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Un libro recupera el romancero de Sevilla, memoria viva de la tradición popular
El profesor de Literatura Española, Pedro M. Piñero, ha dirigido el trabajo de campo realizado por la capital y la provincia
andrés gonzález-barba
El saber popular se expresaba antiguamente a través de viejos romances cantados fundamentalmente en los pueblos por los más ancianos del lugar mientras realizaban los trabajos de la vida cotidiana. Esta antigua tradición oral que se ha ido transmitiendo de generación en generación es la ... que ha recuperado el profesor emérito de Literatura Española de la Hispalense Pedro M. Piñero, que junto a su equipo de investigación ha salvado este incalculable patrimonio inmaterial en el libro «Romancero de la provincia de Sevilla» ( Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla ), un completo volumen que recoge no sólo romances tradicionales, sino también ejemplos de romancero nuevo y vulgar tradicionalizado, burlesco e infantil o religioso.
El «Romancero de la provincia de Sevilla» es el volumen tercero de la colección «Romancero General de Andalucía». Tras haber aparecido los de Cádiz y Huelva, en este corpus sevillano se reúnen muestras de versiones de numerosos temas, ilustrando todo el proceso seguido por la tradición moderna en esta zona desde los mismos comienzos, en 1825, hasta nuestros días. La obra es el resultado de varios años de investigación de los componentes del Área de Literatura Oral de la Fundación Machado y del grupo de investigación de la Universidad de Sevilla, «Romancero de la tradición moderna en Andalucía», dirigidos por Pedro M. Piñero. Además de Pedro M. Piñero, en la edición de esta inmensa obra de recuperación de patrimonio inmaterial han participado Antonio José Pérez Castellano, José Pedro López Sánchez, José Luis Agúndez García y Dolores Flores Moreno. Asimismo, al final de la misma se incluye un estudio musicológico de Joaquín Mora Roche.
Por otra parte, Pedro M. Piñero recuerda con mucho cariño la influencia decisiva que ha tenido en su trabajo la familia Capote Benot, ya que tanto José María Capote, que fue compañero suyo en la Facultad de Filología, como su madre, Josefa María Benot, y otros miembros de esta familia le cantaron muchos romances que este investigador recogió en su libro «Romancerillo de Arcos», que incluía un estudio musicológico de Manuel Castillo.
Romancero moderno
A partir de ahí surgió el proyecto del «Romancero General de Andalucía»: «En el caso de Sevilla encontramos una gran riqueza de textos en archivos, bibliotecas y centros de investigación», reconoce este experto en romances. En el siglo XIX, por la influencia del romanticismo —que comienza a buscar en la literatura popular la base de la cultura de los pueblos— se inicia el romancero de la tradición moderna, que empezó en Sevilla. Como explica el profesor Piñero en la introducción de esta obra, estando preso el polígrafo Bartolomé José Gallardo en la cárcel de Señores o «Cárcel del Pópulo» de Sevilla, en el año 1825, se produjo un hecho fundamental; éste escuchó dos romances de Curro «El Moreno», un gitano de Marchena, y de Pepe Sánchez, probablemente gitano también: «Gerineldo» y «La condesita».
«Desde entonces —indica Piñero— surgen los costumbristas, los viajeros románticos que venían de fuera y que hablaban del romancero y, sobre todo, los gitanos, ya que había un romancero gitano impresionante, original y distinto y que representa la tradición del gitano de la baja Andalucía. Ese gitanismo flamenco va desde Marchena al Puerto de Santa María, teniendo su base en Sevilla. De hecho, el gitano Juan José Niño, en 1916, canta un romancero excepcional que no se encuentra en el resto de la tradición hispánica.También hay que destacar los folcloristas de finales del siglo XIX, Demófilo o Rodríguez Marín, que trabajan en Sevilla. Esos folcloristas permitieron que tengamos muy bien documentado el romancero. En el siglo XX vinieron, asimismo, investigadores de la talla de Menéndez Pidal, y a partir de 1982 surgieron los dos grupos que yo dirijo. Ambos grupos se han aunado para poder seguir realizando este trabajo».
Entre los romances más antiguos que se recogen en este «Romancero de la provincia de Sevilla» destacan algunos de los siglos XIV y XV, otros cuentan historias de la época de Carlomagno y del siglo XIII. Sobre este aspecto, aclara este profesor que «el romancero es muy rico en temas, pero cuando llega la época moderna y contemporánea, se reduce el campo temático y en el caso de Andalucía más, ya que no hay apenas romances históricos. Al sevillano le interesa sobre todo romances relacionados con la vida de la sociedad y que modernizan asuntos antiguos para que quede la esencia del contenido desde el punto de vista social, por lo que en este romancero sobre todo hay romances novelescos, que interesan al hombre de siempre, al antiguo y al de ahora».
«La mujer es la que mantiene vivo el romancero»Respecto a los temas que se tratan, pues, destaca el de la familia:las relaciones de la casada con la suegra («Romancero de la mala suegra»); las relaciones padre e hija;las relaciones incestuosas entre los hermanos y las hermanas(«Tamar»);los asuntos relacionados con las mujeres obligadas a entrar en un convento, etc:«La mujer es el eje temático y al mismo tiempo es la que mantiene vivo al romancero.Es la que conserva al romancero. A través del romance o la canción lírica femenina las mujeres manifiestan sus ambiciones, deseos, fracasos, su fidelidad al matrimonio. La sociedad sanciona el comportamiento de la mujer. Son temas que parten de la Edad Media, del Renacimiento o de tierras lejanas».
Asegura Pedro M. Piñero que con esta labor de investigación en el romancero de Andalucía «lo que estamos haciendo es salvar un patrimonio inmaterial que se está perdiendo porque por desgracia las mujeres mayores, que son las que cantan este romancero, ya no se lo cantan a sus nietos porque la cultura se ha unificado en todo el mundo».
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