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ABC Cultural

Borges: la sublimación del relato breve

El escritor argentino con mayor proyección universal

Celia Fraile Gil

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Borges se imaginaba el Paraíso como una biblioteca repleta de libros de autores ingleses del siglo XIX. A imagen y semejanza de la que él mismo disfrutó cuando era niño en la residencia familiar del barrio porteño de Palermo («Creo que nunca he salido de ... allí», manifestaba a menudo). Desde muy pequeño, su padre le dio acceso libre a cualquier libro que quisiera leer y él se rodeó de las historias de H.G. Wells o Julio Verne , mientras su abuela paterna, Frances Haslam, le enseñaba la lengua inglesa. Esa pasión por la lectura despertó su talento literario incluso antes de llegar a las dos cifras de edad. Con apenas seis años, debutó con una fábula basada en «Don Quijote de la Mancha». Poco después, le seguía su portentoso don para la traducción con «El príncipe feliz», de Oscar Wilde (alcanzaría una de sus cumbres con «Orlando», de Virginia Woolf). El titán de las letras daba sus primeros pasos en la literatura al mismo tiempo que los daba por el mundo, en concreto por Ginebra y España (donde veía publicada su primera poesía, «Himno del Mar»). Cultivó infinidad de géneros literarios (poemas, ensayos, crítica...), pero fue en el relato breve donde encontró la sublimación de su carrera como escritor.

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