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Carolin Emcke: «Los derechos humanos están exentos de condiciones»

La periodista y ensayista alemana recibió ayer en la Feria del Libro de Fráncfort el premio de la Paz, que otorgan los libreros alemanes

Carolin Emcke, ayer en Fráncfort AFP

JOSÉ-PABLO JOFRÉ

Tal y como se anunció en junio, la periodista y ensayista alemana Carolin Emcke ha recibido en Fráncfort el premio de la Paz que cada año entrega la Asociación de Libreros alemanes en el marco del cierre de la Feria del Libro. Emcke respondió al galardón, dotado con 25.000 euros –en años anteriores lo han recibido Ernesto Cardenal, Jorge Semprún y Mario Vargas Llosa, entre otros– con una llamada a luchar contra el odio en todas sus formas: « Todos somos responsables de todas las formas cotidianas de desprecio y denigración», manifestó Emcke a los asistentes, entre quienes se encontraba el presidente de Alemania, Joachim Gauck.

Emcke estudió Filosofía, Ciencias Políticas e Historia en Londres, Fráncfort y Harvard, y ha trabajado en los semanarios «Der Spiegel» y «Die Zeit», dos medios de comunicación que marcan la agenda sociopolítica y cultural de Alemania. Emcke es una sobria cronista de «un mundo en rebelión» , afirma el presidente de los libreros, Heinrich Riethmüller: «Escribe aquello que otros le cuentan y lo que ella misma siente con ello, es decir, con frecuencia miedo, rabia y desamparo ». El último libro de Emcke, «Gegen den Hass» (Contra el odio), es una confrontación ensayística entre el racismo y el fanatismo.

La respuesta al actual odio y fanatismo que se respira en la sociedad no puede quedar sencillamente relegada a los políticos, dice Emcke, recordando que « la libertad no es nada que se posee, sino algo que se hace ». Apela a todos a comprometerse: «No podemos permitir que nos conviertan en indefensos y nos dejen mudos» y, para lograrlo, «todos en la sociedad civil son necesarios». La « patología social » de nuestro tiempo consiste en catalogar a las personas «según conceptos y colores de piel, según origen y religión, según sexualidad y físico», con lo que luego se justifica la exclusión y la violencia, advirtió ante unos mil invitados.

La periodista insistió en que «existe una relación entre la violencia y el lenguaje y la violencia y el silencio» y cree que es necesario confrontar a los «populistas y fanáticos» que exigen un «pueblo homogéneo» o una «religión verdadera»: « La diferencia no es un motivo suficiente para la exclusión », como «la semejanza no es motivo suficiente para derechos fundamentales», dice Emcke, quien recuerda que «los derechos humanos están exentos de condiciones. No existen requisitos que deban cumplirse para que alguien sea reconocido y protegido como persona». Emcke finalizó su discurso indicando que «el afecto o el rechazo, la aceptación o la aversión respecto a proyectos de vida, prácticas sociales o convicciones religiosas no deben desempeñar un papel. Esa es la esencia de una sociedad liberal, abierta y secular».

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