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Bernardo Atxaga: «El castellano es mi primera segunda lengua»

Bernardo Atxaga: «El castellano es mi primera segunda lengua» efe

elena jorreto

Bernardo Atxaga necesita un café cortado. Se despertó en Álava con nueve grados, y los treinta de Madrid le han dejado traspuesto. Pero hace un esfuerzo para hablar de «Obabakoak» (1988), el libro en euskera de mayor éxito internacional, que cumple 25 años. ... Pensativo, Atxaga describe lentamente el universo de Obaba, una antología de relatos que retrata la «Guipúzcoa olvidada» , donde nació (Asteasu, 1951).

«Algo ha cambiado en la cultura», dice el autor. Como sus vecinos de Obaba, conserva intacta esa capacidad de «contemplación» que ha ido desapareciendo del mundo. La misma que hace que los turistas pasen de largo frente a la Gioconda en el Louvre y solo se vuelvan «para hacerle una foto». El responsable es, según él, el «compás del tiempo» , acelerado por la modernidad.

Los únicos supervivientes de la observación son los niños. Aunque centran gran parte de su obra, Atxaga dice que, más que gustarle, los niños le han «impresionado mucho desde siempre por su extrema vulnerabilidad». Son niños de Obaba, niños pastores, «niños grandes» en los que el escritor ve «eso que llamamos poesía».

Niños obligados a ser mayores en un universo «sin política, sin nadie que diga: «me siento deprimido». Un universo que sobrevive gracias a personas aisladas que jamás han visto la televisión , ese invento que «ha cambiado el mundo».

Restos de mitos

En sus mentes se conservan «restos de mitos» difundidos durante años. Un «sustrato cultural» común al «mundo occidental». Una herencia forjada con la ayuda de la tradición oral. Gracias a ella permanecen «las consejas, las historias de la vieja, el bulo...» , que ahora llamamos «leyendas urbanas», una denominación «poco afortunada, porque probablemente vienen de la época de Jesucristo».

«Las historias cambian, pero el cañamazo, la estructura básica no», asegura el guipuzcoano, cuya próxima novela «será como "Obabakoak", pero treinta años después y en Nevada». El listón está alto: Premio Nacional de Narrativa en 1989 y película de Montxo Armendáriz.

Molesto por la hojarasca de la literatura «afectada», Atxaga escribe «en forma de puzle» . Pieza a pieza, celebra las bodas de plata de «Obabakoak», que el pasado jueves leyeron 400 bilbaínos en el Teatro Arriaga. Allí recordó sus inicios.

Luego vendría la fama, que dio crédito a una lengua ajena a las letras y abrió paso a los jóvenes. «Es la primera vez en la historia que coincidimos cuatro generaciones de escritores al mismo tiempo», dice. «Cada uno tiene su mundo, sus referencias y sus problemas, pero nos une la lengua» .

Bernardo Atxaga: «El castellano es mi primera segunda lengua»

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