Jorge Edwards, la pasión por la palabra

Estudió Derecho en la Universidad de Chile, donde había ingresado en 1950. Dos años después, Edwards editaba su primer libro, un puñado de relatos titulado «El patio» .

En 1954 empezaba su carrera diplomática que en 1962 le llevaría a ser nombrado secretario de la Embajada de Chile en París , al tiempo que ganaba un importante galardón chileno de literatura, el Premio Municipal de Santiago por «Gente de ciudad», otro libro de cuentos, en el que ya se avanza el gusto literario de Edwards por los ambientes urbanos, lejos de la tradicional narrativa chilena, generalmente basada en el mundo rural.

En la capital francesa, Jorge Edwards establecería amistad con varios de los autores hispanoamericanos que iban a protagonizar el boom de la literatura latinoamericana, como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar .

Volvió a su país y en 1967 fue nombrado jefe del departamento de Europa Oriental. En 1971, el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende lo nombró embajador en la Cuba de Fidel Castro. Pero las diferencias con el gobierno revolucionario surgieron muy pronto, y en apenas unos meses fue declarado persona non grata y se vio obligado a dejar la isla. Precisamente, «Persona non grata» , publicado en 1973, sería uno de sus libros más conocidos, donde criticaba feroz y exhaustivamente el estalinismo y la revolución cubana. Aquel libro supuso un quebranto en el general apoyo de los intelectuales y escritores izquierdistas al régimen de Fidel. «Persona non grata» no dejó indiferente a nadie.

Tras regresar de la isla caribeña, Jorge Edwards volvió a París de nuevo como secretario de la embajada chilena, en la que trabajó a las órdenes del poeta y premio Nobel Pablo Neruda. Pero el golpe de Estado de Pinochet le apartó de este cometido y se exilió en Barcelona, dedicándose en exclusiva a la literatura y el periodismo. Regresó a Chile en 1978, donde siguió dedicándose a la creación, hasta que ya restablecida la democracia, el presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle lo nombró embajador ante la Unesco, cargo que desempeñaría entre 1994 y 1996. En 2010 volvió a París como embajador tras ser designado por el nuevo gobierno de Sebastián Piñera. En la actualidad, el recién galardonado con el Premio Mariano de Cavia, sigue ocupando ese puesto.

Entre sus obras más conocidas destacan «El peso de la noche», (1965), «Los convidados de piedra» (1978), «El anfitrión» (1988), «La casa de Dostoievsky» (2008) y «La muerte de Montaigne» (2011).

En 1999 obtuvo el Premio Cervantes.