Federico Moccia en Vic, la Toscana española

Después de haber descansado del viaje -realizado el día anterior a Fuenterrabía - en uno de los lugares más exclusivos de la Ciudad Condal, la Casa Fúster , Moccia empezó el día con fuerzas para afrontar la promoción de su nueva novela, “Ese instante de felicidad” (Planeta), y proseguir con su búsqueda de la ciudad española donde situar la historia de su próximo titulo (segunda parte del que presenta estos días). ABC, como hizo el día anterior, siguió sus pasos durante todo el recorrido .

Con un poco de retraso sobre el horario previsto, el escritor llegaba a las dos de la tarde a Vic, la segunda localidad finalista del concurso realizado entre sus fans para elegir dónde debía tener sus raíces María, la joven turista española de la que se enamora Nicco en Roma, protagonista de su último lanzamiento, y que desaparece tras concluir el verano, por lo que el joven italiano emprenderá un viaje en busca de su enamorada. El secreto de la localidad ganadora ( Moccia visitará hoy la última propuesta, Vejer de la Frontera ) la conocerán sus seguidores, que son muchos, la próxima primavera cuando salga a la calle su nueva novela.

A las puertas del ayuntamiento de Vic le esperaba la teniente de alcalde, Anna Erra, para ejercer de anfitriona y descubrirle los lugares especiales de una ciudad que a esas horas parecía casi fantasma, pues todos sus habitantes se habían refugiado para comer.

Con cierta premura, Moccia y la teniente de alcalde, acompañados por numerosos medios de comunicación, recorrieron el casco histórico de esta ciudad de interior en la que conviven edificios históricos (ruinas romanas, puentes románicos y vestigios medievales), con fachadas de aire modernista como la Casa Anita Colomer -”es de la época de Gaudí”, señala Anna Erra-, situada muy cerca de la actual catedral.

La Casa Fontcuberta , donde la nació la escritora Angels Anglada, convertida hoy en restaurante, es un magnífico ejemplo de casa señorial que sorprende a Moccia.

Hacer el yogurt

Vic, ciudad interior que contrasta con el paisaje ofrecido el día anterior por Fuenterrabia, situada entre el Cantábrico y la montaña, está considerada una ciudad estudiantil cuya universidad goza de cierto prestigio. Es precisamente esta población, la juvenil, la que más le interesa al escritor a la hora de comprobar si María, el personaje de su novela, podría encajar en esta atmósfera.

Un jovencísimo grupo de fieles lectoras (no superan los 13 años) se acercan a Moccia para conocerle y este aprovecha para preguntarles qué es lo que hacen en el pueblo para divertirse. Berta y Claudia le ilustran comentándole que suelen reunirse en la plaza mayor para “hacer un yogur”. Esto es, comer yogur “con topics” y en grupo. “Algo así como hacer botellón pero más inofensivo”, bromeamos.

En la visita no podía faltar la gastronomía, y en Vic la “joya”, con denominación de origen, es la longaniza, uno de los presentes con el que Moccia retornará a Italia. La siguiente parada, al borde de las tres y media de la tarde es Ca de Teresona, una tienda y restaurante donde hacen sus propios productos , en donde vuelve a reinar la longaniza, pero también los platos más típicos de la región, como la butifarra (blanca y negra), el pan amb tomaquet...

Moccia se siente casi como en casa. El parecido de algunas partes de Vic con ciudades como Lucca o Siena, en la Toscana, le hacen sentirse cómodo . Pero ¿encajaría María aquí?. Solo conseguimos arrancarle al escritor algunos detalles sobre esta joven que es modelo, “estudia económicas, es tradcional pero también moderna , es alegre, no le gustan los colores oscuros para vestir y se maquilla poco”. Veremos si se ajusta al modelo femenino del País Vasco, de Cataluña o de Andalucía . Hoy viajaremos hasta Vejer de la Frontera. Será la última parada de esta búsqueda literaria.