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ABC Cultural

El Cantar de Mío Cid, logotipo de lo español

«La obra es la versión antropomorfa del toro de Osborne empuñando una espada que apunta a las estrellas»

Luis Alberto de Cuenca

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He sido siempre un entusiasta de la épica, tanto de la popular ( Volksepos ) como de la artística ( Kunstepos ), pero más de la primera que de la segunda. La épica de laboratorio me fascina, pero no tanto como la épica oral, ... esa asamblea de palabras donde tiene su asiento el inmortal e imprescindible Volksgeist o «espíritu popular», tan incorrecto hoy desde el punto de vista político. De ahí que, aun considerándome un admirador incondicional del Viaje de los Argonautas , de la Eneida , del Orlando furioso o de La Araucana , las obras épicas que figuran en la vitrina de mis máximas preferencias son la Epopeya de Gilgamesh mesopotámica, el Ramayana sánscrito, la Ilíada , el Beowulf , la Chanson de Roland y el Nibelungenlied , por limitarme solo a seis títulos que me entusiasman, o siete si incluyo en la lista —cosa que hago muy gustoso— el Cantar de Mío Cid , ahora que va a exponerse coram populo en la Biblioteca Nacional.

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