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Centenario de Miguel Delibes

Delibes, el académico más triste que tomó posesión en la RAE

La Magna institución homenajea al escritor con una charla virtual sobre su vida y obra entre Darío Villanueva, Luis Goytisolo, Luis María Anson y su hija y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, Elisa Delibes

Miguel Delibes tomó posesión de la silla "e" en la RAE el 25 de mayo de 1975 LUIS ALONSO

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Miguel Delibes (1920-2010) tomó posesión como académico de la Real Academia Española (RAE) el 25 de mayo de 1975. El escritor estaba destinado a ocupar la silla "e", con "e" de Delibes, en la Magna institución, pero aquel no fue un día alegre para él. Ángeles de Castro , su mujer y amor de toda una vida, la que tuvieron la suerte de compartir, había fallecido sólo seis meses antes, el 22 de noviembre del año anterior, dejando al autor sumido en una profunda melancolía que fue, poco a poco, socavando su ánimo y hasta su condición física. Tanto es así que llegó a la ceremonia de ingreso pesando apenas sesenta kilos, hasta el punto de que cuando fue a probarse el frac que establecen los cánones académicos en la sastrería se quedaron asustados, pues jamás habían visto a una persona tan delgada. Era, como dijo Julián Marías en su discurso de contestación, "un hombre incurablemente herido".

Así lo recordó su hija, Elisa Delibes , presidenta de la Fundación que lleva el nombre de su padre , en la conversación telemática que compartió con otros tres académicos, Darío Villanueva, Luis Goytisolo y Luis María Anson , dentro del homenaje de la RAE al escritor con motivo del centenario de su nacimiento. "Fue un momento triste, incluso me pareció pesado, yo desebaba que acabara, llevárnoslo a casa", rememoró Elisa, que contó, además, que el día "bonito" fue cuando la familia supo que había sido elegido: "Mi madre todavía vivía. Le llamó por teléfono la mujer de Lázaro Carreter y le dijo: 'Enhorabuena, señor académico, 14/13'. Y él nos dijo: 'No me han dado estopa de milagro'. Nos invitó a cenar a La Goya".

"No he conocido a un hombre más enamorado de su mujer ni más triste cuando ella murió", aseguró Anson. El académico recordó cómo conoció a Delibes, hacia finales de la década de los 50, en el despacho de Torcuato Luca de Tena en ABC . "Era colaborador habitual de ABC y fue nombrado jurado del premio Cavia , que en esa ocasión se le otorgó a Gonzalo Fernández de la Mora". Al día siguiente, apareció en el periódico que el galardón había sido concedido "por unanimidad", y Delibes escribió una carta para aclarar que él no había votado por Fernández de la Mora , pero la misiva no se publicó, por lo que decidió dejar de colaborar con esta casa. "Cuando me hicieron director -reveló Anson-, pensé que tenía que estar Delibes y conseguimos que volviera a escribir para ABC. Aprendí lo que significa la dignidad de una persona que fue capaz de renunciar a ABC, que en ese momento lo era todo. Miguel, aparte de ser un gran escritor, era todavía mejor persona".

En el caso de Luis Goytisolo , su relación personal con Delibes "fue muy escasa", pero el autor vallisoletano fue, junto con Carmen Laforet y Camilo José Cela , uno de los escritores que más le influyó. "Seguramente, los tres influyeron mucho en que me pasara de la poesía a la prosa. Mi relación con él siempre se basó en el elemento literario y en la caza; a mí me gustaba mucho cazar, igual que a él, y admiraba su respeto por la naturaleza del mundo en el que se movía como cazador", detalló Goytisolo.

Un momento de la charla virtual, que pudo seguirse a través de YouTube ABC

Darío Villanueva , por su parte, reivindicó a Delibes como "un académico excepcional", pero, sobre todo, como "una figura fundamental de la literatura española contemporánea y de la novelística internacional". El que fuera director de la RAE compartió con Delibes, años ha, un viaje a Holanda que fue un "momento extraordinario" para él. "Dábamos una serie de conferencias al alimón. Yo era el telonero y la estrella era Miguel Delibes . En Holanda le interesaba extraordinariamente la cuestión ecológica", contó Villanueva, que comentó, entre risas, cómo lo primero que hizo Delibes nada más verle, antes de entrar en el hotel, fue: "¿Ganó ayer el Valladolid?". "En Delibes -continuó el académico- me fascinó el hecho de que él reflexionaba continuamente sobre el arte de la novela , desde una independencia extraordinaria. Él vivió en Valladolid al margen de capillas, de grupos, y tenía una visión muy ajustada y certera de lo que era la literatura, y eso a mí me fascinó".

Siguiendo con esos momentos que cada uno atesora en su corazón, Elisa Delibes quiso recordar aquella ocasión en la que, siendo ya su padre muy mayor y estando viudo, ella dio, en su casa, con la carta que le escribió a su editor, José Vergés , el día que ella nació. "La leí entera y simplemente le decía: 'Le envío mi novela'. Yo le pregunté por qué no le dijo que yo había nacido… Era un momento en el que tenía hijos todos los días… Para él, era algo cotidiano. Él fue un buen padre, pero fue un padre de su generación, no era el padre que te cuenta cuentos, ni que te baña, ni que te lleva al colegio… Fue un padre afable, y exigente. Fe un buen padre ".

Un ser extraordinario

Acto seguido, Anson volvió a la literatura, porque Delibes era " un escritor excepcional ", y a esa otra cara de la misma moneda que, claro, es la vida. "Para él, la literatura era la expresión de la belleza. Lo más importante era la belleza del lenguaje , creó un lenguaje nuevo, incorporó muchísimas palabras, muy bien pensadas. Es uno de los seres más extraordinarios que cualquier persona puede conocer. Siempre estuvo a favor del pobre y en contra del rico, a favor de la mujer y en contra del hombre machista, a favor del débil y en contra del fuerte". A lo que Villanueva asintió, al otro lado de la pantalla: "Su discurso de entrada a la RAE fue un aldabonazo, aprovechó la tribuna para hacer un llamamiento que ahora vemos que era angustiado y angustioso y que sigue teniendo plena vigencia".

Un escritor que, sin duda y a juicio de todos, " hubiera merecedio el Nobel ", aunque él nunca lo esperó, como desveló su hija. "Cuando le dieron el Nobel a Cela, supo que el Nobel había pasado por su ventana, le dijo adiós y se alegró de que así fuera. Mi padre nunca esperó el Nobel, y nosotros tampoco". Lo que está claro es que su obra sigue siendo leída como una de las más grandes de la literatura española del siglo XX y reconocida, además, por las generaciones más jóvenes, que se acercan a Delibes con fervor y devoción. A ellos, a los lectores más precoces, cada uno quiso recomendar, antes de acabar la charla virtual, una obra del escritor: "El príncipe destronado" (Anson), "Señora de rojo sobre fondo gris" (Goytisolo), "Cinco horas con Mario" y "Los santos inocentes" (Villanueva), y "Mi vida al aire libre" (Elisa Delibes). Pasen y lean.

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