Una biografía recorre el itinerario personal de Luis Martín-Santos

Lázaro llegó hasta Martín-Santos mientras preparaba una historia de la psiquiatría española. Los artículos del escritor le sorprendieron por su rigor técnico, pero también por “una calidad de lenguaje y una claridad de ideas muy llamativa en medio de la bibliografía profesional de la época. Eso me llevó a leer “Tiempo de silencio”, que me gustó mucho, y luego empecé a escuchar anécdotas e historias sobre su vida. Me fascinó que hubiera tantos estudios sobre su novela, analizando el texto hasta la última coma, pero que no se hubiese escrito nada en serio sobre la relación entre la novela y la personalidad y la vida de su autor”.

José Lázaro no ha escrito una biografía al uso. Ha creado un puzzle a partir de docenas de entrevistas con amigos, conocidos, colegas, gente que de una u otra manera, paralela o perpendicularmente se cruzaron en el camino vital de Martín-Santos, desde la cocinera de su casa hasta sus compinches de farra, de Juan Benet a José Ramón Rekalde. En palabras del propio Lázaro, ha sido como un crear un gran collage, como el archivo con todas las fichas de una tesis, pero sin llegar a escribir la tesis”. Las piezas encajan, aunque como diga José Lázaro, “nadie sabe realmente cómo era Martín-Santos, probablemente ni él lo sabía. Yo soy bastante freudiano y creo que desde Freud todos somos muy conscientes de que lo que conocemos de nosotros mismos es una parte relativamente pequeña de lo que hay detrás. Al final queda una colección de rastros, de fragmentos que nos dan una imagen que en realidad no es una sola imagen sino muchas, con muy diversas perspectivas. Yo no digo cómo era, quién era, tan sólo he reflexionado sobre el contraste de las diferentes perspectivas recogidas en tantos testimonios”. Para Lázaro, Martín-Santos fue un sartriano convencido (de hecho, uno de sus hijos fue bautizado como Juan Pablo, en honor al existencialista francés) que durante dos años se metió algo en política (fue detenido en tres ocasiones) “más por resistencia ética y rechazo personal de la estupidez y mediocridad del mundo en que tenía que vivir que por hacer la revolución, y que pronto se dio cuenta de que los resultados prácticos de esa actividad son nulos en relación al coste personal”. Sin embargo, la obra que él esbozaba, para José Lázaro sí que fue planteada por el novelista como “un intento de transformar la realidad y transformar la mentalidad de sus contemporáneos mediante la literatura, ya que políticamente existían barreras insalvables para hacerlo. De hecho, “Tiempo de silencio” sería la denuncia de ese mundo frustrante, “Tiempo de destrucción”, la rebelión contra todo ese mundo, y un tercer libro, que ni siquiera tuvo una página, ni título, sería el dedicado al tiempo de libertad soñado por Luis Martín-Santos y sus compañeros, una vez que cayera el viejo mundo de la España sagrada”.