Suscríbete a
ABC Cultural

Carlos Edmundo de Ory: viaje del postismo al audiovisual

Si en España hubiese justicia, aunque sólo fuera justicia poética, ese venerable y sapientísimo anciano que es Carlos Edmundo de Ory, un poeta de los de antes, de los de carne (mortal y gozosa) y

EFE Carlos Edmundo de Ory, ayer en Madrid

Si en España hubiese justicia, aunque sólo fuera justicia poética, ese venerable y sapientísimo anciano que es Carlos Edmundo de Ory, un poeta de los de antes, de los de carne (mortal y gozosa) y hueso (milenario y profético), estaría en todos los altares de ... nuestra literatura, sería honrado en los juegos florales, y le colgarían del cuello medallas y parabienes. Pero no, porque, y puede que afortunadamente, el poeta gaditano vive en un pueblo perdido de la Francia profunda (Thézy-Glimont), alejado del mundanal ruido y de las pompas (a veces fúnebres) de los correveidiles, en una casa que, según cuentan, no sólo es una casa encendida, sino también un lugar que parece salido del magín de los hermanos Grimm.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia