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La boda de Alfonso XIII, como nunca se había contado

Ricardo Mateos desvela en su nuevo libro las presiones políticas, envidias, intrigas y anécdotas que rodearon el gran amor (fracasado) del Rey

Imágenes de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg con motivo de su boda, el 31 de mayo de 1906 ABC
Almudena Martínez-Fornés

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Tras bucear en los Archivos del Palacio Real de Madrid y del Castillo de Windsor, entre otras fuentes, el escritor Ricardo Mateos ha reconstruido los entresijos de la que iba a ser la boda más brillante y fastuosa celebrada jamás en España hasta que el atentado de Mateo Morral la tiñó de sangre. Entre otros documentos, Mateos ha tenido acceso a las postales y cartas que se enviaron los novios, desde que el Rey Alfonso XIII rechazó el abanico de Princesas idóneas que le habían preparado y se dejó llevar por un flechazo con Ena, la más atractiva y escultural de las nietas de la Reina Victoria, pero también la menos relevante de las primas.

La exhaustiva investigación del autor ha desmontado creencias extendidas, como que Victoria Eugenia se convirtió al catolicismo entre lágrimas o que la Reina María Cristina era partidaria de una Princesa austriaca, pero sobre todo ha permitido rescatar los testimonios de quienes vivieron el romance de Alfonso XIII, que unos alentaron y otros trataron de dinamitar. También describe los esfuerzos de España, entonces un país pobre y atrasado, para convertir la boda en una plataforma de promoción internacional. Así lo recoge Ricardo Mateos en su última obra, « Alfonso y Ena, la boda del siglo » (La Esfera de los Libros), que se presentará el 22 de octubre a las 19 horas en el Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid (Gran Vía, 13).

Los Reyes salen de la iglesia tras la ceremonia ABC

De su lectura se desprende que la Reina española fue advertida del riesgo de que Victoria Eugenia portara la hemofilia , enfermedad que entonces no se llamaba así ni había sido tipificada, pero que la Familia Real británica conocía y mantenía en secreto. Además, el libro desvela datos, anécdotas, envidias e intrigas desconocidos hasta ahora; demuestra que los novios apenas se conocían cuando se casaron, describe la «grandiosa» etiqueta española -que todos admiraban- y, sobre todo, retrata los últimos coletazos de una época de fastos, ornato y exhibición de riqueza que desapareció con la Guerra Mundial. «Nunca antes ni después se concentraron tantos diamantes en Madrid como el día de la boda».

Cuenta Mateos que cuando a Alfonso XIII le llegó la edad de casarse, le prepararon tres candidatas respaldadas por los imperios de la época: Patricia de Connaught , por el Reino Unido; la Duquesa María Antonieta de Mecklenburg-Schwerin , del II Reich alemán, y la Archiduquesa María Gabriela , de Austria.

«No quiero ser Reina»

La primera le rechazó, y se lo hizo saber ella misma en un almuerzo en Clarence House: «¿Acaso soy muy feo? Porque parece que no gusto a la dama a mi derecha?», preguntó Alfonso XIII a la comensal de su izquierda. Pero Patricia de Conaught tenía otras razones que, según relata el autor, confesó a una íntima amiga: « No quiero ser Reina, que es ser esclava de todos ».

A las otras dos candidatas, las rechazó Alfonso XIII tras conocer a la Princesa Ena y así se convirtió en el primer Rey de España que antepuso las razones del corazón a las de Estado . «Fue la primera boda en la que el Rey dejó claro que iba a decidir él con quién se casaba», afirma Mateos, quien sostiene que, «más allá de la historia romántica, su padre, Alfonso XII, se casó con la Reina Mercedes porque tenía que amigarse con el Duque de Montpensier , y después con la Reina Cristina, por una cuestión de Estado», y recuerda que «Isabel II tuvo una boda desastrosa por razones de Estado».

Los Reyes, tras la boda, pasan con el coche real por la calle Alcalá ABC

La elección de Alfonso XIII pronto suscitó envidias, advertencias, intrigas y críticas. «El hecho de que una tercerona como era la Princesa Ena se viera elevada al rango de Reina España movilizó muchos celos», explica Mateos. Y es que ahora puede resultar sorprendente que una nieta de la Reina Victoria de Inglaterra pareciera poca cosa para el Rey de España, pero lo cierto es que «en aquella época lo era». Además, el autor menciona como elementos que se utilizaron en contra «la ascendencia judía de la Princesa Ena (por su abuela paterna, la condesa de Haucke) y una bastardía en la Casa de Hesse, de la que todo el mundo era consciente».

Un capítulo del libro está dedicado a las temidas intrigas de la entrometida Infanta Eulalia , tía de Alfonso XIII, que iba contando por las casas de Londres horrores de España, además de intimidades de la Familia Real.

En todo el libro sobrevuela un triple auge y ocaso, relata Mateos. «El fastuoso despliegue de la boda, que la bomba desmonta. El mundo de boato, riqueza y ornamentación , que termina con la Guerra Mundial. Y el amor de los Reyes, que alcanza su culmen durante el viaje de novios en La Granja, pero un año después, cuando nace el Príncipe de Asturias, comienza el infierno de la Reina. Lo que fue un gran amor se convirtió en un gran desdén».

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