Andreu Martín: «La policía y los jueces funcionan bien hasta donde les dejan»
El escritor barcelonés se adentra en el hermético universo de las tríadas chinas en la afilada y vibrante «Sociedad negra»
david morán
Una cabeza decapitada y abandonada encima de un coche en la calle Joan Güell de Barcelona, el resto del cuerpo atado con una cuerda a un SEAT Toledo y oculto debajo de un camión de reparto y una red criminal que no es tal cosa ... porque, a todos los efectos, no existe. A Andreu Martín (Barcelona, 1949), hiperactiva y prolífica mente criminal al servicio de la ficción literaria, el cuerpo le pedía algo más sencillo y relajado después de la monumental «Cabaret Pompeya», pero su plan inicial se fue al traste en cuanto se le metió en la cabeza una idea descabellada: escribir sobre las tríadas chinas.
Descabellada e irreal ya que, pese a la rumorología y las noticias que de vez en cuando sacuden la prensa, las mafias chinas no existen en Barcelona. O eso es lo que repetían como un mantra todos aquellos policías con los que Martín habló antes de empezar a dar forma a su vibrante y afiladísima «Sociedad negra» (RBA; La Magrana en catalán), novela recientemente premiada con el Crims de Tinta. «No hay ninguna sentencia judicial que sostenga que existe mafia china en Barcelona», señala Martín, para quien dicha idea resulta cuanto menos chocante si tenemos en cuenta que al puerto de Barcelona llegan cada día 5.000 contenedores procedentes de China.
Víctimas y verdugos
«Las únicas víctimas de la mafia china son los chinos, así que no se habla de ella porque no estorba», relativiza el autor barcelonés, quien pese a sostener su novela en el derecho a la ficción del que debería hacer gala todo escritor —«el novelista tiene todo el derecho del mundo a preguntarse “qué pasaría sí… ”», ironiza—, constata que quizá su hipótesis no sean tan descabellada. «¿Por qué debemos suponer que en Barcelona no existen las tríadas si existe mafia rusa, italiana o albanokosovar? ¿Por qué no tendrían que estar?», se pregunta.
«Si no se habla de la mafia china es porque no estorba», sostiene
La respuesta, como era de esperar, la encontramos en «Sociedad negra». «Cuando Barcelona está a punto de convertirse en el puerto más importante del Mediterráneo para todos los barcos procedentes de Extremo Oriente, ¿ahora nos tenemos que creer que las tríadas chinas se mantienen al margen de nuestra ciudad», escribe Martín en una novela tan incómoda como adictiva.
Blanquea que algo queda
El caso es que, con mafia o sin ella y adelantándose al caso Emperador con una argumento que, asegura, estaba cerrado «y premiado» antes de que se hiciese pública la millonaria trama de blanqueo de dinero, Martín trenza un relato seco y directo que arranca con el macabro hallazgo de la cabeza para adentrarse poco a poco en el funcionamiento de las redes criminales.
Le acompañan el inspector de la Policía Nacional Diego Cañas y el «chino catalán» y alma de la novela Liang Huan, brújulas de un libro que Martín confiesa haber escrito presa de la indignación y la mala uva. «Si los políticos, que deberían dar ejemplo, no actúan de forma correcta, entonces hemos de dudar de las propias leyes. La policía y los jueces funcionan bien hasta donde les dejan», explica un autor que sostiene que «en la novela negra, el crimen es lo de menos». «Lo importante es la relación que se establece entre los personajes y alrededor del crimen», apunta.
Quizá por eso al escritor barcelonés no le sorprendió tanto que estallase el caso Emperador como «lo poco que salpicó a Barcelona». Eso sí: la realidad, una vez más, acabó superando a la ficción y los cerca de diez millones de euros intervenidos dejan pequeña la central de dinero negro ideada por Martín en el libro. «La cantidad de ‘pelas’ que encontraron deja en ridículo a mi novela», bromea.
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