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ABC Cultural

«La Generación del 56», historia de los «alborotadores» que posibilitaron la Transición

ANTONIO VILLARREALMADRID. Algunos de los protagonistas de aquellos «sucesos estudiantiles de febrero de 1956», junto a distintos representantes de la política y la cultura, se reunieron ayer en uno de

ANTONIO VILLARREAL

MADRID. Algunos de los protagonistas de aquellos «sucesos estudiantiles de febrero de 1956», junto a distintos representantes de la política y la cultura, se reunieron ayer en uno de los salones del Congreso de los Diputados para festejar la reedición, 25 años después, de «La generación del 56. La Universidad contra Franco». Escrito por Pablo Lizcano, narra el desarrollo de los acontecimientos que llevaron a la primera crisis interna del régimen de Franco. Este libro, según el autor, «está tejido como un relato, ya que está sustentado en las narraciones orales de las 50 personas a las que entrevisté durante la elaboración del texto».

La lista de los siete detenidos por los altercados ocurridos en aquellas fechas en la Facultad de Derecho de la Complutense (ubicada por entonces en la calle de San Bernardo) epataría hoy día a cualquier interesado en historia contemporánea. Como responsables del Manifiesto para la convocatoria de un Congreso de Estudiantes y los subsiguientes altercados, aquel 9 de febrero eran detenidos Enrique Múgica, Ramón Tamames, Javier Pradera, Miguel Sánchez-Mazas, Gabriel Elorriaga, José María Ruiz-Gallardón y Dionisio Ridruejo. Un par de días después, otros nombres como los de José Luis Abellán o Fernando Sánchez-Dragó pasaban a engrosar la lista de inquilinos de los sótanos del penal de Carabanchel.

El mayor mérito, en palabras del actual Defensor del Pueblo Enrique Múgica (autor del prólogo) estuvo en «la capacidad de síntesis sobre las posturas de los grupos políticos en aquella época de balbuceos desdibujados en mitad de la niebla del franquismo».

Junto a Lizcano y Múgica, presentaron el volumen otros de los protagonistas de esta historia como Tamames, el ex ministro Rodolfo Martín-Villa o Sánchez-Dragó, que estos días recogía el premio Fernando Lara de novela por «Muertes paralelas», un libro que, paradójicamente, está también ambientado en las mismas revueltas universitarias.

Sánchez-Dragó recordaba ayer cómo el general Franco denominaba a este grupo de oposición universitaria -en el que se reunieron personas de diverso perfil ideológico o intelectual, desde cristianos hasta comunistas- como de «jaraneros y alborotadores». Años después, estos mismos actores, antaño «alborotadores», reciben, en el Parlamento, epicentro mismo de la democracia, un grato reconocimiento a su labor.

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