Amin Maalouf: «Estoy consternado viendo la evolución del mundo»
El escritor franco-libanés publica nueva novela, «Nuestros inesperados hermanos», escrita antes de la pandemia, pero que dibuja un escenario singularmente parecido e inquietante
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Iniciar sesiónUna nueva novela de Amin Maalouf (Beirut. Líbano, 1949) es siempre una buena noticia. Pero, sin duda, este año cobra una dimensión aún mayor y hasta festiva, pues no andamos muy sobrados de buenas nuevas. Se trata, en realidad, de un libro que ... el escritor franco-libanés tenía terminado antes de que comenzara la pesadilla, en forma de pandemia, que estamos viviendo y que releyó durante el confinamiento. Aquel reencuentro con su propia ficción en un momentos inaudito le hizo darse cuenta de la urgencia, de la necesidad, casi, de entregar a sus lectores esta nueva historia cuanto antes. Bajo el inspirador título de «Nuestros inesperados hermanos» (Alianza Editorial), narra las vicisitudes de los dos únicos habitantes de una pequeña isla de la costa atlántica, empeñados en evitarse hasta que la extraña avería de todos los medios de comunicación les obliga a salir de su soledad.
«Teníamos unas costumbres cuando se publicaba un libro: iba a España, hacía una gira, me encontraba con la prensa, había firmas de libros… Ahora nos estamos todos acostumbrando a nuevas maneras de hacer y nos preguntamos si serán cambios duraderos o provisionales… Yo no estoy seguro de que la normalidad de después sea la misma que la del antes, hay cosas que cambiarán. El mundo después de 2020 no será el mismo que el de antes», comenzó diciendo Maalouf, parapetado, como ya es habitual, al otro lado de la pantalla en una rueda de prensa virtual. Eso sí, a qué se parecerá ese nuevo mundo, cómo será, «es difícil vislumbrarlo», ya que «estamos en medio del camino».
Hace cosa de un año, el escritor publicó un ensayo titulado «El naufragio de las civilizaciones». En él, se imaginaba un mundo que avanzaba hacia el naufragio y, de hecho, mencionaba varias veces el Titanic. «Realmente, creo que el mundo va hacia algo que se parece un tanto a eso… Esta ficción nació de esa idea, de ese miedo, de ese temor de ver que el mundo avanza hacia un naufragio».
Al principio de esta última novela, Maalouf cita a Novalis: «La novela surge de las carencias de la Historia». Y, desde luego, es así en el caso de «Nuestros inesperados hermanos». «Es una novela que nace de una angustia. Tengo la sensación de que la Historia avanza hacia una dirección que no es la que yo desearía, y quería imaginar un mundo en el que sucede algo espectacular y compensa esas carencias de la Historia».
El libro es, en realidad, una parábola, forma literaria que, según el escritor, «es lo que necesitamos hoy». «El mundo de hoy necesita ser repensado, reinventado, reimaginado, probablemente más que en cualquier otro momento de la Historia, hay algo nuevo que está sucediendo y que jamás había sucedido antes». Pero, a su juicio, es que, aunque hoy «la humanidad tiene los medios para resolver todos los problemas que se le plantean, no sabemos hacia dónde vamos». Y ahí entra en juego la imaginación. «La literatura nunca antes ha tenido un lugar tan concreto en la humanidad, porque su función es imaginar el mundo. Estoy consternado viendo la evolución del mundo. Tal vez esta pausa que la Historia nos ha dado será el momento para repensar el mundo, para reimaginarlo».
Esperanza
Para ello, la esperanza es clave. Una condición, además, inherente al oficio de escritor, a juicio de Maalouf. «El papel del escritor es ser lúcido y mantener la esperanza. Un escritor que cree que no hay futuro para la humanidad es inútil para la humanidad. Necesitamos mantener la esperanza».
El problema es que, viendo lo que sucede en tantos países del mundo, muchos de ellos de sobra conocidos por el escritor, la conclusión es clara: «No hemos avanzado mucho». Basta mirar a Francia, donde en los últimos meses se han sucedido los ataques terroristas. «Tengo la sensación de que las identidades siguen siendo asesinas en muchos sitios y los acontecimientos que hemos vivido en Francia son inquietantes. Es muy difícil detener ese tipo de fanatismo, de criminalidad, de terrorismo residual. Lo que espero es que se condenen estos actos en origen. Si estuviera en la época antigua, diría que tendríamos que secar el agua en la que el pez del terrorismo vive y se baña. Desgraciadamente, no es así. Es un problema que debería ser resuelto y luchar contra las identidades asesinas es un combate que sigue mereciendo la pena».
Maalouf, en su «nivel humilde», intenta encontrar la necesaria «visión equilibrada de los acontecimientos del pasado» para poder afrontar lo que quiera que nos depare el futuro. «Pero estamos en un mundo en el que las tensiones están aumentando, se está envenenando el ambiente en todo el mundo», remató.
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