Alice Munro y Margaret Atwood: duelo de damas en internet
Una conversación «online» entre ambas, colofón al homenaje que la Nobel de Literatura ha recibido estos días en Nueva York
INÉS MARTÍN RODRIGO
El 10 de octubre del pasado año, el teléfono no paró de sonar en toda la mañana en la casa de Margaret Atwood (Ottawa, 1939) en Ontario (Canadá). Al otro lado del hilo telefónico, pero también a través de e-mails y vía ... Twitter , la gente se deshacía en elogios. Pero las felicitaciones no iban destinadas a la escritora canadiense, sino a su amiga y compatriota Alice Munro (Wingham, 1931), que acababa de ser galardonada con el Premio Nobel de Literatura .
«¡Todo el mundo me llama para que escriba sobre Alice! Alice, sal de donde estés escondida y responde al teléfono», escribió Atwood en su perfil de Twitter . Al poco tiempo, la ganadora del Man Booker publicó un elogioso artículo sobre Munro en «The Guardian» en el que la calificaba como una de «las principales escritoras de ficción de nuestro tiempo».
Ese mismo fin de semana, Atwood se trasladó hasta Victoria (Columbia Birtánica) para felicitar a su amiga y celebrar juntas el galardón. El momento fue inmortalizado por Sheila, la hija de Alice Munro, quien tuiteó una foto en la que estas dos grandes damas de la literatura contemporánea brindaban con champán , con los ojos achispados por las burbujas de la felicidad.
En diciembre, Alice Munro no pudo acudir a Estocolmo para recibir el Nobel por motivos de salud. En su lugar envió a su hija y una entrevista en vídeo dio testimonio de la sensatez y sabiduría de una mujer que se ha pasado la vida entera describiendo la complejidad del día a día. Cuando apenas han transcurrido cuatro meses desde que se hiciera público el galardón y sus libros pueblan las librerías de todo el mundo con la flamante faja de ganadora, el Symphony Space de Nueva York ha dedicado un homenaje a Munro con una serie de lecturas públicas .
En ellas participaron las actrices Holly Hunter y Amy Ryan , el escritor Adam Gopnik y el editor Charles McGrath . Pero, el colofón del evento, que colgó el «sold out» casi desde que fuera anunciado, fue, sin duda, la charla online que mantuvieron Margaret Atwood y Alice Munro a través del Hangout de Google . La autora de «La maldición de Eva» debería haber estado presente en nueva York para entrevistar a Munro (que sigue sin moverse de su casa de Victoria desde que le otorgaron el Nobel), pero el temporal que estos días ha azotado Canadá se lo impidió, provocando un encuentro virtual entre dos grandes escritoras y, por encima de todo, cómplices amigas .
Los libros y las casualidades
Margaret Atwood , más familiarizada con las nuevas tecnologías (con 74 años maneja su propia cuenta de Twitter y es de las escritoras más activas en las redes sociales ), llevó la batuta de la charla, que fue emitida en «streaming» y vista por un auditorio sin asientos vacíos. Cada una en su casa (Atwood en Ontario y Munro en Victoria), en los escritorios en los que han dado forma a tantas grandes historias, se confiaron la una a la otra, pasando revista a su vida, a su obra y a un tiempo pasado que, pese a las desdichas actuales, nunca fue mejor que el presente.
«¿Qué libro estás leyendo ahora?», empezó preguntando Atwood. Munro contestó diligente, divertida y nunca turbada por las interrupciones fruto de los caprichos de la tecnología . «Bueno, es un libro que ha sido una grata sorpresa para mí, porque nunca había oído hablar de él hasta que me lo recomendó una muy buena amiga. Se trata de “The Once and Future Great Lakes Country” . Es maravilloso y animo a la gente a que lo lea».
«Es de John L. Riley », puntualizó Atwood, en un gesto de cómica complicidad, pues ella era la «buena amiga» que, sin embargo, cometió el error de enviarle la copia equivocada con una dedicatoria para otra persona. «Pensé que era algo bastante extraño, pero tiendo a aceptar las cosas tal y como vienen. Eso sí, cuando termine el libro espero que me envíes otra copia firmada… pero esta vez a mi nombre. ¿Sería posible?», inquirió Munro entre bromas.
El cuento y los comienzos
El cuento fue, como no podía ser de otra forma, una presencia determinante en la charla, como nexo vertebrador de la obra de Alice Munro , que empezó a escribir historias en la remota Canadá de los 50 y los 60 del pasado siglo. «No sabía que en aquella época hubiera gente escribiendo novelas . Pensé que era la única que debía escribir novelas y que, de hecho, no lo estaba haciendo porque estaba escribiendo cuentos . Había buenas editoriales en las que publicar relatos en Canadá. Yo estaba casada, tenía una familia a la que atender y no disponía del tiempo suficiente para escribir novelas. Luego resultó que no tenía el talento suficiente . En cualquier caso, incluso cuando tuve el tiempo suficiente, fue bueno descubrirlo».
Esta reflexión de Munro sobre los orígenes de su escritura lleva a ambas a recordar a su antiguo editor en Canadá, la persona que les dio la oportunidad de escribir y... ¡ser pagadas por ello! «Sin él ninguno de nosotros habría llegado a ser lo que es. Creía en nosotros y en esa época muy poca gente lo hacía en Canadá. Nunca se rindió», recuerda la autora de «Mi vida querida» .
Alice Munro: «No entendía que a la gente se la pagara por escribir»
«Al principio no me pagaban por escribir. De hecho, no llegaba a entender que a la gente se la pagara por escribir. No es que no necesitara el dinero, es que no pensaba que estuviera relacionado con la escritura». De hecho, el dinero era casi testimonial , «cinco dólares por relato» publicado en una revista, según explicó Atwood. Pero, en parte gracias a la CBC , el dinero fue llegando y las obras de ambas empezaron a conocerse, así como sus personajes.
- Margaret Atwood: Creo que he perdido la pregunta número tres, Alice, no recuerdo dónde está. Ok, vayamos a la cuarta pregunta. Ahora entiendo por qué no me he dedicado a esto. La cuarta pregunta es... una que siempre surge tratándose de ti. La gente siempre se pregunta por qué en tus libros no aparecen personajes agradables, amables. ¿Es algo que te molesta?
- Alice Munro: Es una pregunta realmente extraña. No creo que la gente sea buena o mala, siempre hay una mezcla. Soy consciente de que he escrito sobre gente deplorable y puede que haya quien piense que mis personajes reúnen las peores características del ser humano.
- Margaret Atwood: Los críticos se quejan de que tus personajes femeninos son demasiado crueles.
- Alice Munro: No sé por qué dicen eso, porque nadie leía mis libros.
- Margaret Atwood: Eso es algo bueno, Alice, porque imagina lo aburridos que serían los libros si a la gente le gustaran todo el tiempo. ¿Leerías un libro así, que le gustara a todo el mundo?
- Alice Munro: No creo que… ¿Alguna vez alguien ha escrito algún libro realmente bueno con personajes que fueran buenos todo el rato o agradables todo el tiempo?
Atwood no lo cree, pero es su «opinión personal». «La gente a veces se queja de que mis personajes no son agradables», asegura. «¿Y te crees lo que la gente dice sobre tus libros?», le pregunta Munro. «No, no», asevera.
- Margaret Atwood: «En tus libros, especialmente en los 40 y los 50, los canadienses no son tan glamurosos y no llevan ropa tan buena como los americanos. ¿Crees que es cierto?
- Alice Munro: ¡Dios mío, nunca lo había pensado! ¿Tenían ropas más bonitas? ¿Realmente escribí sobre su ropa? Claro que hablaba mucho de la ropa, porque era una de mis preocupaciones y me imagino que hablé de ese modo porque cuando era joven no tenía la ropa que me hubiera gustado. A lo mejor alguno de mis personajes era más afortunado que yo. Le gente piensa demasiado en las cosas que le gustaría tener, pero por otro lado se dan cuenta de que todas esas cosas que les gustaría tener son triviales... ¿Lo he dicho bien?
- Margaret Atwood: Sí, sí, lo has hecho.
Y es que, según Alice Munro , «la gente quiere leer libros que les haga sentir bien, felices». Pero ella lo encuentra «difícil, porque los libros que a mí me hacen feliz son del tipo “Cumbres borrascosas” ». La autora confiesa entonces a su amiga que nunca entendió «que la gente leyera para sentir que el mundo es mejor de lo que en realidad es». «Durante un tiempo fue un pensamiento que me inquietó, después las cosas cambiaron y ahora a la gente no le preocupa ese tipo de realismo, realidad o como quieras llamarlo».
Personajes «interesantes»
Lo único que Alice Munro quiere es que sus personajes «sean interesantes», aunque para ello tenga que inspirarse en la gente que le rodea en su vida normal. Un riesgo que siempre ha corrido y que en ocasiones ha conllevado furibundas críticas de sus vecinos, que veían cómo las partes más oscuras de su vida privada quedaban reflejadas en las páginas de Munro.
- Alice Munro: Pedirles que aceptaran todas las cosas extrañas que la vida conlleva era demasiado. Pero eso pasaba entonces, no ahora. Ahora todo ha cambiado de forma fascinante con respecto a cuando tú y yo éramos jóvenes. Bueno, desde que yo era joven, porque soy más vieja que tú.
- Margaret Atwood: No mucho.
Termina la charla, las pantallas funden a negro y la gente aplaude. Fuera las historias palpitan y los lectores aguardan convencidos, gracias a Alice Munro , de que «la complejidad de las cosas, las cosas dentro de las cosas... parece sencillamente inagotable».
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