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Emmanuel Carrère: «Para escribir un libro es necesario tener un poco de megalomanía»

El autor francés, uno de los titanes del género de la no ficción, visita Madrid con motivo de la reciente concesión del premio FIL de Literatura

El escritor Emmanuel Carrère durante la entrevista con ABC Belén Díaz Alonso
Bruno Pardo Porto

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A Emmanuel Carrère (París, 1957) las arrugas le delatan. Cuando duda, dibujan un rostro distinto, pero natural, pues se ha pasado (se pasa) la vida observando, preguntándose. Habla lento, se toca el mentón al pensar, y entonces responde con la contundencia de los matices que salpican su obra. Desde que en 1999 sacudió al mundo con « El adversario », la historia real de un asesino que mató a toda su familia, el autor ha estado hurgando en la realidad para alumbrar historias veraces e incómodas, de personajes hondos como un pozo del que sacar algo de literatura fresca.

Hace unos meses, en el discurso que dio cuando recibía el FIL, se lamentaba de que no tenía nuevas ideas sobre las que escribir... ¿Continúa así?

Ya no es así. Estoy preparando una película, aunque no es exactamente lo mismo que escribir un libro. Espero que después de esto llegue otro libro.

Como autor de no ficción, ¿qué es lo que busca en la realidad? ¿Qué necesita una historia para ser contada?

Es una pregunta difícil. Por supuesto, hay historias que todo el mundo está de acuerdo en que son buenas historias. Pero eso es distinto de que una historia sea conveniente para mí. Tengo que tener ese sentimiento, un poco absurdo, un poco pretencioso, de que soy la única persona en el mundo que puede escribir esa historia. Aunque sea un poco megalómano. Yo creo que este tipo de megalomanía es necesaria para escribir un libro.

¿Por qué?

Porque necesita mucho trabajo. Tienes que creer que esa historia te estaba esperando para ser contada.

Ha escrito sobre personajes tan distintos como el escritor y político ruso Eduard Limònov o el asesino Jean-Claude Romand. ¿Qué es lo que interesa, lo que busca, en los personajes?

Una de la razones para escribir libros, sean de ficción o de no ficción, es tener la sensación de qué pasaría si no fueras tú mismo, cómo sería tener la experiencia vital de gente que no seas tú. Intento entender y describir experiencias vitales que son distintas a las mías. Y también, aunque estos personajes sean muy diferentes, buscar si hay alguna similitud conmigo. Y también en qué somos diferentes. Gracias a Dios no soy un asesino (ríe).

Suele decirse que sus libros son autobiográficos, que siempre está escribiendo sobre sí mismo.

Eso es así en parte. Depende del punto de vista. Si ves mis libros como obras de investigación, como reportajes periodísticos, estoy muy presente, quizás demasiado. Pero si consideras estas obras como si fueran una suerte de autobiografía, estoy muy poco presente, como un veinte o un treinta por ciento solo. Para una autobiografía no es mucho.

Belén Díaz Alonso

En «Calais» ya trató el tema de los inmigrantes, tan en boga por los últimos sucesos en el Mediterráneo. ¿Le gustaría escribir sobre este drama?

Sí, pero creo que tendría que encontrar la forma de hacerlo, conocer a alguien... Es algo muy misterioso lo que hace posible escribir una historia larga sobre alguien o algo. Necesitaría encontrar algo muy concreto que me de ese sentimiento del que hablábamos antes.

En el mismo discurso que mencionaba, usted terminaba hablando de la libertad y la generosidad. Me gustaría preguntarle por lo que está ocurriendo en la frontera entre México y Estados Unidos, donde esas ideas parecen brillar por su ausencia.

Obviamente, el presidente Trump no está siendo generoso. Podría darle mi visión como ciudadano, como lector de periódicos. Pero mi visión como escritor… No lo sé. Necesitaría trabajar mucho, investigar mucho el tema. Y no lo he hecho hasta ahora.

¿Por qué prefiere seguir escribiendo libros de no ficción en lugar de obras de ficción?

No es una cuestión de preferencia. Escribo no ficción porque es lo que siento que puedo escribir ahora.

En este sentido, ¿cómo le influyó la lectura de la novela de Truman Capote «A sangre fría»? ¿Fue el libro que cambió su carrera como escritor?

No creo que cambiara mi carrera, pero fue un libro muy importante para mí. Es un libro que creo que tiene una influencia inevitable en todo escritor que intente escribir la historia real de un crimen. Es una obra maestra.

¿Qué otros autores le han marcado como Capote?

Muchos, muchísimos. Dostoievski, Flaubert, Philip K. Dick…

Todo escritor empieza como lector...

Yo creo que descubrí que quería ser escritor cuando era un adolescente. Saltar de la lectura a la escritura fue un proceso natural.

¿Se plantea volver a la ficción?

No tengo nada planeado, ¿pero por qué no?. No tengo nada en contra de la ficción. Yo leo ficción. Me encanta la ficción. Si algún día tengo una idea para un libro de ficción lo escribiré con placer.

Por cierto, esa película que está escribiendo, ¿es ficción o documental?

Es ambas (dice entre risas).

Alumbra novelas, libros de no ficción, películas… ¿Cómo se mueve entre géneros tan distintos?

Es siempre el mismo trabajo: tratar de entender algo sobre el mundo, sobre las experiencias de la gente, sobre mí, y explorar el tema de la forma más seria y profunda que lo pueda hacer. Y no importa si es ficción, no ficción, un libro o una película. Es lo mismo.

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