Matilde Asensi: «No he sentido nada especial por adelantarme a Dan Brown»

-¿Qué se siente al adelantarse al mismísimo Dan Brown ?

-Pues no se siente nada en especial. Qué quiere que le diga. Yo estoy muy orgullosa de «El último Catón». Estoy muy orgullosa de que haya sido publicado hace trece años y que se siga vendiendo y, encima, en un montón de países del mundo. Que Dan Brown haya sacado algo parecido (que en el fondo no tiene nada que ver) y haya utilizado el tema de Dante…, pues me alegro mucho por él. El tema es bueno y da para mucho.

-Se habla de una posible continuación en la que ya estaría inmersa.

-Qué va. Que mis lectores quieren una segunda parte, claro que sí. Pero yo no lo estoy barajando. De todas formas, mi madre me enseñó que «nunca se puede decir de esta agua no beberé». Así que no puedo asegurar que no la vaya a hacer, pero a lo mejor la hago con 95 años y es mi despedida antes de la muerte. No lo sé. Por ahora, y más que me lo pidan a través de las redes sociales, siempre contesto un no con mayúsculas.

-¿Qué significan las redes sociales para usted?

-Estar en contacto con la gente que me lee. Pulsarles, oírles, saber cómo son, en qué se fijan cuando me leen… Y también descubrir el fenómeno fan. Cuando acabé «La conjura de Cortés», ahora hace un año, alguien de Planeta me ofreció llevar mis perfiles en Facebook y Twitter . Dije que sí y me puse a ello. Y para mi sorpresa empecé a pasármelo en grande con ellos, comenzamos a forjar una relación afectiva… Es un mundo en el que están tus lectores, aquellos a los que le gusta lo que escribes. Es como tener hilo directo con ellos. Me ha enganchado tanto, que a veces me prohíbo entrar en Twitter porque me tengo que poner a trabajar. Mis seguidores se piensan que me alejo (pobres), pero en realidad es que me autocastigo para sacar adelante el libro.

«El presente me indigna, no puede darme ideas para escribir»-¿Por qué siempre la historia y no el presente? El actual da para varias novelas…

-A mí el actual me indigna, estoy permanentemente enfadada. Estoy pensando en dejar de ver los informativos porque me sube la tensión. ¿Cree de verdad que eso tiene la magia suficiente, como para provocarme ideas? A mí esto no me inspira nada. Y que conste que soy absolutamente independiente. No estoy suscrita a ninguna ideología porque todas están mal entendidas. Lo último que me gustaría en esta vida sería escribir sobre cualquiera de los políticos que tiene este país agarrados a sus escaños como si fueran lapas.

-Pero sí habrá algo que le gustaría que la gente sacara de sus libros, y más en estos momentos de crisis.

-Siempre dejo mensajes dentro de mis libros. Tengo una profunda ideología pacifista, creo en la justicia social y en los valores humanistas. Y fuera de ahí no me vas a sacar porque no me interesa nada. Esas tres cosas son las que intento trasmitir. Que la gente tenga pensamiento propio. El que sintamos compasión hacia el que está peor, sin olvidarnos de la justicia y sin meternos en peleas absurdas. Si eso le llega a una sola persona, pues yo ya estoy contenta. Con eso ya he cambiado un poquitín el mundo.

-¿Qué está leyendo ahora?

-Pues no puedo decirlo porque es por trabajo. Tengo tres o cuatro en danza, pero ahora mismo no puedo dar pistas.

-¿Ha leído a María Dueñas?

-Claro, hombre. Además, piensa que ella vive en Cartagena, la tengo aquí al lado. Y nos llevamos fenomenal, tenemos una relación fantástica. A lo largo de los años siempre me hacían competir con Arturo Pérez- Reverte y luego con otros autores, pero en realidad todos nos llevamos bien, no hay malos rollos. En concreto, María es estupenda, lo que ha escrito me gusta, me parece muy buena y, además, es de Cartagena (risas).