Hazte premium Hazte premium

Joe Abercrombie:«La buena fantasía es un espejo del mundo»

El escritor británico inicia con «Medio Rey» una nueva trilogía tras el éxito de «La primera ley»

Joe Abercrombie:«La buena fantasía es un espejo del mundo» inés baucells

david morán

Ahora que la literatura fantástica empieza a parecer una competición sobre quien tiene la trilogía más abultada o la heptalogía más laberíntica y compleja, Joe Abercrombie (Lancaster, 1974), tercero en discordia en esa Santísima Trinidad del género que completan George R. R. Martin y Patrick Rothfuss, ha optado por hacer todo lo contrario. «Siempre he admirado la brevedad, y a veces me pongo un poco impaciente con la longitud cada vez más ingente de algunas series», explica el escritor británico.

Él mismo se ha embarcado en extensas y complejas aventuras épicas como «La primera ley», trilogía de la que despachó más de dos millones de ejemplares, pero la invitación de un editor para escribir una novela más transversal, dirigida tanto al lector joven como al adulto, fue la excusa ideal para cambiar de registro. «Escribir para un público más joven me parecía una gran oportunidad para ser más conciso», apunta Abercrombie sobre el nacimiento de «Medio Rey» (Fantascy), primera entrega de una nueva trilogía, «El mar Quebrado», en la que Yarvi, un joven nacido con una malformación en la mano, deberá tomar las riendas del riendas del reino de Gettlandia y de su propio destino tras el asesinato de su padre y su hermano. Eso sí: que nadie espere una versión suavizada o dulcificada de Abercrombie. «Quería escribir algo que funcionara para un público joven pero que no echara para atrás al público adulto» , aclara.

-¿Sigue siendo la fantasía una de las mejores maneras de acceder a la lectura?

-Es una entre muchas otras. No veo una gran distinción entre lo fantástico y otros géneros. El hecho de estar en mundo ajeno te obliga a que los personajes y las relaciones tengan que ser más reales y auténticas. Aunque escribas sobre el pasado y de otros lugares, sigues siendo un escritor moderno con lectores modernos. Los mejores libros fantásticos son los que hablan del mundo tal como es. Una de las razones del éxito de «Juego de Tronos» es que todo parece muy real y auténtico, podemos empatizar con los personajes, aunque sus acciones no sean ejemplares. Mucha gente no lo ve como fantástico precisamente porque parece auténtico.

-Al final es necesario construir todo un mundo nuevo para poder hablar del nuestro.

-La buena fantasía es un espejo del mundo y nos permite investigar temas reales. Siguiendo con «Juego de Tronos», el modo de que tiene de mostrar el funcionamiento del poder, cómo la gente se perpetúa en sus errores y los débiles son arrastrados por fuerzas despiadadas… Eso habla mucho de cómo es el poder ahora mismo.

-¿El éxito de «Juego de Tronos» ha hecho la gente se tome más en serio la literatura fantástica?

-Por supuesto que sí. Yo leí lo libros cuando salieron, a mediados de los noventa, y encontré todo lo que echaba de menos en el género: personajes vivos, líneas desdibujadas entre buenos y malos, ambigüedad moral, avaricia… Tuvo mucho impacto en formato libro y en televisión ha encontrado un público aún más amplio. Se ha convertido en un hito cultural y ahora está a la misma altura que «El señor de los Anillos», ya que ha revolucionado lo que se puede hacer con la fantasía.

-¿De dónde surge Yarvi, el héroe tullido al que seguimos en «Medio Rey»?

-Un día estaba con mis hijos en un parque infantil y vi que había un chico con una malformación en la mano al que le costaba un poco interactuar con los otros niños, y empecé a pensar en cómo sería su vida, y en cómo hubiese sido en un entorno medieval. Si eres un vikingo o un bretón, tienes que sostener un escudo no sólo para defenderte: es una responsabilidad social. Así que la idea de una personaje que sin ninguna culpa se convierte en un marginado y no puede cumplir su papel en la sociedad me resultó interesante.

-De hecho, buena parte de la literatura fantástica se basa en la lucha entre el bien y el mal, pero aquí encontramos otra lucha bien distinta: la del ingenio y la inteligencia contra el músculo y las armas.

-Eso también tiene que ver con el contraste entre hombre y mujer, porque parte de la idea en este mundo era introducir personajes femeninos en una cultura en el que las mujeres tuviese roles poderosos. En el pasado había creado mundos muy patriarcales, así que pensé en hacer algo distinto. Por otro lado, en la fantasía tradicional se habla mucho del bien y el mal. En este mundo, sin embargo, la lucha es entre distintas maneras de entender el bien. No hay actos malvados pero sí actos necesarios para servir a un bien mayor. Los héroes que no dudan de lo que es correcto ni de lo que hace no refleja nuestras propias luchas. En la vida real tampoco tenemos caminos claros.

-Hablando del mundo de «Medio Rey», ¿de dónde nace todo este universo que rodea el Mar Quebrado?

-Era muy consciente de estar intentando imitar el mundo vikingo. En este primer libro ya hay pistas de que ha existido una civilización más avanzada que se ha colapsado y lo que queda es una sociedad primitiva y en ruinas. Alguien diría que es nuestra propia civilización, pero yo quise jugar con la ambigüedad e imitar la forma del mar Báltico.

-Patrick Rothfuss acostumbra a comparar a su protagonista Kvothe con Don Quijote. ¿Con quién podríamos emparentar a Yarvi?

-Hay un poco de Hamlet, que era emocionalmente lisiado e incapaz de actuar físicamente, aunque cuando visité una escuela una de las niñas me dijo que se parecía al Rey León (ríe). También tiene cosas en común con otros personajes como Tyrion Lannister, de «Juego de Tronos», que es la quintaesencia del personaje de George R. R. Martin. Representa todo lo que no es un héroe de fantasía clásica, pero es precisamente eso lo que crea la empatía.

-¿Significa esto que «Hamlet» y «Juego de Tronos» pueden llegar a tener el mismo impacto?

-El impacto puede ser distinto, pero en esencia son iguales. Para mí Shakespeare es una gran influencia, pero también lo es, por ejemplo, una película como «Sin perdón». Leo todo tipo de literatura, y todo eso, combinado con tus propias experiencias, el cine y los videojuegos, es lo que acaba saliendo de tu cabeza. No soy partidario de distinguir lo popular y la literatura de alto nivel. Escribir grandes historias no es un logro pequeño. Escribir grandes historias no es un logro pequeño y entretener a un gran número de personas no está nada mal. Además, hay autores hoy venerados como Shakespeare, Dickens o Tolstoi que en realidad eran quienes se encargaban del entretenimiento de su época.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación