«La novela es mi amor matrimonial. Con la poesía he tenido una relación de amante fiel»

Aunque es más conocido por su faceta como novelista, Molina Foix es un autor imprescindible dentro del panorama poético español, sobre todo tras incluirse nueve poemas suyos en la antología «Nueve novísimos poetas españoles» (1970), que seleccionó José María Castellet. De hecho, el libro que publica ahora la Fundación Lara recoge tanto estos poemas como los dos poemarios que ha publicado el autor: «Los espías del realista» (1990) y «Vanas penas de amor» (1999), además de algunos poemas inéditos.

En una entrevista que publica hoy ABC, Molina Foix confiesa que de ese joven poeta «quedan los nueve poemas que se incluyeron en esa antología y una generación que ha dejado una huella en los jóvenes poetas de ahora». De hecho, en la última edición de Cosmopoética, celebrada en Córdoba, «estuvimos algunos de los novísimos y los poetas jóvenes hablan de la importancia de esa antología y de ese espíritu que supuso en 1970 una poesía llena de referencias culturales hechas por poetas muy comprometidos con el cambio que se estaba produciendo en el país».

Al analizarse la obra poética de Molina Foix se concluye que una característica común de sus versos es el tema del desamor. A este respecto, el poeta dice que «cuando he amado me he volcado tanto que no he tenido el tiempo ni la inspiración para escribir. Al desaparecer el amor es cuando siento la nostalgia y el acicate de evocarlo. Aunque ha habido grandes poetas en la historia que han cantado al amor como Shakespeare o Pedro Salinas, yo soy más bien un poeta del desamor. Toda pérdida es una forma de recuperar algo».

Molina Foix ha ganado importantes galardones literarios. Como novelista ha cosechado un gran reconocimiento con obras como «Busto» (Premio Barral), «Los padres viudos» (Premio Azorín), «La quincena soviética» (Premio Herralde) o «El abrecartas» (Premio Nacional de Narrativa en 2007). Confiesa que «la novela ha sido mi amor matrimonial. Con la poesía he tenido una relación de amante fiel».

Otra de sus pasiones ha sido el cine, «que me ha acompañado desde antes de ser escritor», confiesa, a la vez que dice que varios miembros del grupo de los novísimos, como Pere Gimferrer, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión o Ana María Moix «nos conocimos a través de la revista “Film ideal”, en donde también escribía el hermano de Ana María, Terenci Moix».

Esta pasión por el cine le ha llevado a dirigir dos películas, «Sagitario» y «El dios de la madera». Sin embargo, aclara que «no me gustan nada las novelas cinematográficas. La literatura me gusta en el libro y el cine en la pantalla. Cuando escribo una novela o un poema no pienso en imágenes de cine, sino en imágenes verbales».