La editorial Penguin eleva a Morrissey a clásico vivo

En el caso de Morrissey, el diario «The Guardian» habla de «claudicación». En 2011 el músico y polemista expresó sus preferencias editoriales en una entrevista en Radio 4 . «Me gustaría que fuera Penguin, pero sólo si lo publican en Classics», dijo. Ya tenía un borrador de 660 páginas de una de las últimas vidas no contadas del pop-rock británico de los 80 .

El exlíder de The Smiths, dentro de su arrogancia, tenía razón. «No veo porque no podría ser un clásico contemporáneo de Penguin, si miras lo que se imprime estos días , a cómo se venden las autobiografías, la mayoría de las veces es atroz, son acontecimientos editoriales, no literarios», dijo en la radio.

Como Morrissey hace a menudo, en realidad se describía a si mismo. Sin pudor. En 2011, un portavoz de la editorial justificaba así que un tal Morrissey vaya a figurar justo después de Montaigne en la colección más canónica de las Letras británicas. «Podría ser publicado en Penguin Classic porque [Morrissey] es un clásico en ciernes».

Penguin fue adquirido por el gigante Random House en abril. Sus anteriores dueños de Pearson, editores del «Financial Times», quedaron en minoría. La primera obra que apareció en la colección de Penguin Classics, hace 67 años, fue la Odisea de Homero . Le siguieron la Eneida de Virgilio, Maupassant, Henry James y Borges. Todos ellos, clásicos . Todos ellos, muertos.

Con Morrissey se abre una nueva era. El ensayista Michel de Montaigne , que detestaba el ruido como argumento, deberá hacerle un hueco en el vecindario. Y las librerías, ávidas de polémicas editoriales , se frotan las manos. «Es un personaje controvertido, y probablemente la historia más interesante aún no contada de los héroes musicales británicos de los 80, esperamos que Autobiografía sea uno de los best seller de estas Navidades », afirman desde lacadena de librerías Waterstones. Han leído bien. La autobiografía de Morrissey se llama así, Autobiografía. ¿La definitiva? Montaigne diría que no.

Una nueva era

Lo que se avecina no es sino el fruto definitivo de una polémica personalidad que ha provocado arritmias a más de uno en el pasado. Morrissey cree que los chinos son «una subespecie». El Alto Tribunal de Londres le definió como alguien «desviado, truculento y poco de fiar ». Y cuando murió Margaret Thatcher el pasado abril publicó un largo comunicado en el que describía a la exprimera ministra como un «terror sin un átomo de humanidad». «Cada movimiento que hizo estaba cargado de negatividad», dijo, el ex líder de la banda The Smiths .

Desde la separación del grupo en 1987 Morrissey ha seguido encarnando su faceta de icono de estilo del «British cool» . Pero ha agravado todo lo que ha podido la de rockero borde e impertinente con sonadas diatribas contra la Familia Real , músicos rivales como los Arctic Monkeys y sus ex compañeros de banda. En 1998, un tribunal de apelación londinense dio la razón al batería de los Smiths, Mike Joyce, que forzó a Morrissey a pagarle un millón de libras, equivalente a un cuarto de las ganancias de la legendaria banda de los 80.