Diez claves para alumbrar las sombras humanas y literarias de Salinger
Este miércoles se ha publicado en Estados Unidos su biografía de Shane Salerno y David Shields
Actualizado:Este miércoles se ha publicado en Estados Unidos su biografía de Shane Salerno y David Shields
12345678910Chaplin, un enemigo
Charles Chaplin le quitó la novia a Salinger - ABC En 1943, ya en el ejército, Salinger descubría por la Prensa que Oona (hija del dramaturgo y Nobel Eugene O’Neill), a quien escribía cartas de 10 páginas casi a diario, se había casado por sorpresa, poco después de su 18 cumpleaños, con el actor Charles Chaplin, 36 años mayor que ella, a quien conoció en un rodaje. «Jerry pensaba que aquello era realmente corrupto», dijo a los autores el editor John Leggett. En su relato «Soft-Boiled Sergeant», publicado en el «Saturday Evening Post» en abril del 44, uno de los personajes se sale a mitad de una película de Chaplin diciendo que no le hace gracia.
El Día D, en Normandía
El desebarco en Normandía fue una terrible experiencia para Salinger - ABC Su año en la guerra comenzó el mismo día D, 6 de junio de 1944. Fue Whit Burnett, su profesor de escritura en Columbia, a quien Salinger reveló que llevaba con él seis capítulos de «El guardián entre el centeno» en el desembarco de Normandía. Para él, esas páginas no eran sólo un amuleto para ayudarle a sobrevivir, sino una razón para sobrevivir, reveló Burnett.
Escribiendo en el frente
La experiencia bélica fue terrible, pero le convirtió en un artista - abc Ahora sabemos que Salinger sí escribió sobre su experiencia en la guerra, y pocos días después del Día-D. Fue un relato en primera persona, titulado «The Magic Foxhole», nunca publicado hasta ahora. Para Shields y Salerno (los biógrafos), el año del joven Salinger en la contienda fue determinante. «La Segunda Guerra Mundial le destruyó como hombre, pero hizo de él un gran artista».
Siempre nos quedará París
La liberación de París, «el día más feliz de la historia» para Salinger - ABC John Fitzgerald, hijo de Paul Fitzgerald, el único compañero de Salinger en los Cuerpos de Contra Espionaje que regresó vivo, recordaba a su hijo que durante la guerra comentaban «nunca teníamos tiempo para hacer nada porque siempre teníamos que esperar a Salinger, que se sentaba en la cuneta a trabajar en sus relatos o su novela». En un cuaderno espiral hallado en la biblioteca de Princeton, se hallaron notas manuscritas de Salinger describiendo lo que calificaban de «día más bello de la historia», el 25 de agosto de 1944, con la liberación de París. Allí se encontró con Ernest Hemingway, a quien admiraba, en el Hotel Ritz.
Champán con Hemingway
Ernet Heminghway y Salinger se conocieron en la guerra - abc Salinger perdió a casi todo su regimiento y fue reagrupado con el Cuerpo de Telégrafos. Allí conoció a Werner Kleenan, a quien una noche dijo «vamos a buscar a Hemingway». Bebieron champán en tazas de latón y Kleenan escuchó a Salinger contar a Hemingway que «no pensaba que el ejército le admitiría, ya que le faltaba un testículo». Otros testigos confirmaron a Salerno y Shields que, al parecer, no le faltaba, sino que no le había descendido al escroto, algo considerado una deformidad, durante toda su vida.
Totalmente estresado
Nüremberg, donde Salinger ingresó por propio pie en un hospital - ABC Pese a aquel momento de fraternidad con Hemingway, la batalla de Hürtgen y sus más de 5.000 bajas acabó del todo con la moral de Salinger. En 1945 ingresó por su propio pie en un hospital civil de Nuremberg, de donde salió diagnosticado con síndrome de estrés post-traumático y otros desórdenes del veterano, que se agravaron al regresar al año siguiente a Nueva York.
Pasión por Melville
Salinger solo tenía respeto por Herman Melville - ABC En los años posteriores a la guerra, Salinger frecuentaba bares de escritores, donde se dedicaba a despreciar a todos los demás autores. «De Dreiser a Hemingway: todos eran inferiores. El único que valía la pena, el único al que aceptaba, era a Melville. Quien, convenientemente, llevaba mucho muerto», recuerda el escritor A.E. Hotchner.
Salinger, budista
Tom Wolfe admiraba al principiante Salinger - ABC Salinger experimentaba con el budismo zen y el hinduismo Vedanta, que avocaba por el celibato para alcanzar la ilustración. Por el otro, la publicación, en 1948, de «A Perfect Day for Bananafish», su segundo relato en el «New Yorker», supuso su inmediato reconocimiento literario. Escritores como Talese, Weingarten, Cheever o Wolfe han reconocido aquel momento crucial... era cada vez más obsesivo con respecto a la edición de su trabajo... «O como está, o nada en absoluto», solía decir a los editores.
Todo a peor con «El guardián...»
El noble William Faulkner elogiaba a Salinger - ABC La publicación de «El guardián entre el centeno» lo empeoró todo para Salinger. Como escritor recibía elogios de Gore Vidal, William Faulkner o Samuel Beckett. Como persona, se refugió en una finca de bosque de 36 hectáreas en el pequeño pueblo de Cornish, en New Hampshire, la que sería su residencia habitual en adelante. Su reclusión no fue de súbito, sino gradual. Pero publicó en el «New Yorker». Según el editor de poesía de la publicación, «el Salinger es un desastre». Otros dijeron que «se ha encerrado tanto en el bunker de su mente que ha estado escribiendo para una audiencia de uno».
Inéditos en el baúl
Con el paso de los años, Salilnger se fue haciendo menos sociable - ABC En el baúl que dejó Salinger, se encontró un volumen llamado «The Family Glass» con todos los relatos existentes acerca de esta familia más cinco relatos nuevos, un manual de Vedanta con pequeños relatos entretejidos en el texto, una novela de amor ambientada en la Segunda Guerra Mundial e inspirada en su fallido matrimonio con Sylvia Welter tras la contienda, otra novela que describe el diario de un agente de contrainteligencia y finalmente la actualización de un relato de 1942. Todo esto, escrito entre 1940 y 2008, será publicado a intervalos irregulares entre 2015 y 2020.