El caso de la desaparición de la escultura de Richard Serra que destapó ABC se convierte en novela
El escritor Juan Tallón ficciona en su último libro lo sucedido con la obra de 38 toneladas perdida por el Reina Sofía mezclando realidad y ficción a través de las voces de 73 'personajes' implicados, de algún modo, en la trama
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl 18 de enero de 2006 saltaba una de las noticias más impactantes, e inverosímiles, del mundo del arte en España en las últimas décadas. Lo hacía, además, en las páginas de este periódico y firmada por Natividad Pulido . El titular era el ... siguiente: 'El Reina Sofía pierde una escultura de Richard Serra de 38 toneladas de peso'. Y así rezaba la entradilla: «Ni en Registro ni en Gerencia del museo se han hallado facturas del pago del depósito de la obra». Nadie sabía dónde estaba la obra del artista estadounidense, ni quién la tenía, ni siquiera si seguía en pie.
Una «rocambolesca historia», que comenzó en 1986 y que como sostenía aquella información, era «digna del mejor guión de Hollywood », pero cuyo final quedó abierto, inacabado, en realidad, ya que las pesquisas policiales no dieron con el o los culpables. La escultura nunca apareció y Serra terminó replicando la pieza y dándole rango de original para que el Reina Sofía la incorporara a su exposición permanente.
Un hecho real, con tintes de pura ficción, que el escritor Juan Tallón ha novelado en 'Obra maestra' (Anagrama), un libro que llevaba persiguiendo, casi, desde que la noticia trascendió en ABC. Para ello, y tras muchos años de intensa labor de documentación, de investigación, incluso, (el autor consiguió acceder al expediente judicial, un momento 'mágico' para él), se vale de 73 voces de 'personajes' que, de un modo u otro, estuvieron involucrados en la trama: el propio Richard Serra (es el único que 'habla' más de una vez, seis, en concreto), Philip Glass, la jueza que instruyó el caso, la fundadora del Reina Sofía, algunos de los directores de la pinacoteca, los policías que lidiaron con la desaparición de la obra, galeristas, coleccionistas, ministros, historiadores, el escritor César Aira, la editora Belén Bermejo, el propio Tallón o Natividad Pulido, encargada de abrir el coro de sucesivas voces.
«Desde que trascendió, la noticia me dejó muy confundido, porque me generaba una incomprensión absoluta. La idea de que algo tan pesado desapareciese como si fuese algo ligero, muy pequeño, no entraba en un esquema mental lógico», confiesa Tallón. Pero aquello se quedó ahí, como una semilla a la espera de germinar en el momento oportuno en la creativa mente del escritor, «como una arandela suelta, haciendo ruido de vez en cuando». Fue en 2009, durante una visita al Reina Sofía con Aira , cuando Tallón empezó «a pensar en el suceso como el comienzo de una novela, como algo que se podía convertir en literatura». Comenzó entonces «una lenta tarea de acumulación, de documentación, al principio tímidamente, porque siempre se interponía por el medio un libro diferente y quedaba aplazado».
Una vez «estuvieron los testimonios recogidos, hechas varias entrevistas y acumulada toda la labor de hemeroteca y de bibliografía», Tallón vio que «todo ese material que aisladamente era pobre podía adquirir sentido» si se presentaba en su conjunto, de manera sucesiva, como una voz detrás de otra. «Seguramente -argumenta- una novela puede funcionar aun careciendo de una voz narrativa que la gobierne. Se trataba de hacer del gran misterio que hay al comienzo de la historia un misterio prolongado, ese era el reto. Me pareció dar con la estructura que debía tener el libro y, con eso ya al fin resuelto, me pareció que la novela estaba hecha. De hecho, tardé poco tiempo en escribirla».
Ficción y hechos reales
Con esa acumulación de voces tan personales como distintas, un logro narrativo que dice mucho del talento de Tallón, el autor buscaba «acercarse al objeto de la historia desde todos los puntos de vista, de tal forma que cada uno aportase algo diferente, valioso, que tuviese sentido y enriqueciese la historia de la escultura». Siempre, eso sí, teniendo muy presente que estaba escribiendo una novela. «'Obra maestra' es una novela, muy documentada, con un alto índice de trabajo histórico, periodístico, pero es una novela, y eso convoca la posibilidad de la ficción, está en el pacto narrativo. También es cierto que es una novela que quizás no se conforma con ser sólo una novela y pisa otros géneros como pueden ser la crónica periodística e incluso el ensayo. Pero fundamentalmente es una novela, y como novela el autor puede hacer el uso que a él le parezca de toda la escritura».
Con eso aclarado, por aquello de posibles malentendidos, lo importante para Tallón era que «en todo momento el lector se sintiese concernido por la pregunta: ¿pero esto puede ser verdad, esto sucedió?». Una cuestión que al final del libro, en esa «mezcla de ficción y de hechos reales», quedará resuelta… o no. Todo dependerá, como siempre, del lector. El autor, entretanto, sueña con la posibilidad de que la escultura de Richard Serra «esté viva».
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete