir con las pelotas (merengues) por delante. Como han hecho en la editorial Libros del KO que ha puesto en marcha su fantástica colección Hooligans Ilustrados . Una idea sorprendente y unos resultados espectaculares. Lejos de la objetividad , de la ecuanimidad, de la razón, los libros se le encargan no a un tipo frío y calculador, sino a un auténtico hincha y forofo del equipo en cuestión. El resultado con las entregas que ya se han publicado es de auténtica goleada . Porque los escritores lo hacen desde el corazón, desde las entrañas, a pelo y solo cubiertos por los colores de su equipo.
Equipazos al pie de la letra
De momento, la serie ofrece estos títulos y equipos: «Yo me voy al Manzanares» , del periodista y musicólogo Julio Ruiz, a propósito, claro está, del Atleti; «Una cuestión de fe» , o la religión españolista, según Enric González; «Marchito azar verdiblanco» , visión de las penas, penitas, penas del Betis a cargo de Antonio Luque; «Una insolencia», de Marcos Abal, que hace deliciosa memoria blaugrana; y «Grupo Salvaje » , de Manuel Jabois, un niño gallego que cambió el pulpo por el merengue, y que hará llorar a las mocitas madrileñas .
Todos cuentan decepciones, alegrías, anécdotas, lágrimas, viajes iniciáticos, alucinaciones colectivas, y hasta se cuentan unos cuantos momentos sobrecogedores, que demuestran que los vikingos también lloran (lloramos)... cuando escuchamos los pitos de la radio y llega la palabra de redención: «Gol del Madrid» .
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