Álvaro Pombo: «Escribir es una forma de plegaria; también de transformación»

«Es difìcil hablar de una novela, si no se ha leído», dice, acomodándose los anteojos mientras abre el ejemplar de su libro «La transformación de Johanna Sansíleri» (Editorial Destino) que está frente a él. «Para hacerse una idea, leeré el primer capítulo». El escritor gira la muñeca, consulta su reloj: «Nos tomará entre seis y diez minutos».

Solemnidad. Y sin embargo, Pombo parece calcular en qué momento aligerar el protocolo. Filósofo,poeta, novelista y ex candidato al senado por el partido Unión Progreso y Democracia (UPyD), Pombo se detiene en la lectura, bromea, cita a pensadores, habla de los elementos filosóficos y espirituales que entretejen esta historia que se desarrolla a partir de que una mujer (Johanna) se entera, tras la muerte de su marido, que éste llevaba una vida paralela con otra mujer y el hijo de ambos.

«En mis últimas novelas insisto en cuál es la experiencia religiosa que hace que la gente que está descontenta consigo, cambie», dice Pombo, la voz enronquecida y agravada. Su editora, Silvia Sesé, sentada a su izquierda, previamente había hablado de que, en un futuro, «los estudiosos hablarán de una etapa» marcada por las tres últimas novelas del autor: «Quédate con nosotros señor, porque anochece», «El temblor del héroe» y ésta.

«¿Por qué cambia la dirección de nuestra ascención de manera tan radical?», alza la cabeza, recorre con los ojos a quienes lo escuchan. «Pocas cosas nos parecen tan verdaderas como decir que nadie cambia. Por eso, cuando hablamos de transformación radical, hablamos de conversión».

Pombo recalca que la conversión se opone a la aversión por la gente. Entonces, evoca a Sartre: «Es peligroso decir, como él, que el infierno son los otros. ¿Dónde encontrar la alteridad, si no es en los demás? La gente es objeto de nuestra aversión inconsciente y a medida que pasan los años nos convertimos más en nosotros mismos, hasta la caricatura»

Pausa. La mano derecha de Pombo suspendida en el aire, con la palma abierta. «Eso le pasa a todos, menos a Álvaro Pombo». Silencio roto por un par de risas. El autor sonríe, flexiona los dedos de su mano y se señala a sí mismo. «No le ocurre a Álvaro, que cada año se encamina, más intensamente, a la calcomanía de su infancia»

Es momento de hablar de las palabras. «Si escribir es una forma de plegaria, también lo es de transformación», dice, meneando la cabeza, frunciendo la nariz, «Pero las palabras aburridas y repetitivas de los políticos, producen dormición».

Pombo mismo ha hecho política. En las dos últimas elecciones de España fue candidato al senado por el UPyD. Su postura favorable al copago sanitario o su opinión crítica hacia el matrimonio gay (siendo él mismo abiertamente homosexual), han generado algunas agitaciones.

«Me regañan mucho (en UPyD)», indica. «Yo me he presentado dos veces como senador, con el objetivo de hacer todo el ruido posible, y lo he logrado. De vez en cuando me sacan en la tele junto a Rosa Díez. Un espectáculo aterrador. Parece que fundaré el nuevo nacional socialismo español». Con esta afirmación, el autor se refiere a la intervención que tuvo en 2011, durante un acto público del partido en la Plaza de Toros Vistalegre.

«Todo lo que hice, fue repetir ¡UDyP! hasta que todos se unieran. Acabaron por decirme que parara, que no lo hiciera más. Hay que dar razones, no gritos. Y sí, en cierto sentido, el mesías no voceará en la plaza»